Una vez en la vida

Una vez en la vida


Joan Belda

Jueves, 22 de junio 2023, 00:48

Uno de mis lugares fetiche, al que tengo que volver cada cierto tiempo, que me transmite paz, serenidad y energía positiva. Es el Priorat, en el interior de Tarragona, cerca de Reus, fue elegido por los monjes del Císter para estar «cerca de Dios» en la Cartoixa d’Escaladei. Hoy en día corresponde a una de las más prestigiosas denominaciones de origen, la única calificada junto a Rioja. La denominación solo comprende los suelos formados por licorella, una pizarra descompuesta con óxido de hierro que se escarpa en pendientes de 40 y 45 grados y hace muy complicado el cultivo de las viñas, convirtiéndolo en artesanal. En Priorat arrancaron a embotellar un pequeño equipo de grandes promesas capitaneado por Álvaro Palacios, Daphne Glorian, René Barbier, Sara Pérez y su padre José Luis, Carles Pastrana… y todos vivificaban juntos, aunque cada uno ponía su etiqueta. Los vinos eran una mezcla de cabernet sauvignon, syrah y las variedades locales garnatxa y samsó. Mucha extracción, madera, alta concentración y madurez.

A partir de 2016 se empieza a hablar de frescura, de ligereza y texturas sin perder la identidad, y la cosa sigue. Clos Cypres procede de un viñedo plantado en 1.934, orientado al sur, que en realidad es la ‘cara sur’ de l’Ermita (garnatxa orientada al norte). Este vino lleva samsó –cariñena–, una variedad algo más austera, tímida podríamos decir y callada al principio, con una delicadeza y elegancia que atrapa a medida que se va descubriendo, hasta quedar prendado de ella.

Nos encontramos en Bellmnunt de Priorat y esta viña es algo fuera de serie. Como todos los Priorat, este también pasó por etapas. De las primeras barricas nuevas, las mejores en teoría, se pasó a barricas usadas para intentar destacar el gran trabajo en viña y la gran calidad de la uva, paso a cultivo biodinámico, extracciones cada vez más ligeras, llegando a ser infusiones, paso por ánforas, barricas usadas y ya solo habla el viñedo, casi centenario y en plena forma, cada vez más fino, elegante y delicado, combinando potencia, estructura y el carácter de ese suelo único y mágico.

En nariz denota flores de tomillo y romero, con toques de lavanda y anisados y un recuerdo a la resina de pino. Debido al estrés hídrico, aparecen notas ahumadas y fondo mineral y un desfile de frutas negras frescas, seguido de especias picantes y dulces. En boca es seductor, franco, austero, con un tanino elegante, intenso y maduro, domado, sensación de frescura y una potencia descontrolada que nunca termina, y que invita a seguir bebiendo de forma inconsciente. Buen acompañante de un pichón a la brasa, un solomillo Wellington, un arroz de pato o un guiso de conejo, aunque tampoco iría nada mal con una ventresca de atún a la brasa o una parpatana glaseada. Un placer disfrutar de este vino a un precio muy comedido, al alcance de todos en una ocasión un poco especial. La colección no supera las 1.200 botellas casi nunca, ya que la parcela es la que es y no se puede ampliar. Una gran opción que hay que probar al menos una vez en la vida.


Alcaraván 2022 5 hormigas

Un vino procedente de los Llanos del Cagitán, donde se encuentra el Pino de las Águilas (el pino carrasco más grande del mundo) que da nombre a esta parcela, situada en el término municipal de Mula. Un monastrell en estado puro. Una de las etiquetas de este joven grupo que se posiciona como claro candidato de vino disfrutón, afrutado, fresco y juvenil sin perder la identidad. La añada 2022 es un gran salto cualitativo. El equipo ya ha entendido la finca y el estilo que quieren imprimir, y nos encontramos un vino perfecto para estos días cálidos que se avecinan, a un precio mas que competitivo. Para abrir sin miedo y disfrutar en las juntadas de verano, acompañando un arroz, una parrillada de carne o un pescado a la brasa.

Bodega: Alcaraván 2022. Variedad: Monastrell. Zona: Mula. Precio: 16 euros.

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