Gran tarde de Rafaelillo ante los ‘victorinos’ en Alicante

Comenzó su temporada Rafaelillo en Alicante con una corrida de Victorino Martín. En primer lugar le cupo en suerte un cárdeno que tuvo mucha calidad por el pitón derecho y al que el murciano toreó a placer. Lo lidió con torería de capa, para salir a los medios, donde remató con una garbosa chicuelina. Recibió dos puyazos el cornúpeta y Rafael brindó al público y ligó tres series con la derecha de muletazos mandones y largos. Especialmente buena la tercera, serie de cinco que recibió con clamor la grada, y que culminó el diestro murciano con un soberbio pase de la firma. Tras tomar la zurda, en una serie de naturales que mantuvo el tono, volvió a la diestra para culminar su obra de un gran espadazo hasta las cintas, que tiró sin puntilla al ‘victorino’. Se pidieron con fuerza las dos orejas, que concedió con celeridad el presidente, que en un ataque de euforia también concedió la vuelta al ruedo al toro, de nombre ‘Venganza’, que el público protestó por excesiva.

Si bien estuvo Rafaelillo con su primero, no dudó en ir a la guerra con el complicado cuarto, un ‘victorino’ ligero de carnes pero serio por delante, por astifino. Lo recibió el murciano con una larga cambiada y verónicas. No ayudó al astado el tercio de varas, que fue un desastre. No brindó el matador, que aguantó las miradas y los parones del exigente toro del hierro de Albaserreda. Con oficio y valor acabó Rafaelillo por dominar al astado. Consiguió sacarle lo que tenía por el pitón derecho y se puso por el izquierdo. Faena solvente, de madurez, premiada con una oreja tras una estacada entera.

Manuel Escribano sustituyó a Morante de la Puebla. Brindó su primer toro al equipo médico que le salvó la vida en 2017. Se lució en los dos primeros tercios ante un noble toro de Victorino que toreó con temple. Cortó una oreja del quinto, el de más trapío, ante el cual puso mucha actitud.

Debutaba Pablo Aguado ante los toros de Victorino. Tuvo un primero de calidad al que toreó con suavidad. Mal con la espada, quedó sin premio. El quinto fue toro exigente, al que le dieron duro en el caballo y Pablo, al que le costó adaptarse, terminó por hacer un esfuerzo. Pinchó de nuevo y se fue sin premio.

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