Así cayó la banda de Gilligan, el capo irlandés que compraba marihuana en Los Alcázares

Así cayó la banda de Gilligan, el capo irlandés que compraba marihuana en Los Alcázares

Al conocido capo irlandés, John Gilligan, se le vino el mundo encima cuando en octubre de 2020 tres policías nacionales, grandes como armarios empotrados, le arrinconaron en la cocina de su casa de Torrevieja y le ordenaron que se tirara al suelo mientras le apuntaban con sus armas. Gilligan, que en ese momento tenía 68 años, podía pasar como un extranjero más residente en la zona de Orihuela Costa, dispuesto a terminar sus días entre tapas, paellas y sangrías, con chanclas y calcetines, y con el rostro rojo como un cangrejo por el sol mal tomado, como buen guiri británico.

Pero a pesar de tener esa apariencia de entrañable jubilado, John Gilligan es uno de los capos irlandeses que durante la década de los ochenta, los noventa y principios de los dos mil controló el narcotráfico en su país. Uno de sus principales tropiezos ocurrió en el 2001, cuando fue detenido por la Policía por liderar una organización que importaba grandes cantidades de hachís a Irlanda. Fue condenado a 28 años de prisión —de los que cumplió 17 tras recurrir la sentencia—. Años más tarde, recibió cuatro disparos cuando se encontraba en casa de su hermano, pero los tiros no acabaron con el bueno de Gilligan.

Pero el caso que le sigue persiguiendo es la sospecha que sobrevuela sobre su persona desde hace 27 años por ser el instigador de la muerte a tiros de la periodista Veronica Guerin en junio de 1996. Los investigadores irlandeses lo vinculan a su asesinato a las afueras de Dublín, donde fue tiroteada por dos individuos que la seguían a bordo de una motocicleta. Se da la circunstancia de que en uno de los registros realizados en su casa de Torrevieja, cuando fue detenido en 2020, fue localizado, enterrado en su jardín, un revólver Colt Python, el modelo que coincide con el utilizado para acabar con la vida de la periodista. Ese hallazgo abrió una rendija a la esperanza de determinar quién encargó el asesinato. Pero, tras los análisis forenses llevados a cabo por la Policía Nacional, se determinó que los resultados para determinar si fue el arma empleada para acribillar a Guerin no fueron concluyentes, señalan fuentes policiales consultadas por LA VERDAD.


Pistola hallada en el jardín del capo irlandés.


La caída de la banda de Gillligan ha vuelto a la actualidad tras la decisión del hijo del capo, Darren Gilligan, de aceptar el pasado miércoles ante un tribunal de Irlanda su extradición a España. El vástago del supuesto narco fue detenido junto a su padre en Torrevieja hace tres años. Fue puesto en libertad con la retirada del pasaporte y la prohibición de salir del territorio nacional, pero esa orden quedó cancelada al pasar un año y Darren voló a su país. El juzgado de lo Penal 2 de Orihuela que lleva el caso trató de localizarlo para la celebración del juicio junto al resto de acusados en octubre del año pasado, en lo que se preveía una conformidad, con la asunción de una pena de cinco años de prisión, pero tuvo que suspenderse la vista al encontrarse ilocalizable. Ante esta situación, el juzgado formalizó en octubre del año pasado una orden de búsqueda y captura internacional del ciudadano irlandés.

Gilligan fue interceptado por agentes de la Policía de la República de Irlanda el pasado mes de abril y fue detenido al constar la alerta europea activa a través del sistema de información Schengen.

‘Operación Godfather’

El origen de la operación ‘Godfather’ –Padrino, en referencia al capo irlandés– en la que se detuvo a John Gilligan, a su hijo y a otras cinco personas, que formaban «un grupo violento de traficantes de drogas y armas», tal y como los calificó la Policía Nacional, está en Los Alcázares. Allí, investigadores del Grupo de Estupefacientes de la Udyco seguían y vigilaban a un clan asentado en este municipio marmenorense dedicado a la venta de marihuana que cultivaban en casas, garajes, almacenes e invernaderos del Campo de Cartagena y la Comarca del Río Mula.

En una de las vigilancias policiales detectaron varias reuniones con ciudadanos irlandeses, residentes en la localidad alicantina de Torrevieja. Esta fue una de las ramificaciones de una posterior investigación internacional en la que cayó John Gilligan y su hijo Darren, su mano derecha.

«Nos llegó información de una organización asentada en la zona de la Vega Baja, Orihuela Costa y Torrevieja, que se dedicaba a la adquisición de drogas, principalmente marihuana, a los cultivadores de aquí de la Región, para luego enviarla a Reino Unido a través de correos postales, escondida entre cajas de juguetes», afirma uno de los inspectores que estuvo al cargo de las pesquisas.

La investigación de la banda de Gilligan había suscitado el interés de la Policía irlandesa y la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, que prestaron toda su colaboración para desmantelar el grupo. Tras interceptar cuatro envíos postales cargados con cuatro kilos de marihuana y 15.000 somníferos, el gran capo fue arrestado en octubre de 2020 en su dúplex de Torrevieja, y cambió el sol de la playa por la sombra de una celda.

El asesinato de la periodista Veronica Guerin sigue sin resolver

El asesinato a tiros de la periodista irlandesa Veronica Guerin, en 1996, mantiene, 27 años después, el halo de misterio acerca de quién fue el autor, o más bien, quién fue la persona que encargó esa muerte. La periodista del diario ‘The Sunday Independent’ perseguía averiguar la verdad acerca de los señores de la droga que actuaban en la capital de la República de Irlanda, Dublín. Su campaña personal la puso bajo la mirilla de los principales capos del narcotráfico del país. Según informaron medios irlandeses, el 25 de junio de 1996, miembros de la banda de Gilligan se reunieron secretamente en sus instalaciones de un polígono industrial y uno de ellos, M. B., entregó un revólver Colt Python a uno de los integrantes del cartel con el que fue tiroteada Guerin. Este era el mismo modelo de pistola que el que se halló enterrado en la casa de Torrevieja de Gilligan en 2020. «El homicidio de Veronica Guerin significó un vuelco en la guerra contra las drogas, pues galvanizó a Irlanda en la lucha. Miles de personas salieron a las calles en marchas semanales a protestar contra las drogas que forzaron a los traficantes a salir de Dublín. Antes de que transcurriera una semana de su muerte, el Parlamento, en una sesión de emergencia, modificó la Constitución de la República de Irlanda para permitir que la Suprema Corte pudiera congelar los bienes de los sospechosos de traficar con drogas». Con este texto concluye una película que contó la lucha de Guerin y su trágico final titulada ‘Verónica Guerin. En busca de la verdad’, estrenada en 2003.

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