Retrato del ‘rider’: hombre, de 30 años y sobrecualificado

Retrato del ‘rider’: hombre, de 30 años y sobrecualificado

Basta detenerse unos minutos en cualquiera de las calles de uno de los grandes núcleos urbanos de la Región para asistir al paso de alguna de las grandes mochilas cúbicas que transportan los trabajadores de las plataformas digitales de reparto a domicilio, los llamados ‘riders’. Un fenómeno social y laboral a la vista de todos que ha transformado la imagen de las ciudades y creado un mercado de trabajo que trae de cabeza a los reguladores, desconcierta a los sindicatos y que cuenta en la Región de Murcia con entre 900 y 1.200 profesionales. De ellos, casi 8 de cada 10 son hombres, y un tercio cuenta con estudios superiores. Así se desprende del informe ‘Dimensión y análisis del fenómeno rider en la Región de Murcia’, realizado por un equipo de investigadores de las universidades de Murcia, Alicante y Santiago de Compostela para el Consejo Económico y Social de la Región de Murcia, el primero que ha abordado esta realidad en la Comunidad a través de la realización de 143 encuestas a trabajadores y 15 entrevistas en profundidad.

La media de edad de los repartidores es de 30 años, siendo el intervalo de edad más habitual el comprendido entre los 21 y los 38, y la mayoría cuenta con una alta preparación académica. El 36,3% ha finalizado una carrera universitaria, mientras que otro 28% tiene estudios secundarios postobligatorios. «Uno puede pensar que es un trabajo precario, y que un trabajo precario es el de alguien que no tiene capacidades para estar en otro, pero nos hemos encontrado muchos casos de gente que estudia un máster o que tiene otro trabajo y lo utiliza para ganar un extra», explica el director del estudio y profesor del Departamento de Humanidades Contemporáneas de la Universidad de Alicante, Gabriel López Martínez. Aunque para el 87% de los ‘riders’, los repartos constituyen sus ingresos mensuales principales.

En relación a la distribución geográfica, la inmensa mayoría se sitúa en entornos urbanos. De hecho, solo en Murcia y Cartagena operan más del 90%; y los medios de transporte más utilizados son la moto y la bicicleta, mientras que aparecen como opciones minoritarias el uso de furgonetas o ir caminando. En algunos casos las respuestas incluyen varios medios que se combinan según las necesidades, pero hay una que no elige nadie en la Región: el transporte público.

Autónomos pese a la ley

Otra de las conclusiones destacables del estudio es la prevalencia de los autónomos (66,4%) frente a los asalariados, más de dos años después de la aprobación de la ‘ley rider’, que pretendía poner coto al uso de falsos autónomos en el sector.

De los tres grandes operadores en la Región de Murcia: Glovo, UberEats y JustEat, solo el último evita la contratación masiva de autónomos. Además, entre los asalariados, el 87,5% se encuentra subcontratado. «Glovo y UberEats siguen contratando a la gente como autónoma –explica López Martínez–. Y lo hacen porque si no, no les salen las cuentas. No les preocupa asumir las sanciones que le puedan venir de la Inspección de Trabajo, que además van recurriendo y dilatando en el tiempo».

La situación preocupa a los sindicatos, que se muestran sorprendidos por la actitud de un colectivo que incluso protagonizó manifestaciones contra la ley estatal que pretendía protegerles de abusos laborales. Desde CC OO, el secretario general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía, Salvador Soto, explica cómo han visto frustrados todos los intentos de organizar a los trabajadores para defender sus intereses. «No han querido acudir a nosotros. Lo hemos intentado, pero creemos que lo que más influye ahí es el miedo que tienen a no poder trabajar, a que estas empresas se vayan y dejen de contratarles».

El director del estudio remarca que los que optan por ser autónomos «tienden a enfatizar que son su propio jefe o que tienen libertad». «Curiosamente son respuestas que coinciden quienes señalan no tener otra alternativa laboral», apunta. «Si analizamos su situación, son precarios, pero no se perciben como precarios».

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