Las otras víctimas del asesino

Las otras víctimas del asesino

Transcripción


Episodio 4

Las otras víctimas del asesino

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EPISODIO 4: La quinta víctima

SONIDO SIRENAS POLICÍA

NARRADORA GENERAL: Un crimen es como un terremoto. Hay un epicentro y una onda expansiva. El epicentro es lo que conocemos: las portadas, los informativos, los juicios… Pero el círculo del daño es mucho mayor. Y casi siempre queda en la sombra.

JAIME GARCÍA: A nosotros nos cambió profundamente la vida. De un chico deportista, pasé a drogas, alcohol y a perderlo todo.

NG: Amelia Sandra García, Meli como la llamaban cariñosamente, fue la quinta mujer asesinada por Joaquín Ferrándiz. Jaime García es su hermano. Su historia es la de la otra herida criminal, esa que no se ve ni se cura con el paso de los años.

JG: Hay que ver que mi hermana era una chica muy solitaria, entonces al no tener amigos ni nada, salía menos. Ya cuando se hizo mayor de edad, salía algunas veces con mi madre.

NG: A sus 25 años, Meli, algo reservada, trabaja y sale de fiesta en sus ratos libres. Nada muy distinto a otras jóvenes de su edad. Jaime la describe como si la tuviera delante.

JG: Físicamente, incluso era más alta que yo. Muy fuerte de carácter. Pelo rubio, tenía ojos marrones. Una chica guapetona. Muy atractiva. Vestía muy exuberante. Sí, alguna vez ha llevado algún chasco de algunas mujeres, que decían que era demasiado exuberante. En aquella época había más clichés.

NG: Pero Meli vivía como quería. De hecho, gozaba de cierta independencia gracias a su trabajo en la fábrica de medias de Marie Claire.

JG: Pues mi hermana era muy, muy protectora, sobre todo mío. Le gustaba ir de fiesta, bailar, pero también era muy trabajadora. Era un diez en trabajar en grupo. Envidias dentro del trabajo por ser tan buena trabajadora.

NG: La recuerda, por ejemplo, escuchando su música favorita y escribiendo en su diario…

JG: Recuerdo que le encantaba Héroes del Silencio. Tenía un cuadernillo que anotaba como un diario y anotaba cosas, pero no lo leí nunca. La policía se lo llevó y no lo devolvió tampoco.

NG: Como todos en aquella época, Meli y su familia conocen el misterio de las mujeres asesinadas en la provincia de Castellón. Cuatro cadáveres en poco más de un año son demasiados como para mirar a otro lado. Pero la vida sigue y no es cuestión de vivirla enjaulada. O al menos eso piensa la joven. Aquel viernes, su hermano tiene 17 años cuando ella se prepara para salir por Las Naves de Castellón, la zona de ocio de la ciudad. Es 13 de septiembre de 1996. Jaime tiene bien grabado un último recuerdo de ella.

JG: Mi hermana iba vestida con una minifalda y un top negro. Me llevó un bocadillo a la habitación, una camiseta nueva. Y estábamos en el salón y mi madre le ofreció 2000 pesetas, pero ella no quiso coger las 2000 pesetas para taxi. Y luego pasó lo que pasó.

NG: Meli rechaza el dinero de su madre y tendrá que volver por su cuenta. Jaime siempre le da vueltas a ese detalle.

JG: Que a lo mejor si hubiera venido en taxi o hubiera ido yo… Igual no le hubiera pasado nada. Pero eso nunca se sabe.

CABECERA

SONIDO COCHE. SONIDO MÚSICA DE DISCOTECA

Septiembre de 1996. Ha pasado un año desde su cuarto crimen y Joaquín Ferrandiz se crece, se siente impune y seguro. Quiere volver a matar. Pone rumbo a Las Naves, en Castellón. Son las 7 de la madrugada del sábado. En un local, conversa con una chica, Amelia Sandra.

JG: Le conocía. Le conocía del ambiente de la fiesta de todo Castellón. Si no, mi hermana no se sube a un coche con un desconocido.

NG: Ferrándiz y la chica deciden irse juntos en coche a un lugar apartado… Meli ya ha caído en la trampa.

JG: No sé si la llevaría a lo mejor de fiesta o algo, y a lo mejor luego… Yo creo que tuvo relaciones sexuales con él y después la mató.

NG: El psicópata elige un paraje poco transitado. Mantienen relaciones sexuales. La joven vuelve a vestirse y Joaquín la golpea con una piedra envuelta en una toalla. Ata las manos de la chica con su sujetador y la estrangula. Después, lanza sus botas a una balsa próxima y reparte su ropa entre matorrales. Arrastra a la joven a otra balsa y esconde el cadáver entre las cañas. Ya van cinco víctimas.

SONIDO COCHE ARRANCANDO Y MARCHÁNDOSE

NG: Pero todo eso se sabría mucho después. De momento, otra joven no vuelve a casa. Para la familia García comienza el mismo infierno que ya han vivido los parientes de cuatro jóvenes. Ausencia. La desgarradora ausencia.

JG: Cuando no viene a casa, mi madre se preocupó mucho. ‘¿Mi hija dónde está? ¿Mi hija dónde está?’.

NG: Como sucedió con Sonia, los padres buscan esperanza en los medios de comunicación.

JG: Mi padre fue corriendo al diario Mediterráneo de Castellón, a poner fotos y nada.

NG: Primero piensan que Meli puede estar secuestrada. La familia acude a los platós (‘Quién sabe dónde’, Canal Nou…) pero no consiguen pistas creíbles. El tiempo pasa: octubre, noviembre, diciembre… Sin resultado. Otra Navidad de angustia en un hogar de Castellón. Al igual que con las tres víctimas prostitutas, Jaime lamenta que, socialmente, su hermana fuera tratada como una víctima de ‘segunda’:

JG: Colocamos carteles, mi padre repartió por ahí por los bares y disco, pubs y todo eso. Pero no se hicieron manifestaciones como con Sonia Rubio. ¿Por qué? Porque nosotros éramos de una familia humilde, mi hermana no tenía amigas y Sonia Rubio tenía más amistades y era de un ámbito social más alto.

INFORMATIVOS: «El caso del asesinato de tres prostitutas en Villarreal hace ahora un año parece a punto de resolverse. Ha sido detenido el presunto autor de las muertes de las tres chicas» (traducido del valenciano).

En enero del 97, mientras su hermana sigue desaparecida, Jaime escucha en los informativos que la Policía Nacional ya tiene un sospechoso en el crimen de las tres chicas de Villarreal. Se llama Claudio Alba.

JG: Hay mucha presión en Castellón por coger a alguien y cogieron a un desgraciado que pasaba por ahí. Era un camionero que bebía mucho y que se relacionaba con las prostitutas bastante. Y por eso a lo mejor fue el cabeza de turco que le cogieron.

NG: Pero de su Meli, continúan sin pistas, sin arrestos, sin cuerpo… La familia García sigue volcada con la desaparición. Cada cierto tiempo, revisan sus movimientos bancarios, con la esperanza de que esté viva en algún lugar, pero nada…

JG: Mi madre estuvo en tratamiento psiquiátrico. Tenía que tener relajantes todos los días. Llorando todos los días, «que yo me quiero ir». Se cortó las venas y si no llegamos a verla, se muere ahí en la casa.

NG: No aguanta más y la misma corriente arrastra a Jaime. El terremoto criminal comienza a hacer estragos.

JG: Me encerré en la habitación porque no tenía ganas de vivir, me quería morir. Yo quería mucho a mi hermana y me afectó muchísimo.

NG: Diariamente se presentan en su casa guardias civiles, pero siempre con la misma cantinela. Sin novedades. Encerrado en su habitación, incluso Jaime se convierte en un posible sospechoso:

JG: Yo creo creían hasta que había sido yo. Yo noté eso en la Guardia Civil. Yo creo que investigaron a todo el entorno, investigaron a mi padre, a mi madre, a todo el entorno.

NG: Y así durante seis meses… Hasta el 19 de febrero de 1997. El día en que se cierra la puerta de la esperanza y se abre la del dolor.

JG; ¿Cómo me entero que se ha encontrando el cuerpo de Amelia Sandra? Por los periodistas, no por la policía. Primero por los periodistas.

INFORMATIVOS. «Amelia Sandra García fue encontrada dentro de esta balsa del Pla de les Oliveres, en el término de Onda el pasado 19 de febrero. Su cuerpo presentaba numerosas contusiones en las regiones abdominal, frontal y costal…» (traducido del valenciano)

JG: Y apareció seis meses después, gracias a un pastor que pasó por allí y el perro lo olió y estaba ahí, putrefacta desde hace seis meses.

NG: Castellón ya suma cinco mujeres jóvenes muertas casi del mismo modo en sólo año y medio. Y había otros dos crímenes parecidos sin resolver en 1995. Pero el padre sólo piensa en su hija.

INFORMATIVOS. «Yo ya me estoy haciendo la idea de que está muerta, de que es ella, de que es ella… No me hago otra idea. Porque no te dejan ver nada, no puedes decir estas botas no son de mi hija, este vestido no es de mi hija».

NG: El padre suplica que le dejen ver el cadáver. Al final, un sargento de la Guardia Civil se presenta en la casa.

JG: Cuando nos enseñó la foto, nos pusimos a llorar y vinieron todos mios tíos, y nos pusimos tristísimo. La verdad que fue una pesadilla.

NG: Y llega así la hora de identificarla

NG: Mi padre fue al juzgado de Nules a que le enseñaran unas zapatillas y una cazadora suya. Entonces se supo que era mi hermana.

Mientras, las informaciones que circulan crean en Jaime un remolino de confusión y angustia que aún hoy perdura.

INFORMATIVOS. «Sandra García, que apareció en la balsa con la manos atadas a la espalda no murió ahogada».

INFORMATIVOS. «Todo apunta que el asesino o asesinos eran conocidos de la víctima».

INFORMATIVOS. «Se presume que hubo una agresión sexual».

INFORMATIVOS. «La policía busca al asesino de Sandra García en esta zona de ocio de Castellón».

JG: Que le machacó la huella dactilares, que murió estrangulada, que tuvieron relaciones sexuales antes de matarla… Es una imagen que tengo yo, en mis pensamientos, en las pesadillas que tengo, en todo, en cada momento de mi vida me acuerdo de eso.

SONIDO CAMPANAS DE IGLESIA

JG: Al entierro fueron unos amigos míos, los de la finca, la guardia civil estaba ahí. Me habría gustado que se hubiera escuchado la canción de Héroes del Silencio.

NG: La historia se repite. La Guardia Civil también está presente en este entierro, pendiente ante la posible presencia del asesino. Pero será en vano… El caso de Amelia Sandra marca un desesperante punto de inflexión. Quinta mujer asesinada y abandonada en un paraje. Claudio Alba, el sospechoso de los crímenes de Vila-real, está en prisión provisional cuando aparece el cuerpo de Amelia Sandra y él acabaría libre poco después. Algo falla y los asesinatos no se frenan.

Ahora la familia García libra otra dura batalla: sobreponerse, volver a caminar, cicatrizar el dolor por el crimen de Meli.. Pero la fatalidad les envuelve, por segunda vez, sólo cinco años después.

JG: Mi madre apareció muerta en la cocina, se atragantó con un hueso y mi padre murió de una cirrosis hepática seis meses después. O sea que me quedé solo.

SONIDO CAMPANADAS FIN DE AÑO

NG: El arranque del milenio es, para Jaime, la época en la que todo se desmorona. Su vida se descontrola e intenta matar penas de la peor manera.

JG: Porque de la noche a la mañana quedarte sin padres y madres sin hermano… Te dicen «no te metas en casa, sal», pero qué sales, sales de tomar una cerveza y ya viene otra. Y todo para olvidar. Y luego al día siguiente, te acuerdas más.

El dinero de la herencia familiar sigue menguando hasta desaparecer… Con él se van también las amistades interesadas, hasta que llega el día en que trata de acabar con todo, de ahogar de un plumazo el dolor.

JG: Intento de suicidio he tenido. Pero bueno, yo me quedé solo y la depresión que tuve fue que me metí en psiquiatría seis meses. Gracias a los psiquiatras estoy con vida, porque la pena que tengo es…

Jaime es consciente de que su dolor es compartido

JG: No he hablado con padres ni parentescos de otra familia, pero yo creo que han sufrido también lo mismo que he sufrido yo.

Jaime dio el salto a la mayoría de edad marcado por la desgracia. Ahora tiene 43 años y vive en un piso tutelado. No se ha casado ni ha formado una familia.

Ya he dejado de beber hace cinco años. Llevo 15 años sin tomar drogas y gracias al equipo que nos ha ayudado en psiquiatras y psicólogos.

NG: Ha superado sus adicciones pero todavía necesita medicarse. Sus compañeros de piso son un apoyo. También va a la escuela para adultos. Y, pese a lo vivido, le gustan los reportajes y documentales de sucesos:

JG: Aunque luego es doloroso para mi porque hay mucho suceso de mujeres muertas, pero no sé, me gusta verlo.

NG: El trabajo policial, la investigación, la resolución…

JG: Yo veo casos que se suceden rápidamente, aquí se tardaron tres años en cogerlo. Si lo hubieran cogido cuando Sonia Rubio aparece, a lo mejor mi hermana no estaba muerta.

NG: Y así hasta hoy. 2023, el año en que Joaquín Ferrándiz agota su tiempo en prisión.

JG: Cuando me enteré que salía de libertad provisional y que va a salir dentro de poco de la cárcel, me he sentí agobiado y me entró otra vez un ganas de suicidarme, de… Las tardes para mí son insoportables porque las paso solo y no hago nada más que pensar cómo hubiera sido mi vida. La salida de Ferrándiz claro que me afecta.

NG: Pero prefiere hablar de su añorada hermana mayor: de Meli. Quiere que la gente la recuerde con cariño y que un caso tan cruel no caiga en el olvido.

JG: Me dicen los psiquiatras que si va a ser para bien, que las haga, que vengan los recuerdos, pero yo quiero hacer un homenaje a mi hermana, porque hay mucha gente joven que no conocen este caso.

NG: Jaime sigue visitando los cementerios donde están enterradas su hermana y su madre, juntas, y donde descansa su padre.

JG: Yo voy tanto a comentario de mi padre como de cementerio de mi madre y mi hermano y me siento ahí, me siento y le pido ayuda, le rezo y que ojalá el día que me muera poder verlos otra vez.

NG: 26 años después de aquellos hechos, Jaime hace balance. Ahora que ya sabemos que Joaquín Ferrándiz es un psicópata. Cree que algo pudo fallar en aquella investigación…

JG: Había descoordinación policial, bastante descoordinación policial entre la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Sobre el caso planea un histórico debate: si tiene sentido que Policía Nacional y Guardia Civil sean cuerpos independientes, el primero en grandes municipios (como Castellón o Villarreal) y el segundo en zonas rurales y pueblos más pequeños como Onda, donde apareció Amelia Sandra.

JG: A lo mejor si no hubiera habido tanta descoordinación policial, a lo mejor habrían encontrado antes a Ferrándiz.

NG: Lo que parece claro es que esos límites no ayudan ante un asesino que no entiende de demarcaciones. Y el hallazgo de Meli tensiona la investigación mientras se vuelve a disparar la alarma social. Según el fiscal Salom, encargado del caso de Sonia Rubio, no se aprecia en este momento relación entre el crimen de Amelia Sandra y el del resto de víctimas. Se piensa mucho más en las diferencias sociales de las víctimas que en las coincidencias. Y todo por una sencilla razón: en aquella época no había asesinos en serie en España.

Pero como con todo, siempre hay una primera vez. Es el momento de pensar de una manera diferente, de abrir miras, de pedir ayuda. Al fiscal Salom le vienen tres siglas a la cabeza: UCO, la recién creada Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, pensada para los casos más complejos en toda España. Así, el fiscal da el primer paso firme para cambiar las tornas. Para derrotar a Ferrándiz. Es hora de trazar un círculo.

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