«Todos tenemos derecho a la riqueza que genera la IA»

–¿Qué proyecto quiere desarrollar durante su estancia de postgrado en la Carnegie Mellon (Pittsburgh, Pensilvania)?

–El máster en Inteligencia Artificial que voy a cursar aborda directamente a los fundamentos de la IA. Se trata de no solo ver qué herramientas y en qué casos podemos aplicar, sino meterte en las tripas y ver cómo se construye desde cero. Los algoritmos con los que se desarrolla la IA los desarrollan personas, que pueden tener sesgos. Esa IA se aplicará en cuestiones relacionadas con la justicia social, la sanidad… Si tengo un sesgo que me lleva a pensar que es preferible que se trate un paciente joven antes que a dos ancianos, el modelo de IA tomará esa decisión. Son cuestiones morales a las que nos tendremos que enfrentar y es importante cómo crear los algoritmos. Es fundamental tener un control como país y como Unión Europea de esos algoritmos, que se van a utilizar en defensa, en el sistema penitenciario, para el reparto de recursos… Como país es importante que generemos IA también por la cantidad de riqueza que va a producir. Por esas razones, es un momento crucial para traerla a España y tener un dominio sobre los algoritmos que se generan. OpenIA se genera en San Francisco, ¿por qué no en Madrid un ‘hub’ que permita controlar también la privacidad de los datos? Si no se hace ahora, como ocurrió en la revolución industrial, te quedas fuera, solo como consumidor. Hay diferentes formas de entender la ética y la moral, y debemos entender qué queremos como sociedad que haga la IA. Tenemos que tener un dominio y no puede ser algo impuesto por un país ni una empresa.

–Esos sesgos están presentes en todos los desarrollos de la IA…

–Están presentes, ChatGPT reconoce que hay sesgos. Hay otra cuestión importante, y es que se necesita regular la IA. Tal y como está ahora sin regulación todos los beneficios recaerán en unos pocos, y hay que repartir la riqueza. La IA se genera con datos y conocimientos que ha producido la humanidad, y todos tenemos derecho a beneficiarnos de la riqueza que genere.

–Y más teniendo en cuenta que miles de personas perderán su empleo por la IA…

–Es un riesgo bien fundado, y hay varias respuestas. Una es la creación de una renta básica universal, y otra que se repartan los beneficios. Los avances y la riqueza que se van a generar son elevadísimos…

–Parece difícil pensar que las empresas vayan a estar dispuestas a compartir esos beneficios…

–Hay mecanismos y existe regulación. Algunos partidos han empezado a interesarse. Quizá peco de optimista, no va a ser fácil. Pero como ejemplo, pensemos que una de las preocupaciones es que ChatGPT fuera racista, y esa preocupación está porque no tenemos tolerancia al racismo. Si generamos sensibilidad hacia la injusticia económica y la desigualdad, ocurre lo mismo. Tiene sus riesgos: que cada uno intente que sus principios se tengan en cuenta.

–¿El máster le permitirá participar de ese proceso?

–Me dará el conocimiento para generar IA independiente; no los trucos para aplicar uno u otro esquema, si no un pensamiento crítico para ver qué algoritmo pueda desarrollar.

–Los creadores de ChatGPT advirtieron de los riesgos…

–Hay que escucharles, porque los riesgos que citan están bien fundados, pero no creo que sea un pensamiento derrotista. Creo que su mayor punto fue sugerir que es el momento de pausar porque necesitamos tiempo.

–¿Le ha ayudado cursar el doble grado de Física y Matemáticas para desarrollar esa capacidad de abstraer el problema y plantear soluciones?

–Sí, es una forma de pensar, de comprobar cómo los mayores retos del conocimiento se han resuelto. La formación que hemos recibido es muy buena, en Los Ángeles lo percibí así. No creo que hubiera tenido mejor formación en Oxford que en la Complutense.