Así atrapó la policía a Joaquín Ferrándiz

Así atrapó la policía a Joaquín Ferrándiz

Transcripción


Episodio 6

Así atrapó la policía a Joaquín Ferrándiz

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EPISODIO 6: El cerco se estrecha

SONIDO DE PASOS DE TACÓN Y UN COCHE ACERCÁNDOSE

NARRADORA GENERAL: Domingo. 15 de febrero de 1998. Otra joven que ha salido de fiesta regresa a su casa de noche por una avenida de Castellón. Tiene 19 años y se llama Lidia Molina:

JUICIO (LIDIA MOLINA): Me apareció de entre dos coches un individuo que intentó taparme la boca, yo empecé a gritar…

NG: Joaquín Ferrándiz lleva casi año y medio sin asesinar. Y ahora repite su ritual. El patrón homicida.

JUICIO (LM): Yo empecé a chillar, pidiendo socorro, entonces intentó pegar un puñetazo. De hecho, me dio.

NG: Es el mismo infierno que ya han vivido cinco mujeres antes que Lidia.

JUICIO (LM): Estuve a punto de perder el conocimiento en una ocasión, no sé cómo saqué fuerzas para que no sucediera, pero finalmente perdí el conocimiento.

NG: Pero esta vez el asesino falla…

JUAN SALOM: Apareció un vecino que fue el que le interrumpió la operación

JOSÉ MIGUEL HIDALGO: Es un vecino que llega a enfrentarse verbalmente con él e incluso le amenaza de llegar a la agresión física si no deja la chica

NG: Aquella mañana es crucial. Primero, porque demuestra que los héroes cotidianos existen. Personas que se juegan el tipo por ayudar a otras…

JMH: Es una persona que realmente salva la vida de esa chica.

JS: Se lo pregunté en el juicio: «¿Cómo se arriesgó tanto usted para bajar?». Me dice «Porque tengo una hija de la misma edad y me gustaría que si estuvieran las primeras condiciones, alguien bajara a ayudarla».

NG: Y, en segundo lugar, porque este hombre pondrá su granito de arena en esta investigación enrevesada que está cada vez más cerca de su objetivo. El vecino apunta la matrícula y se la traslada a la policía.

Ferrándiz ha cometido un gran fallo. Y esto supone el principio del fin. Poco antes su nombre ya encabezaba la lista de sospechosos gracias a la labor de la UCO y al perfil trazado junto al criminólogo Vicente Garrido. Pero ahora se hace evidente que él es la persona a la que buscan.

NG: Todos concluyen que se enfrentan a alguien muy peligroso. Alguien dispuesto a matar en cualquier momento.

JS: Entonces la presión era muy alta…

NG: Ya no basta con investigarlo desde los despachos. Toca pegarse a él y espiarlo con la máxima discreción. Ver de cerca qué hace, cómo se mueve…Círculos invisibles se estrechan sobre este asesino.

JS: Había que conseguir pruebas para detenerle. Estuvimos así ahí pues un mes o dos meses que «A ver, a ver, a ver, que no lo perdamos, que nos lo perdamos, que perdamos» porque podía cometer otro hecho.

CABECERA

NG: La unidad de élite de la Guardia Civil, la UCO, se crea a finales de los 80. De los 200 primeros jóvenes que se presentan, solo 8 quedan seleccionados y finalmente 6 acaban destinados a esta unidad. José Miguel Hidalgo es uno de ellos. Y de ahí, hacia arriba:

JMH: Entré como Guardia Civil, y he ido desempeñando tareas como cabo, como sargento, alférez, teniente y hoy en día como capitán.

NG: A lo largo de su vida habrá escuchado cientos de nombres de posibles sospechosos. Pero aún recuerda la primera vez que oyó el de Joaquín Ferrándiz Ventura. Era 1990.

JMH: Una noche de servicio, estábamos trabajando en Madrid, oímos a la madre y a la novia en la radio.

SONIDO RADIO: «El vecino de Castellón ha sido condenado por violar a María José, una joven de 18 años…Ella le acusa de haberla atropellado»

JMH: Que se le había condenado a una pena de 14 años, que era totalmente injusto y que iban a movilizar a todo el sector social de Castellón.

NG: Sabemos que la madre de Ferrándiz, Asunción, llegó a escribirle una carta a la joven que había sido violada por su hijo. En ella la tachaba de mentirosa… El entorno de Ferrándiz confía en él; a María José no le creen.

JMH: En este caso él tiene manipulada a toda su familia, a su novia, tiene manipulado a sus amigos, a su entorno más próximo… Al final en Castellón llegan a insultar a María José en la calle. A la víctima la vuelven a victimizar, acusándola de haber metido a un inocente en la cárcel. El mundo al revés. La víctima era la culpable.

NG: Por aquella violación, Ferrándiz fue condenado a 14 años de cárcel, pero solo cumplió 6. Salió de aquella celda en 1995 por buena conducta. Cómo nadie iba a imaginar que apenas semanas después mataría a Sonia Rubio.

Han pasado años desde aquel programa de radio pero, en 1998, ese nombre, Joaquín Ferrándiz, está ahora en el centro de las cavilaciones de Hidalgo. Él es el principal sospechoso en una de las operaciones más cruciales de su vida: Bola de Cristal, concebida para atrapar al primer asesino en serie de España.

JMH: Sabíamos que era una persona que nos iba a traer, lo primero, dificultades para dar con él y dificultades luego para poder vincularlo con los hechos y demostrar la autoría. En el tema de los homicidios, si fallas, probablemente no puedas volver a juzgar a esa persona, si la has llevado a juicio y es l inocente, y el caso se queda sin resolver.

NG: No pueden permitirse un paso en falso como ocurrió con Claudio Alba… Ahora que ya saben que él es el asesino, queda lo más complicado: ¿cómo incriminar a Ferrándiz y ‘cazarlo’ antes de que vuelva a matar?

JMH: Hubo momentos en que en Castellón hubo más de 70 personas desplazadas solo para controlar a un individuo.

JUAN SALOM: Estas unidades tienen una serie de coches o de vehículos que van cambiando entre ellos. Las personas cambian y el que es observado no se da cuenta.

NG: El fiscal Salom está al tanto del operativo, también por supuesto el juez de instrucción. El capitán Hidalgo y sus compañeros de la UCO inician esta nueva fase con las máximas cautelas y con refuerzos:

JMH: Cuatro ojos ven más que dos. El que conoce la zona es el que trabaja allí habitualmente en la zona, con lo cual vamos a sumar y no a restar. Integramos dentro de nuestro equipo a la gente de Castellón.

NG: Necesitan todo el apoyo para no perder de vista al amable y encantador hijo que vive con su madre y sale con sus amigos los fines de semana. Contemplan perplejos su disfraz: Ferrándiz, el asesino en serie, tiene hasta pareja.

JMH: Cuando iba de fiesta con su novia, con sus amigos el comportamiento era normal. Cuando se desplazaba solo, era totalmente anormal.

SONIDO COMUNICACIÓN POLICIAL: «Vale, ECO 10, parece que iba a casa, pero ha cambiado de rumbo y vuelve a otro local…»

JMH: Incluso le cambiaba la mirada. De una mirada relajada cuando estaba con sus amigos a una mirada agresiva, esquiva, se escondía cuando iba persiguiendo alguna de sus víctimas

NG: Es ahí, en su soledad nocturna, entre sorbos de whiskys con naranja, cuando emerge la bestia y se transforma. Por dentro y por fuera. En ese ambiente, un detalle llama la atención de los investigadores…

JMH: Ximo no buscaba cualquier mujer, buscaba un perfil muy determinado, de mujer muy parecida a su antigua novia, Beatriz. O sea, Beatriz es un espejo del resto de las relaciones que ha tenido, buenas o malas. Y sus víctimas se asemejan algunas de ellas mucho al perfil de Beatriz. Físico, lógicamente.

NG: Se encuentran ante un sospechoso inteligente y precavido. Un coeficiente intelectual de 120. Y con sus propias medidas de seguridad.

JS: Cuando iba a su casa, daba varias vueltas a la manzana para darse cuenta si alguien le seguía con el coche. Era muy inteligente, bueno, es muy inteligente, porque supongo que continuará de esa manera.

NG: La tensión de esos días pasa factura al fiscal Salom.

JS: Dormía mal. «¿Hay novedad?» «No, está todo bien. Está controlado». «Vale, vale, vale». Si tiene sentimientos, te tiene que afectar.

NG: El seguimiento se alarga en el tiempo durante varias semanas. Lo controlan en Castellón, en Benicasim y hasta en festivales de música.

JMH: Estamos hablando de miles de personas. La tensión del equipo aumenta por diez más o por 20 más, porque se te puede ir.

NG: Una noche de discoteca, la UCO llega incluso a infiltrar a dos agentes mujeres que puedan ser el cebo, pero Ferrándiz no llega a hablar con ellas… El desastre se roza cuando el asesino clava fijamente su vista en otro agente, un hombre que le sigue de incógnito con la furgoneta de una panadería.

JMH: Una persona que en esa época estaba bastante gordito, ya mayor, cuarentón. Fue una persona que le llamó muchísimo la atención. Lo que pasa es que luego cuando lo vio un hombre mayor y dijo «no puede ser guardia civil». Pero claro, luego al verlo, ya una vez detenido en dependencias de la comandancia, dijo «el panadero no era panadero, era guardia civil».

NG: Saben que en cualquier momento, al mínimo despiste, Ferrándiz puede volver a matar.

JS: ¿Y si un día el seguimiento se pierde y este nos hace otra? ¿Cómo quedamos nosotros por no haberlo detenido? Pero claro, ¿para qué te sirve detenerlo si luego lo van a soltar si no tienes pruebas? Ahí nos encontramos con un círculo vicioso. Había que conseguir pruebas para detenerle.

NG: El temor de Salom se materializa en el verano de 1998, la noche del 12 de julio. Ajeno a que le pisan los talones, Ferrándiz vuelve a escanear la calle en busca de víctimas. En Benicàssim encuentra una. Se llama Silvia Barizo y tiene 21 años…

SONIDO COCHE ARRANCANDO

NG: Esta vez la Guardia Civil lo presencia todo. Ferrándiz sigue al coche que conduce Silvia. Saben que trama algo… Ella aparca. Y él también, detrás.

JS: Entonces, ¿qué es lo que hizo? (…) cuando ella salió del coche a comprar tabaco, él se puso al lado del vehículo de ella y empezó a deshincharle las ruedas.

NG: Ese detalle se supo después. Desde su posición, los agentes solo pueden ver que Ferrándiz se cobija en el vehículo de la chica, manipula algo… Más tarde, reconocerán en este gesto el modus operandi del asesino: causar un accidente a la potencial víctima para luego atacarla con la excusa del auxilio, con la invitación amable, atenta, de acompañarla al hospital…

JS: Él había seguido la misma táctica con la primera víctima por la que entró en prisión, por la que fue condenado por violación. En este caso parecía que la operación era la misma.

NG: Los agentes están alarmados, pendientes de lo que haga a continuación.

JMH: Tienes muchísima tensión.

NG: Silvia regresa al coche. En ese instante los investigadores no saben que la joven está en peligro. Ella arranca, recorre unos dos kilómetros y entonces ocurre. En un giro.

SONIDO FRENAZO Y ACCIDENTE

JMH: Esta mujer, esta joven, salió a una velocidad excesiva de una sala de fiestas y volcó con el coche.

JS: Le deshinchó tanto las ruedas que el coche de la de Silvia pierde el control, se sale de la carretera y vuelca.

NG: Fingen ser simples testigos y eso resulta clave: Ferrándiz se siente observado y eso trunca su plan criminal…

JS: Suponemos que la intención de él era coger a Silvia y llevarla al hospital y a saber con qué intenciones.

NG: Ferrándiz coge a Silvia en brazos, la coloca en su coche y la traslada al hospital sin más. La UCO les sigue de cerca. Demasiados ojos en la escena del siniestro como para intentar una nueva agresión. Más tarde, Ferrándiz enviará un ramo de flores a la chica.

JMH: Y si no hubiera estado presente ahí el equipo de investigación, lógicamente hubiera sido la sexta víctima de Ximo, al menos conocida.

NG: Han frustrado los planes del psicópata, pero las cosas han ido más lejos de lo esperado. Silvia pierde un diente por el vuelco, acabará con dos cicatrices en el costado izquierdo y sufrirá ansiedad postraumática. El coche queda destrozado y va al desguace.

JS: Entonces eso fue lo que ya provocó una alarma. Claro, si este hace esto, ¿qué puede hacer la próxima semana?

JMH: El montar un seguimiento sobre Ximo, no fue con la pretensión de atacar a alguna víctima y detenerlo infraganti. No, ese no era el objetivo, ¿que sucedió así? Sucedió así. Intentó atacar a una de las víctimas y vimos que el modus operandi al 100% era él.

NG: Esa misma madrugada agentes de la UCO acuden al domicilio del juez. Le explican a Albiñana el incidente, le ponen al tanto. Se suceden las conversaciones y ya no albergan dudas: toca arrestarlo.

JMH: El cambio fue espectacular, tanto a nivel judicial como policial, de decir es él y hay que quitarlo de la circulación.

NG: El 29 de julio de 1998, agentes de la Policía Judicial detienen a Joaquín Ferrándiz en su lugar de trabajo. En su oficina -una compañía de seguros- sus compañeros se muestran perplejos y afectados. Aquel chico tan trabajador y servicial sale del edificio esposado y es conducido a los sótanos del cuartel de Castellón. Tal y como reacciona, sin ninguna sorpresa, los agentes piensan que, en el fondo, se lo esperaba.

NG: Vayamos por partes. Detener a un asesino a veces es mucho más complicado de lo que parece. Cuando Lidia Molina, la chica salvada por un vecino, denuncia a Ferrandiz, éste acude a Rosa Edo y le confía su defensa.

Rosa Edo: Vamos al juzgado, se le toma declaración por la funcionaria y nos vamos a casa.

NG: Rosa y Joaquín Ferrándiz ya se conocían. Sus caminos se habían cruzado en 1989, cuando la abogada era pasante en un despacho y asistió al juicio en el que Ferrándiz fue condenado por violación. Ahí le perdió la pista, hasta ahora… En principio este se antoja un caso relativamente sencillo, sobre todo cuando dejan a Joaquín en libertad tras tomarle declaración:

RE: Nadie pidió prisión, nadie pidió que se presentara cada 15 días a firmar, nadie pidió nada y Joaquín se fue a su casa.

NG: Pero ahí no se resuelve el asunto.

SONIDO TELÉFONO

RE: La víspera de irnos de vacaciones, me llama un día al despacho la madre de Joaquín y me dice que han detenido a Joaquín y lo han ingresado en prisión. No sabíamos por qué porque no se le comunica nada.

NG: Rosa lo intenta pero no consigue averiguar el motivo de la entrada en prisión de su cliente. Le parece extraño y apresurado. Sobre todo, teniendo en cuenta que es pleno verano, fechas en las que la justicia se vuelve más lenta.

SONIDO TELÉFONO

NG: Recibe entonces una segunda llamada, una todavía más inesperada. El juez Albiñana quiere trasladarle un mensaje. Su cliente, Joaquín Ferrándiz, no es quien ella cree:

RE: «No te hemos dicho antes lo que era porque no queríamos que vean filtraciones. Van a traer a Joaquín Fernández, se le va a tomar declaración como imputado por la muerte de Sonia Rubio y posiblemente también por las muertes de las mujeres que han aparecido en Vora Riu». Claro, te quedas impactado. El tema era de una envergadura y una repercusión social muy importante.

La verdad es que la noticia era tan impactante que solo pedí que me dejaran cinco minutos para bajar a la plaza. No había móviles en aquel momento para llamar al despacho a avisar a mi compañero de que no iba a ir en todo el día porque se le iba a tomar declaración a Joaquín Ferrándiz y, además, se iba a practicar una entrada y registro en su casa.

NG: De la noche a la mañana, la abogada pasa de llevar un caso de intento de agresión sexual a defender a un presunto asesino en serie. A partir de ahora, su vida profesional y personal dará un giro de 180 grados.

RE: Jurídicamente era un tema complicado, era todo un reto, pero nada más. No me he planteado nunca que no debería haberlo cogido.

NG: Es ya 1 de septiembre cuando empieza a sembrarse la justicia para Sonia, Natalia, Mercedes, Paqui y Amelia Sandra. Una vez más, se abre la celda de Joaquín Ferrándiz para llevarlo a su propia casa e inspeccionarla.

RE: El registro fue durísimo. La casa era pequeña, éramos muchísima gente en esa casa. Hacía un calor tremendo, la verdad es que fue un día que recuerdo con muchísimo agobio.

NG: Rosa Edo está presente, también su cliente…

RE: Joaquín Ferrándiz en todo momento, durante la instrucción, en todo momento, se mostró siempre muy colaborador.

NG: El único ajeno al entramado judicial es un perrito que un agente tiene que bajar al parque un par de veces. Y es que los investigadores necesitan todo el día para revisar hasta el último cajón. En un cenicero encuentran el tapón de la rueda de Silvia Barizo, un detalle o quizá un despiste, que les llama la atención. Los policías buscan, en esencia, una prueba fundamental. Lo que la UCO llama ‘el kit del violador’, una especie de vibrador que Ferrándiz solía llevar encima y la misteriosa cinta de embalaje de 18 milímetros con la que Sonia fue amordazada.

JMH: A nivel industrial, esas medidas no eran una medida estándar que se comercializan en Europa, con lo cual o bien se había cortado manualmente, que había la posibilidad… Pero el corte de lo que era la cinta en sí era industrial, parecía industrial, con lo cual nos hizo ver que podía venir del extranjero.

NG: Mientras buscan la cinta, el asesino vacila a los investigadores:

JMH: Y al ir acercándose a la habitación iba diciendo «frío, frío, caliente, caliente». Dependiendo de las posiciones que tenían esos compañeros que iban haciendo el registro. Como que estaba por encima de nosotros.

NG: Hasta que la cinta aparece en un armario. Sacan una regla y, justo, 18 milímetros. Un revuelo de júbilo inunda a los investigadores. Es una prueba de peso que lo vincula al crimen de Sonia. Y es que esa cinta es única. No hay otra igual en Europa. Luego sabrán que el padre de Ximo, que había muerto años antes y era marino mercante, la había traído en unos de sus viajes al extranjero.

NG: Lo vivido durante el registro le sirve al capitán Hidalgo para comprobar lo que sospechaba: Ferrándiz no es un asesino cualquiera. Les está desafiando, les está proponiendo un pulso:

JMH: Al final es como una batalla intelectual de decir «estoy por encima de ti. Si te lo cuento es porque yo quiero contártelo a ti». Entonces, en este tipo de psicópatas, eso es muy importante, el saber cómo tratar con ellos, el conocerlos.

SONIDO TELÉFONO

Tras el registro, Juan Salom recibe el aviso. Ferrándiz por fin va a declarar…

JS: Eran sobre las 19:00 de la tarde de aquel día. Yo recuerdo perfectamente la escena como si la estuviera viendo ahora.

NG: Tras meses detrás de él, es la primera vez que se encuentra con Ferrándiz cara a cara…

JS: Tenía aspecto jesuítico, benévolo, de seminarista, es que tenían que verle. Era un hablar suave, era correcto. Uno no se llega a creer «¿y este ha matado?» No se lo llega a creer.

NG: Son 46 años de carrera judicial, pero el fiscal nunca había sentido tanta tensión en la sala.

JS: El ambiente se cortaba con una navaja. No he tenido otra impresión. Tú no sabes sí va a decir que la ha matado, si no la ha matado.

NG: Están a punto de dar carpetazo a una investigación de casi tres años. La pregunta es clave, concisa, directa: «¿Ha matado usted a estas cinco mujeres?»

JS: Él nunca decía que lo había hecho. Él decía que creía que recordaba, pero que había pasado mucho tiempo y no estaba seguro.

NG: Ante la insistencia del fiscal, las evasivas de Ferrándiz:

JS: Pero que a lo mejor que es posible que un día, en julio volviera a su casa con la camisa manchada de sangre. Entonces claro, «¿esa sangre era de Sonia?» No está seguro, que lo ve todo como con niebla, muy nebuloso. Y hablaba y hablaba, pero no decía nada, claro. Y así fue toda la declaración hasta que al final confesó lo de Sonia, pero solamente a lo de Sonia en ese momento.

NG: Es un alivio a medias, una victoria agridulce. Ferrandiz confiesa el primer crimen, el de Sonia Rubio pero ningún otro. No asume los asesinatos de las tres chicas de Villarreal, ni el de Amelia Sandra. Y en estos casos no hay pruebas concluyentes como la de la cinta.

El verano del 98 ha sido intenso. Para el sospechoso, comienza su tiempo en prisión provisional. Para el capitán Hidalgo, un nueva misión:

JMH: El psicópata va buscando esa incertidumbre, el cómo puedo yo hacerme valer, o sea, que soy como más que el resto, que estoy por encima de ellos. Esa ventana hay que dejarla abierta.

NG: Le asignan la dura tarea de acompañar a un asesino, darle conversación, y conocerle a fondo.

JMH: A un psicópata por las malas no le vas a sacar nada.

La investigación policial está a punto de dar un paso más. La batalla mental acaba de empezar.

FIN

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