Putin reacciona con represión a las críticas desde su círculo de afines por la marcha de la guerra

Putin reacciona con represión a las críticas desde su círculo de afines por la marcha de la guerra

La lentitud y dificultad con la que discurre la llamada Operación Militar Especial en Ucrania y el reciente levantamiento armado de los mercenarios del Grupo Wagner con su jefe a la cabeza, Evgueni Prigozhin, han debilitado la autoridad del presidente Vladímir Putin y disparado las críticas contra él desde dentro de lo que había venido siendo su círculo de incondicionales.

Tras las detenciones y ceses de generales y el destierro de Prigozhin en Bielorrusia, la represión, purgas y persecución judicial empiezan a cebarse ahora con destacados defensores de la invasión de Ucrania descontentos con la marcha de la guerra y la falta de perspectivas de que esa contienda acabe en victoria para Moscú.

Tal es el caso de Ígor Guirkin, alías Strelkov (término derivado del verbo disparar), que fue detenido este viernes en la capital rusa y, por orden del juez del tribunal Meshanski de Moscú, confinado en prisión preventiva hasta el 18 de septiembre bajo la acusación de «hacer llamamientos a la realización de acciones de carácter extremista», delito que, de ser reconocido culpable, podría costarle hasta 20 años de prisión. Esta situación, según distintos analistas, está provocando disensiones en el seno del poder ruso.

Mensajes contra la «mediocridad cobarde»

Pero parece que el detonante real del arresto de Guirkin ha sido el comentario publicado esta semana en su canal de Telegram, que cuenta con más de 800.000 seguidores, asegurando que, ante la posibilidad de que Putin se presente a las elecciones presidenciales de marzo de 2024, «el país no sobrevivirá a otros seis años de mediocridad cobarde en el poder».

Strelkov, considerado un verdadero héroe entre gran parte de los ultranacionalistas rusos o «patriotas», como ellos mismos se autodefinen, participó en la anexión de Crimea y después lideró en calidad de ministro de Defensa de la autoproclamada República Popular de Donetsk (DNR) la guerra en Donbás contra el Ejército ucraniano desde la primavera de 2014 hasta principios de 2015. En 2022, fue una de las tres personas condenadas en ausencia a cadena perpetua por un tribunal holandés, por su papel en el derribo del vuelo de Malaysia Airlines MH17 cuando sobrevolaba Ucrania, en julio de 2014. En aquella catástrofe perecieron 298 personas.

Tras la firma de los acuerdos de Minsk de febrero de 2015, que pusieron fin a la guerra en Donbás, pese a que el goteo de muertos en la llamada «línea de contacto» continuó, Guirkin, coronel del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB o antiguo KGB), pasó a la reserva y casi desapareció de la escena pública. Al haber una orden internacional contra él de búsqueda y captura, estos últimos años estuvo sin salir de Rusia.

Pero, una vez lanzada la invasión de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, el coronel en la reserva del FSB se volvió especialmente activo en las redes sociales, en su canal de Telegram e impartiendo frecuentemente conferencias sobre el curso de la ofensiva en el país vecino. Al principio dio por hecho, al igual que la cúpula del Kremlin, que la guerra sería poco menos que un paseo y se lograría tomar Kiev en cuestión de semanas, si no de días.

Sin embargo, a medida que avanzaba el conflicto, Strelkov fue haciéndose cada vez más crítico por el lento avance de las tropas rusas, el alto número de bajas, la deficiente organización de las unidades, los insuficientes suministros de armas, municiones y vituallas, la prácticamente inexistente asistencia médica a los heridos en el frente y «la bajísima moral de combate» de los soldados rusos. En todo esto coincidió en gran medida con los reproches que Prigozhin también lanzó contra el mando militar, en particular contra el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú y el jefe del Estado Mayor Central, Valeri Guerásimov. Guirkin recibió una oferta de integrarse en los Wagner que terminó sin materializarse por incompatibilidad con Prigozhin. Strelkov tampoco, según su propio relato, consiguió ser alistado en el Ejército ruso con el rango que, a su juicio, merecía.

Así que lo que ha hecho el coronel en los últimos meses ha sido informar en Telegram del desarrollo de la guerra y reprobar todo aquello que le parecía equivocado, incorrecto o desacertado. De hecho, hace tiempo que muchos se han venido preguntando cómo es que el Kremlin no le cerraba la boca. Creó además en mayo el «Club de los Patriotas Indignados» en un intento de articular una alternativa política para «salvar a Rusia» de los efectos de una posible derrota ante Ucrania.

El pasado martes, en una de sus más vitriólicas diatribas, dijo en Telegram que Putin «debería traspasar el poder a alguien verdaderamente capaz y responsable (…) el país no sobrevivirá a otros seis años de mediocridad cobarde en el poder». Ante tanta impunidad en sus ataques contra el jefe del Estado, algunos politólogos llegaron a creer que ha venido gozando de la protección de alguien poderoso dentro de los servicios secretos.

Guirkin siempre fue uno de los más fervientes partidarios de atacar Ucrania. En 2015, consideró un error la firma de los acuerdos de paz de Minsk, ya que, a su juicio, «la guerra se reproducirá de cualquier manera más adelante». Dijo que, ya en 2014, Rusia tenía que haber entrado con sus tropas en Ucrania, capturar Kiev e instalar un régimen marioneta, aprovechando la debilidad de entonces del Ejército ucraniano y el desbarajuste en el poder tras la revuelta del Maidán y, según la narrativa del Kremlin, los efectos negativos «del golpe de Estado perpetrado por los partidarios de Stepán Bandera», el histórico líder nacionalista ucraniano.

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