…para que te den calabazas en verano

…para que te den calabazas en verano

Era hoy. No me cabe ninguna duda. Vamos, es que estoy absolutamente seguro. Era hoy y a ver, déjame ver… efectivamente: era a esta hora.

Desde que escuché tu nombre por primera vez se me hace muy cuesta arriba hacer la lista de la compra o acordarme del PIN del móvil. ¿Era tres, tres, cuatro, siete o cinco, dos, tres, tres? Nada, no hay manera. Tu nombre lo ocupa todo y resuena en mi cabeza como la más bella de las melodías. (1)

Fue inmediato. Como un disparo: ¡Pam! Te ví y… muerto. Irónicamente, nunca me había sentido tan vivo, fijate tú cómo es esta vida absurda.

¿Pero no dijimos martes 4 a las 15:00? Yo que ya no tenía ni que cerrar los ojos para imaginarnos bailando abrazados bajo la luna veraniega. Exactamente como Neil Young en sus videoclips. Yo que era feliz en mi ensoñación, ahora lo único que me queda son estos pastelitos derretidos que te he traído. Me perdonaras, pero es que este sol de justicia no hace prisioneros. (2)

¿No dirías a las 18:00? He tenido siempre buen oído, no pude haberte entendido mal. – «¡Quedamos en el ecuador, quedamos en el ecuador!», lo oí perfectamente. Seguro que estás a la vuelta de la esquina. ¡Ay, mi amor! Cómo siento el retraso, por no hablar de mi imagen. ¡Es imperdonable lo sé, pero es que llevo ya media vuelta a este lugar y nada de nada! Debes de estar a la vuelta de la esquina. (3)

Es pensar en encontrarte y ya me froto las manos. Estoy convencido de que me perdonarás el atrevimiento de haber hecho una paradita rápida en la farmacia. ¡Ay! Cada vez que pienso que estás esperándome en el ecuador este del que me hablas… Creo haberle caído bien al farmacéutico, apuesto a que no tiene problema en devolvernos el dinero si se nos pasa la fecha de caducidad. (4)

Este regusto salado a sudor en mi frente me vuelve a recordar el calor que hace por estas latitudes. Sé que tú también ardes en deseos de calmar esta calentura estival y desde luego lo que no ayuda son estas palabras que promulgan, a modo de profecía, cada transistor con el que me cruzo:

«Va a suceder, el verano del amor. Sé que va a suceder, la revolución sexual…» (5)

Dicen las malas lenguas que ando detrás de un fantasma. ¡Ay, pobres ingenuos! Si te conocieran como yo te conozco. Cuanto menos sepa de ellos mejor estoy, más cerca te siento. Solo tengo que parar a descansar un momentito, estoy seguro de que no debes andar lejos. (6)

– «¡Quedamos en el ecuador, quedamos en el ecuador!», lo oí perfectamente. No me engañaste ni por un instante, siempre supe que eras tú la que controlaba nuestro mundo. Siempre supe que me dabas mil vueltas. Tú riéndote de mí y yo aquí dando vueltas al ecuador como un gilipo…po…po… (7)

Créditos


  • Guion y locución

    Luigi Gómez Cerezo


  • Grabación de estudio

    Íñigo Martín Ciordia


  • Edición, diseño sonoro y mezcla

    Luigi Gómez Cerezo


  • Producción ejecutiva

    José Ángel Esteban


  • Ilustraciones

    Raúl Canales

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