Puigdemont avisa a Sánchez de que Junts es clave y descarta ceder a «presiones o chantajes»

Puigdemont avisa a Sánchez de que Junts es clave y descarta ceder a «presiones o chantajes»

Si ya lo era desde es escrutinio del 23 de julio, Junts es aún más determinante para la pretensión de Pedro Sánchez de reeditar su Gobierno tras el recuento del voto en el exterior que ha ensanchado en un escaño la ventaja del PP sobre el PSOE y dando un vuelco al equilibrio entre los bloques inclinándolo hacia las derechas. Así lo ha constatado quien ha recobrado un inesperado protagonismo en la gobernabilidad española, Carles Puigdemont, en un largo mensaje colado esta tarde en Twitter desde su autoexilio en Waterloo. El cambio introducido por el sufragio CERA ha sido «puntual» pero «relevante en la ecuación para cualquier investidura», constata el líder del independentismo radical, quien describe las alternativas que están ahora sobre la mesa: o Junts vota que sí a Sánchez -al presidente en funciones ya no le basta con su abstención- o el PSOE «acaba facilitando la investidura de Feijóo» o hay «repetición de las elecciones». Puigdemont advierte de que no cederá ni a «presiones» ni a «chantajes» y de que todo lo que no sea afrontar «el conflicto catalán» será actuar «como la vaca ciega».

Sabedor de que él y su partido están en «el centro de la conversación», Puigdemont irrumpe en escena tras la sacudida al tablero que ha supuesto el conteo de los sufragios de los españoles residentes en el extranjero. Y lo hace con un llamamiento, de entrada a «mantener la discreción y extremar la prudencia» dado que «no ha pasado tiempo suficiente para saber qué acabarán haciendo los dos grandes partidos, el que ha perdido ganando, y el que ha ganado perdiendo», en alusión al PP de Feijóo y al PSOE de Sánchez; y que en el pasado, la respuesta de ambas formaciones acabó desembocando en unas nuevas generales. Pero deja «un consejo» -una advertencia, en realidad-: que nadie se consuma en el esfuerzo de creer que obtendrá algún beneficio «ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político». Un aviso a navegantes que va dirigido implícitamente a Sánchez, pero que puede hacerse extensivo a aquellos que, desde el ámbito independentista y con ERC en el retrovisor, intentan acotar el margen negociador de Junts.

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Puigdemont constata que no ha querido incurrir en el «victimismo fácil» ofreciendo detalles de los cinco años y nueve meses que lleva en «el exilio» desde que se fugó a Waterloo para eludir la acción del Tribunal Supremo tras organizar el referéndum ilegal del 1-O. Pero recita «las amenazas», las «campañas de difamación vergonzosas», los «artículos vomitivos sobre mí y mi familia», los «dossieres policiales debidamente filtrados involucrándome en tramas delirantes», los «seguimientos», el espionaje con Pegasus y su definición como «populista, eurofóbico, xenófobo, resentido e irrelevante« para dejar traslucir que está curtido ante la adversidad. Y para censurar que «ni un solo juez» le habría amparado ante esos ataques ni tampoco a ningún «demócrata español». En referencia velada a quienes, en el bloque progresista y soberanista le instan a valorar la investidura de Sánchez frente a la derecha y la extrema derecha, el líder de Junts ironiza con que si de lo que «se trata es de detener el fascismo, debe hacerse siempre, no a la carta».

Lo que está en juego en la gobernabilidad de España, remata, no es que él vaya a aparecer vagando como «un alma en pena» ni de hacer política a la manera de «los milhombres que se pasean por las moquetas de Madrid como si fueran Cambó» -el promotor del catalanismo defensor de que éste interviniera en Madrid-, sino negociar «los términos en los que debe acordarse la resolución de un conflicto como el que existe entre Cataluña y España». «Tener la clave es circunstancial», argumenta. Eso y el poder -en lo que cabría deducir, de nuevo, otro dardo hacia ERC, representan «el dedo» que distrae. Porque lo importantes es «la luna», y ésta no va de “personas sino del país”; esto es, de «un conflicto político muy serio y profundo» sobre el encaje de Cataluña en España. Si no se encara como reivindica Junts, y usando un plural mayestático, Puigdemont avisa de nuevo de que a «todo» lo que podrán aspirar es a parchear legislaturas» y avanzar «por el camino del agua». «Como la vaca ciega», zanja.

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