…para presumir de verano inventado

…para presumir de verano inventado

Recuerdo un capítulo de Los Simpson que siempre veía con envidia. La familia al completo se disponía a irse de vacaciones y Lisa, la hermana excesivamente responsable, decidía que aquel verano iba a reinventarse. Para ello, dejaba su maleta vacía. Menudo símbolo de libertad: partir de cero, sin lastres ni pasado; sin armario, sin ni siquiera nombre. Eso solo puede hacerse en época estival. (1)

Mi propósito allá, a inicios de julio, fue encontrarme con algo que «nos cambiara para siempre el corazón». A las pocas semanas tuve que admitir que aquello era demasiado ambicioso, así que me convencí de que los detalles también pueden dejar huella. Claro que sí (2): una tarde deliciosa al borde de la piscina, una siesta con el bañador puesto y el pelo húmedo o esas cosquillas justo cuando el avión despega. En eso consiste alimentar la plenitud. Amanecer contenta y que a lo largo de la jornada permanezca ese bendito estado de ánimo. (3)

Pero no nos engañemos, para que la felicidad luzca en redes o en corrillos no puede ser tan abstracta, tan minúscula. Debe comparecer un paisaje majestuoso, una luz que bañe toda la imagen y un cuerpo modelado. (4) O, si nos referimos a la clave conversacional, hace falta dar con una anécdota memorable que a base de repetir en cenas y cafés se convierta en la mejor historia de tu vida. En esas estoy. En unos días piso la oficina y ando cavilando qué relato inverosímil pero plausible podría narrarles a mis compañeros en el descanso de mi primer día laborable. (5)

Como no estoy morena, ya he descartado las aventuras cerca de la costa y, teniendo en cuenta el reajuste del jet lag, debería ambientar la épica en un radio de menos de 2.000 kilómetros… ¿Un amor tórrido quizá? ¿Una sucesión de benditas desdichas? ¿Unas cuantas vivencias a ritmo de videoclip? (6) Nada de eso me ha ocurrido pero repasando mi verano imperfecto, con sus días calurosos y sus tiempos muertos, me he encariñado con él. Las de 2023 habrán sido unas vacaciones deshilachadas y por eso, con sus postales a medio escribir, se volverán inolvidables. Un verano que todavía no ha terminado y ya lo echo de menos. (7)

Créditos


  • Guion y locución

    Andrea Morán


  • Grabación de estudio

    Íñigo Martín Ciordia


  • Edición, diseño sonoro y mezcla

    Luigi Gómez Cerezo


  • Producción ejecutiva

    José Ángel Esteban


  • Ilustraciones

    Raúl Canales

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