Díaz hace un guiño al nacionalismo con el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso

Díaz hace un guiño al nacionalismo con el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso

Yolanda Díaz no renuncia a llevar la iniciativa en las negociaciones para formar un bloque parlamentario que respalde la investidura de Pedro Sánchez. Si la semana pasada ya encargó al exdiputado de los comunes Jaume Asens –cercano a Carles Puigdemont– la tarea de encabezar las conversaciones con Junts y Esquerra, este miércoles lanzó un guiño a los partidos nacionalistas, de cuyo voto dependerá la gobernabiliad del país, al proponer que se puedan usar las lenguas cooficiales (euskera, catalán y gallego)en el Congreso de los Diputados.

Sumar plantea, de este modo, recuperar la idea que Unidas Podemos lanzó en junio del año pasado de reformar del reglamento de la Cámara baja modificando el artículo 6. En él se definen los derechos de los diputados y ahí es donde se garantizaría que puedan expresarse en los idiomas oficiales de sus comunidades autónomas de origen.

En aquella ocasión, la iniciativa se topó con el la negativas de PSOE, PP, Vox y Ciudadanos, que rechazaron tramitar una reforma de dicho reglamento, de manera que el castellano es el único idioma permitido a día de hoy tanto en el pleno como en las comisiones que forman el Congreso. Esta petición ha sido una constante en anteriores legislaturas por parte de los grupos nacionalistas.

Más allá del contenido de la medida, la estrategia unilateral de negociación, que reconoce la propia Díaz, no termina de gustar en Ferraz. El martes, la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero fue tajante al afirmar que correspondía al PSOE, como fuerza mayoritaria del autodenominado bloque progresista, coordinar estas conversaciones. Pero la líder de Sumar no lo percibe así. «El PSOE negociará igual que yo negocio con el presidente del Gobierno o como las negociaciones que Sumar ya está manteniendo do con otras formaciones», respondió en una entrevista en TVE, al tiempo que pedía «discreción» a todas las partes implicadas.

Paralelamente, y a pesar de estas rencillas, Sumar y PSOE van un paso más lejos y ya han empezado a negociar el programa de un futuro Gobierno de coalición, confiantes en que Pedro Sánchez superará la votación en el Congreso que le mantenga en la Moncloa pese a que las cuentas no están aún del todo claras y las exigencias de los posibles socios de investidura empiezan a redoblarse, especialmente por la financiación autonómica.

Para este cometido, al frente de la delegación de la coalición de izquierdas, Díaz ha designado a Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales y número dos de Ione Belarra en su ministerio. La vicepresidenta segunda en funciones descartó que sobre la mesa se encuentre aún el reparto de carteras ministeriales y aseguró que «la clave», por ahora, es la elaboración de un programa común de Gobierno con los socialistas.

Pieza clave en Podemos

Hombre fuerte en la Ejecutiva de Podemos desde los tiempos de Pablo Iglesias, Álvarez ya fue el encargado de negociar cara a cara con María Jesús Montero los tres Presupuestos que han salido adelante durante la última legislatura. También fue muy activo en la construcción del llamado escudo social en los primeros compases de la pandemia y, posteriormente, en propuestas como el límite al precio del gas (la excepción ibérica).

Cuando a mediados de junio Díaz conformó el cuadro de mando en Sumar, escogió al secretario de Estado de Belarra para ponerlo al frente de la portavocía de Economía de la coalición de izquierdas.

Precisamente, las relaciones internas con Podemos, además de la deriva de la investidura, es uno de los principales frentes abiertos que tiene la vicepresidenta segunda en funciones. Díaz reconoció que respeta las críticas que Belarra lanzó solo un día después del 23-J por los resultados de Sumar, cuando la secretaria general del partido morado criticó «el borrado de Podemos y del feminismo» durante la campaña electoral. «No las comparto», apostilló Díaz.

Ante la posibilidad de que se produzca una ruptura en el futuro grupo parlamentario de Sumar en Congreso, en el que Podemos cuenta con cinco asientos de un total de 31, la líder gallega está convencida de que «todas las fuerzas políticas van a cumplir con lo pactado con Sumar». De forma velada, se refería a los compromisos adquiridos por los de Belarra para integrarse en la coalición y a que estos, debido al reglamento de la Cámara, no podrán conformar grupo propio.

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