La autora cartagenera Lola Gutiérrez narra en ‘Lucía’ un amor contra viento y marea

La autora cartagenera Lola Gutiérrez narra en ‘Lucía’ un amor contra viento y marea

En 1870 el príncipe Amadeo desembarca en Cartagena, coincidiendo con el atentado del general Prim en Madrid. Pedro y Raúl, tan diferentes como el agua y el aceite, son dos hermanos contrabandistas que por los azares del destino se ven en la capital con un alijo de joyas, sin poder salir de ella, debido al revuelo del atentado.

Esa noche, Pedro, el hermano sensato y maduro, le recomienda a Raúl que no salga, ya que puede encontrarse con problemas. Sin escuchar las recomendaciones de su hermano, Raúl toma rumbo al Café Fornos, lugar que frecuenta Francismo Serrano, acusado de conspiración por la mujer del General Prim. La insistencia de Raúl tenía un motivo: bebe los vientos por Estrella, prostituta de ese burdel. Esa noche su amada es asesinada por Serrano, tras confesarle que es el padre de su hija Lucía.

«Ayudo a mis lectores a que conozcan historias como la del hundimiento del ‘Sirio’ en Cabo de Palos»

La novelista Lola Gutiérrez (Cartagena, 1964) es la creadora de esta trama, que, bajo el título de ‘Lucía’, ha visto la luz en la editorial Murcialibro. Dieciséis años después, la hija de Estrella, se convierte en una bella joven, amante de la música y la libertad. Cobijada por el amor de sus padrinos, Raúl Javaloy y Pilar, que después de lo ocurrido deciden huir a San Pedro del Pinatar, pasará parte de su vida en la finca ‘La Favorita’, donde conoce y se enamora de Antonio Andrés Victoria Ramírez. Un joven huérfano, maltratado por sus tías; el único que se apiadó de él fue el sacerdote del pueblo, quien le enseñó a escribir, leer y amar a la poesía.

Entre los jóvenes surge un intenso amor, que tendrán que proteger contra viento y marea.

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La autora de ‘Lucía’ cuenta a LA VERDAD que creció leyendo clásicos como ‘El lazarillo de Tormes’, «una obra maestra de la picaresca, muy agradable. No entiendo que no se enseñe a los escolares de hoy». Gutiérrez tardó solamente seis meses en escribir esta novela histórica: «Con este estilo, ayudo a mis lectores a que conozcan historias como la del hundimiento del Sirio [cubría la distancia marítima entre Génova y Buenos Aires]. Todo el mundo habla del Titanic, pero debe saberse que en Cabo de Palos, un barco se hundió [el 4 de agosto de 1906] y murió mucha gente [oficialmente murieron 242 personas, tenía capacidad para 1.000 pasajeros], y que la desidia y el egoísmo de ciertas personas llevaron a la muerte de otras», dice la creadora de ‘Suspiros de España’ (2011), ‘Entre bahías’ (Atlantis, 2013), ‘Playa de Poniente’ (2014) o ‘Virazón’ (MurciaLibro, 2016).

Algunos personajes llevan los nombres del personal de La Arrixaca y del Santa Lucía que la ayudaron a recuperarse de un mieloma múltiple

Comenzó su carrera literaria «sobre el 2009, escribiendo para las amas de casa obras de teatro, hasta que una amiga mía me animó a seguir escribiendo». Desde ese momento insistió con editoriales con la intención de publicar sus obras, hasta que «una me contestó, pero no fue el resultado que quería, porque secuestraron mis obras y no las movieron».

La portada de su última invención es obra de un amigo de la escritora, el diseñador malagueño Carlos Merino. «Es perfecta para una novela tan viajera e histórica como la mía», sostiene.

Homenaje a sanitarios

Hace cuatro años Lola Guiérrez fue diagnosticada de un mieloma múltiple, «que es un cáncer muy agresivo, pero gracias a Dios fui trasplantada de médula. Tuve la suerte de salvarme, gracias a la buena gente y excelentes profesionales de La Arrixaca y del hospital Santa Lucía».

En los agradecimientos del libro, no solo recuerda a sus amigos y familiares, sino también a los sanitarios que la acompañaron en el proceso. Renombra a dos de los protagonistas del libro, Antonio y Raúl, como ellos.

«A mis hijos… A todos mis amigos… pero en especial al doctor Antonio Andrés Victoria Ramírez. Al doctor Pablo Puertas. Al enfermero de Trauma del hospital Virgen de la Arrixaca Raúl Javaloy Balsalobre; a Carmen, a Josefina, a todos y cada uno de ellos por sus cuidados. Mi eterna gratitud al personal de la planta de Hematología del hospital Virgen de la Arrixaca (Murcia) y del hospital Santa Lucía de Cartagena. Son ángeles a los que le debo la vida», agradece la escritora.

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