Domingo J. Casas: «Keith Richards iba conmigo en el coche y nos paró la policía; todo dios conoce a este tío»

Domingo J. Casas: «Keith Richards iba conmigo en el coche y nos paró la policía; todo dios conoce a este tío»

Nacido en Madrid en 1961, emigró junto a su familia a Australia, de donde regresó a España con diez años. Fotógrafo cuya cámara ha registrado desde 1979 tanto lo mejor de la ‘movida madrileña’ como a las grandes estrellas del rock y el pop nacional e internacional, desde los 80 hasta hoy, Domingo J. Casas derrocha, por triplicado: entusiasmo, entusiasmo, entusiasmo. Lleva 20 años residiendo en la Región, junto a su compañera Almudena -«ella es lo mejor que me ha pasado en la vida»-. Tres fotografías suyas: ‘Fernando Estrella y Rossy de Palma’, ‘Antonio Alvarado y Luz Casal’, y ‘Antonio Banderas, Pedro Almodóvar y Eusebio Poncela’, las tres de la década de los 80, forman parte de la exposición ‘Madrid. Crónica creativa de los 80’ que, organizada por PhotoEspaña 2023, puede visitarse, hasta el 20 de agosto, en la madrileña Fundación Canal. Una espectacular imagen suya de Chris Cornell, de 2003, sirve para retratarlo a él: ha nacido para hacer justo lo que hace. «¿Quieres beber algo?», le pregunta Almudena antes de empezar la entrevista. «¡Ocho cervezas, por favor!», le responde él, sabiendo que de eso nada. Lleva un régimen salvaje.

-¿Qué reconoce que hace?

-Refunfuñar [risas].

-¿De qué no es?

-Ni de asociaciones, ni de partidos políticos, ni de gilipolleces.

-¿Qué suele hacer?

-No suplicar, no estar donde no me quieren, y dedicarme a lo que me apetece y a mi ritmo porque yo no tengo jefes, soy un espíritu libre y políticamente incorrecto todo lo que sea necesario, y me muevo por impulsos.

«’Date por contento de que estés vivo’, me digo, porque he tenido muy buenos amigos que no están ya aquí para contarlo»

-¿Ahora qué?

-Ahora no paran de pedirme fotos todos los días, que si de Leño, que si de Miguel Ríos, que si de Triana, que si de la ‘movida madrileña’. ¡Joder, macho, que no paro!

-¿Qué es una tristeza?

-Solo bebo agua, ¿le parece poco triste? Bueno, y alguna porquería de esas de fermentación natural que dicen que son muy saludables [kombucha]. Muy triste, pero resistiendo.

-¿Dónde ha vivido?

-Nueva York, Londres, París, Madrid…, yo qué sé en cuántos sitios he vivido ya. Yo soy hijo de emigrantes, y le he dado la vuelta al mundo varias veces.

-¿Qué es clave?

-Tener talento, sin eso vamos jodidos. Y a mí tampoco me ha venido mal saber inglés de puta madre e italiano, que también se hablaba mucho en Australia.

-¿Cómo empezó en la fotografía?

-Yo he tenido siempre cerca una cámara de fotos, porque desde Australia le enviábamos muchas fotos a los abuelos, aunque yo empecé pintando y dibujando. Recuerdo que, con 18 años, en la Facultad de Psicología, empecé a hacerles fotos de carnet a los estudiantes, y fue todo un éxito porque lo que yo les hacía eran unos retratos que alucinaban. Y sacaba perras, compañero. Y me iba comprando cada vez mejor material, y libros de Fotografía, y empezaban las noches en Rock-Ola y la Sala El Sol, y tenía para tomar mis copitas y demás; íbamos a pasárnoslo bien, sin ser conscientes en esos años de la época tan cojonuda que estábamos viviendo, sobre todo porque veníamos de otra de infausto recuerdo. Empecé a ir los conciertos porque la música me gustaba, que si a Rick Wakeman en el 79, a King Crimson en el 80, Roxy Music en el 82… Vivimos los 80 muy intensamente, pero, ¿sabes qué pasa? Que nadie nunca está contento con la época que le toca vivir, y siempre piensas que te perdiste una mejor.

-¿Qué se dice usted a veces?

-‘Date por contento de que estés vivo’, porque he tenido muy buenos amigos que no están ya aquí para contarlo.

-¿Buen tipo?

-Travieso, cabroncete, guasón, pero mal tipo no. Con la gente que va de frente, que te habla claro, ningún problema.

-Alejandro Sanz.

-Le hice fotos el otro día en Murcia y pasé a saludarlo al camerino; lo vi bien. Me dio recuerdos para mi madre, a la que conoció antes de pegar el gran pelotazo y que un día, cuando ya lo había pegado, le aconsejó que no se volviera gilipollas con la fama [risas]. Mi madre tiene 93 años y sigue pintando, se apuntó a un curso de electricidad y se lleva con algunos amigos míos mejor que yo.

«Lo mejor de todo es llegar a casa, eso es lo importante de verdad»

-¿Qué ha decidido?

-No pienso jubilarme, y además me pienso morir todavía con más años que Chuck Berry [90 años tenía cuando falleció]. Yo sigo teniendo lo que con tristeza no veo en demasiados jóvenes, entusiasmo. ¡Hay que comerse el mundo!

-¿Qué practica?

-Yo soy un tío amable, y respeto mucho el trabajo de los demás, sobre todo a los que lo hacen bien y también son amables. ¡La gente de la limpieza de la plaza de toros de Murcia, por ejemplo, tienen más fotos mías que mi madre!


Domingo J. Casas.


Vicente Vicéns / AGM


Entrega

-¿Qué hay?

-Dos tipos de músicos: los que cuando llegaron ya estaba yo, y los que ya estaban cuando yo llegué. Son muchos los que saben y aprecian mi entrega: que no dormía, que me iba de gira con ellos, que a veces les decía ‘¡no, nene, esto caca, porque si no te vas a pasar sin dormir dos días y a ver qué concierto vas a dar.!’…; son tantos conciertos en tantos lugares y con los mejores músicos del mundo, tantas portadas de discos, tanto curro saltando de un país a otro desde hace 40 años.

-¿Qué músico le cayó bien?

-¿Bien? Soy amigo de [Joaquín] Sabina, de ‘el Loco’ [Loquillo], de tantos… Paul McCartney, por ejemplo, me cayó muy bien. Lo fotografié en 1989 [durante su histórica visita al ‘estudio invernadero’ de LOS40]. Me pidió que le hiciera también fotos a su mujer Linda [Linda McCartney, compositora, activista en favor de los derechos de los animales y fotógrafa estadounidense fallecida en 1988]. Cuando terminamos el trabajo, él me pidió que nos hiciéramos una foto de recuerdo juntos. Nada divo, superamable; está claro que cuanto más grandes son los músicos, más normales en el trato. El problema es todo el círculo que los rodea, que hacen que sea muy complicado acceder a ellos. Otro que es un tío encantador es Keith Richards, con quien tengo amistad.

En tragos cortos

  • Un sitio para tomar una cerveza
    Restaurante Internacional, en Archena.

  • Una canción
    ‘Solsbury Hill’, de Peter Gabriel.

  • Un libro para el verano
    ‘La Caracol. La historia real nunca escrita’, de Jose Caracol y Nacho Serrano.

  • ¿Qué consejo daría?
    No olvides nunca que naces, creces, te jodes y mueres, así es que aprovecha la vida.

  • ¿Le gustaría ser invisible?
    A veces me vendría bien.

  • Su héroe o heroína de ficción
    Spock.

  • ¿Qué le gustaría ser de mayor?
    Fotógrafo.

  • ¿Lo que más detesta?
    El engaño.

  • Un baño ideal
    En el balneario de Archena.

  • Una copa
    Jack Daniels (etiqueta verde).

  • Un epitafio
    Nunca se rindió.

-¿Cómo es?

-¡Menudo golfo! [Risas] Un día nos paró el coche la policía.

-¿Iba usted con Keith Richards en el coche?

-No, Keith Richards iba conmigo en el coche.

-¿Y qué pintaba Keith Richards en su coche?

-Ya habíamos hecho migas durante un día y una noche al completo en otra ocasión. Cuando lo del coche estaba en Madrid con uno de sus conciertos en solitario. Todo dios conoce a este tío, por músico y por su personaje de Jack Sparrow. Si quieres pasar desapercibido, no te des un paseo con él por los bares del centro. No es tan raro esto de conocerlos más allá de los conciertos; ¿con quién salían los músicos que iban al Madrid de los 80 o de los 90? Pues con los fotógrafos, que éramos un golfos, que hablábamos inglés, que sabíamos lo que ellos querían… Un coleccionista quiso comprarme el coche, no solo por Keith Richards, es que en ese mismo coche se subió también Iggy Pop, ¡y no sé lo que pasaba, pero otra vez nos paró la policía!

-Vaya, nunca lo pararon llevando a un primo suyo de copiloto.

-[Risas] En otra ocasión, en la que tocaba AC/DC y llegábamos un poco tarde porque andábamos pérdidos, íbamos en el coche unos cuantos colegas, todos muy desmadrados menos yo, que conducía, y resulta que como los polis eran fans de AC/DC nos escoltaron hasta el lugar del concierto.

-¿Qué es peligroso?

-No tener límite con el alcohol y las drogas. No teníamos límite…; yo reconozco que tuve mucha suerte. Recuerdo a un cantante que siempre decía que él no tenía resaca nunca; ¡pues claro, hijo de puta, no tienes resaca nunca porque no sales de ella jamás!

«No fui a mi propia boda; la noche se complicó y decidí que mejor seguía soltero»

-¿Y ahora?

-No me tomo una cerveza desde el mes de noviembre, ¡pero si hasta tomo aloe! Y mis riñones y mi hígado empiezan a agradecérmelo. ¡Qué tiempos aquellos en los que te pasabas las noches trabajando y bebiendo, y los días durmiendo! Yo ahora me levanto temprano y hecho un toro. Tengo no sé cuántos proyectos en marcha.

-¿Qué no es lo mismo?

-Tener 22 años que 62; lo bueno es que has llegado [risas].

-¿Ligón?

-Por supuesto: guapo, listo, con talento, con coche, con pasta…; a los 18 años ya me pude costear mi pisito de soltero.

-Ellas.

-Fotógrafas, modelos, actrices cantantes…; mi orientación sexual la tuve clara desde siempre.

-¿Qué paso dio usted que parece de película?

-No fui a mi propia boda; la noche se complicó y decidí que mejor seguía soltero.

Visiones

-Los compañeros.

-Les echo una mano, los ayudo en lo que puedo. A mí me respetan todos. Recuerdo un concierto de Los Lobos al que llegué con mi acreditación un poco, digamos, ‘contentito’. Cuando iban diciendo nuestros nombres para entrar y se escuchó el mío, ¡Domingo J. Casas!, un fotógrafo de los de la cola gritó: ‘¡Yo!’. Yo pensé: ¡Joder, qué pedo llevaré que estoy viendo visiones! [Risas] Pero cuando reaccioné, cogí al chaval del brazo y lo entré conmigo al concierto, sin problemas, cuando me fue sincero y me dijo que no tenía acreditación.

-¿Qué artista le ha parecido más fotogénico?

-Amy Winehouse.

-¿A quién le hubiese gustado fotografiar?

-A Nastassja Kinski.

-Madonna. Uno de sus retratos más poderosos de ella.

-Un día íbamos, camino de encontrarnos con ella, [la periodista] Beatriz Pécker, un concursante de un programa de televisión al que le había tocado el premio de conocer a la estrella, y yo; pero resulta que el tío estaba enamorado de la Pécker, y como a conocer a Madonna sólo podíamos acceder él y yo, ¡se quería quedar con la Pécker. ‘¡Pero, tío, vamos al turrón hombre, al turrón!’.

¿Qué es lo mejor de todo?

-Lo mejor de todo es llegar a casa, eso es lo importante de verdad.

-¿Qué es una mala señal?

-Hoy todo el mundo es talibán o paloma [risas], y encima ha vuelto la ultradercha.

-¿Cómo lleva el régimen?

-Desde noviembre he perdido 38 kilos, y me quedan por perder otros 35. En un concierto reciente me dice un colega de seguridad: ‘Vamos bajando despacito tú y yo, camino de la mesa de sonido’. ¿Se pensaba que no iba a llegar o qué? Cuando me vio moverme por el recinto exclamó: ‘¡Hijo de puta, no estás ni tan coja, ni tan gorda, ni tal calva, ni tan sorda!’ [Risas].

Enlace de origen : Domingo J. Casas: «Keith Richards iba conmigo en el coche y nos paró la policía; todo dios conoce a este tío»