Desde hace varios meses, los senderistas que recorren la senda del Cejo de los Enamorados de Lorca pueden contemplar hasta una decena de arruís que en los últimos tiempos han escogido este paraje natural como su hábitat.
Este paraje, recorrido habitualmente por decenas de lorquinos y visitantes, está plagado de pequeñas fuentes a las que acuden no solo a beber arruís, sino también jabalíes, perdices, tortugas moras y conejos. Fuentes del Ayuntamiento de Lorca aseguran que se instalará nueva cartelería para ofrecer información de la flora y fauna de este espacio y fomentar el respeto de la misma.
«Es una auténtica maravilla poder disfrutar de este espectáculo en un espacio que está junto al casco urbano de la ciudad», afirmaba el concejal de Turismo, Santiago Parra Soriano.
Los sorprendidos son habituales de esta ruta de senderismo, pero también muchos otros que acuden -atraídos no solo por la espectacularidad de esta senda serpenteante plagada de pequeños puentecillos y que hasta hace unos días mostraba entre el acolchado de agujas de los pinos una proliferación de setas que dejaban las lluvias de esta primavera- sino por las leyendas que tienen como escenario el lugar.
«Los lorquinos conocen bien la ruta al Cejo de los Enamorados. Cada día, desde el amanecer hasta el anochecer, la recorren cientos de personas. Es un atractivo más de nuestra ciudad al que pretendemos sumar nueva cartelería específica sobre la flora y fauna que la ocupa», detallaba el edil de Turismo.
Y hacía referencia a los arruís que a uno y otro lado del sendero se dejan ver entre la espesura del bosque de pinos. «Es cierto que alguna vez se ha podido observar algún ejemplar de muflón del Atlas o carnero de Berbería en la zona rocosa del Cejo de los Enamorados, pero nunca en un número tan importante y de forma tan visible».
«Por las informaciones que nos han ido facilitando hay un grupo de casi una decena de ejemplares que se pueden observar, sobre todo, a primera hora de la mañana y al caer la tarde. Aparecen entre la maleza y si se alerta de su presencia desaparecen rápidamente, pero si se guarda silencio permanecen largo rato ofreciendo, como decía, un verdadero espectáculo del que disfrutan estos días muchos lorquinos, pero también turistas», añade.
Los ejemplares adultos tienen un tamaño de 165 centímetros de largo y 110 de altura a la cruz, con un peso de hasta 150 kilos. «Por lo que hemos podido constatar se podría tratar de varias familias, porque hay ejemplares adultos, pero también otros más jóvenes. Y muestran muchos de ellos una larga y densa barba, algo habitual en este tipo de animales», aportaba Parra Soriano.
En el municipio se han observado arruís en zonas como la Sierra del Cambrón, de Tercia, Torrecilla y Gigante-Pericay. En alguna ocasión habían hecho aparición en el Cejo de los Enamorados, en la Sierra de la Peñarrubia, «pero quizás no con este número tan amplio de ejemplares», insistía el edil de Turismo, que recordaba que los expertos siempre habían determinado que el lugar de origen de los que hacían aparición por esta zona podía ser la cercana Sierra Espuña o incluso la Sierra de María, donde es habitual encontrarse arruís.
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Enlace de origen : Los arruís toman el Cejo de los Enamorados de Lorca