España abre las puertas del cielo en un duelo dramático ante Suecia

El zurdazo de la sevillana en el tiempo de descuento, que pasó de suplente a capitana por la sanción a Oihane Hernández, rubricó un triunfo que las españolas ya acariciaban con las manos antes del jarro de agua fría del empate de Blomqvist. Fue la liberación definitiva tras la inmensa tensión acumulada en apenas unos minutos que parecieron horas. Un grito de rabia y gloria de un grupo de jugadoras y un cuerpo técnico que no han transitado por un camino de rosas hasta aquí. Las críticas tras el KO de la Eurocopa en cuartos, el cisma de las 15 rebeldes, la difícil reconciliación… Todo queda atrás, sepultado por el éxito.

Fue el epílogo al choque de estilos, con la clara apuesta sueca por el juego físico y los balones aéreos y la irrenunciable propuesta española basada en el fútbol de posesión y buen trato de balón. Así las cosas, el combinado nórdico comenzó replegado, cerrado atrás mientras España maduraba el partido con su buena circulación. Vilda sorprendió con la inclusión de Alexia Putellas en el once y la posición de Jenni Hermoso como falsa ‘9’ para reforzar aún más la presencia española en el centro del campo.

La paciencia fue dando sus frutos, con una incursión de Olga Carmona por la banda izquierda, centro y cabezazo de Alba Redondo en el segundo palo hacia el corazón del área, donde no encontró rematadora pero sí generó dudas en la zaga sueca. De nuevo Carmona, titular por la ausencia de Oihane Hernández por sanción, capitana y una de las más activas, agitó el partido con un chut desde fuera del área que se perdió lamiendo el poste. Fue una suerte de ensayo para lo que estaba por llegar.

Suecia trató de sacudirse el dominio español con transiciones rápidas y balones largos al espacio, pero La Roja evitó con mucho tino la concesión de pérdidas innecesarias y cualquier opción a balón parado cerca de sus dominios, un auténtico tesoro para el rival más cualificado en el juego aéreo.

Solo faltaba el acierto en el último pase para desnivelar la semifinal, en un paisaje de partido plácido para España, pero ese idílico estado de las cosas en el Eden Park lo alteró Suecia con un recordatorio de que necesita lo mínimo para generar peligro. Un centro desde el costado derecho lo voleó de zurda la jugadora del Barça Fridolina Rolfö y Cata Coll, exigida por vez primera en el partido, reaccionó con acierto.

El aviso activó a Suecia en el tramo final de la primera parte y España pasó por unos angustiosos minutos hasta el descanso, en los que achicó agua neutralizando como pudo el poderío físico escandinavo, especialmente a través de los remates de cabeza de Amanda Ilestedt, defensa pero también una de las máximas goleadoras del Mundial.

La pausa no le dio una marcha más al partido, todo lo contrario. Mucho respeto, fruto de lo que estaba en juego, y más juego duro con la árbitra Edina Alves permitiendo el contacto. Vilda buscó la profundidad con Salma Paralluelo, la heroína ante Países Bajos en cuartos con su gol en la prórroga, y retiró a Alexia, que cuajó una buena hora de juego pero a la que todavía le falta fuelle tras su grave lesión de rodilla.

Salma revoluciona el partido

Un cabezazo desviado de Salma tras centro de Alba Redondo revitalizó a España, que acumulaba muchos minutos sin pisar el área sueca. La eléctrica extremo del Barça, literalmente una atleta pues hasta hace poco compaginaba la velocidad con el fútbol, le dio otro ritmo al ataque español. Suyo fue el pase a Alba Redondo para el remate de la atacante del Levante desde el suelo que se fue al lateral de la red cuando se cantaba el gol.

Ya dominaba de nuevo España, de menos a más en el segundo acto, cuando un centro de Jenni Hermoso lo despejó la zaga sueca de forma errónea. El balón quedó rechazado en el corazón del área y ahí armó Salma Paralluelo el disparo instantáneo para adelantar a España.

La victoria estaba muy cerca, la tocaba con sus manos La Roja, como en cuartos contra Países Bajos, pero de nuevo se topó con el jarro de agua fría del empate, rubricado por Blomqvist en un plástico remate. Fue un golpe importante, pero no había dicho su última palabra el conjunto español, que se rearmó emocionalmente inmediatamente y respondió con un zurdazo de Olga Carmona que ya es historia del fútbol español. El balón besó la red tras impactar en el larguero, con incertidumbre, como si fuera a cámara lenta, y coronó a una jugadora que pasó de suplente a heroína. Su nombre estará asociado para siempre al triunfo más importante del fútbol femenino español. Al menos hasta el domingo.