España se cita con la gloria: «Se nos hizo sentir que el fútbol no era nuestro lugar»

España se cita con la gloria: «Se nos hizo sentir que el fútbol no era nuestro lugar»

«Todas las que estamos aquí hemos crecido pensando que el fútbol no era nuestro lugar, que no nos pertenecía. Nos han hecho sentir así. A medida que han pasado los años han mejorado las condiciones. La gente ya sabe que ese lugar también es nuestro y que hemos sido capaces de jugar una final del Mundial. Que podamos ser referentes también es hacer historia».

A Irene Paredes (Legazpi, 1991) se le retiró el brazalete cuando regresó a la selección, pero la central vasca del Barça actúa como capitana en las buenas y en las malas. Nunca se esconde, y si dio la cara después del desastre ante Japón en el último duelo de la fase de grupos, también lo hizo en la previa del partido más importante en la historia del fútbol femenino español. La guipuzcoana, que debutó con la absoluta en 2011, pertenece a la mejor generación de jugadoras que la España femenina ha tenido hasta la fecha, y simboliza, junto a muchas otras, el paso histórico para el balompié de mujeres que supone que La Roja dispute la final de una cita mundialista este domingo ante Inglaterra, actual campeona de Europa.

España está a solo 90 minutos de lograr su primera estrella mundial, y ha pasado en ocho años de soñar con jugar la máxima competición de selecciones , tras su debut en Canadá 2015, a la posibilidad de ganarla.

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En el histórico camino que ha llevado a la selección a la final de la cita oceánica se ha visto a una España con alma, recursos, que prioriza el bloque y mucha pizarra, donde las alternativas ofensivas, la fortaleza mental o la columna vertebral del Barça son algunas de las claves del éxito.

El paralelismo con el 2010

Más de trece años después de aquel inolvidable partido ante Países Bajos en el Soccer City de Johannesburgo, la historia se repite ahora con la selección femenina. El paralelismo con el campeón del 2010 es indudable después de que ambos conjuntos rompieran la barrera psicológica que habían sufrido hasta ahora con la maldición de los cruces.

La historia tomó otra dimensión para los chicos de Del Bosque y ahora se replica en el grupo que dirige el criticado Jorge Vilda, después de un último año turbulento por el cisma de las 15 rebeldes, que comenzó precisamente tras una derrota ante Inglaterra en la última Eurocopa, y la difícil reconciliación con varias de ellas.

«Si lo que pasó ha servido para estar aquí es positivo. Nos ha hecho mejorar a todos. No cambiaría a ninguna de mis veintitrés futbolistas por nadie», expone Vilda, que no se casa con nadie y ha utilizado a todas sus jugadoras en el torneo a excepción de la tercera portera, Enith Salón.

Entre todas ellas destaca Aitana Bonmatí, que tras ser una de las cabecillas de la famosa revuelta contra el seleccionador, regresó al equipo para liderarlo hacia el último escalón para la eternidad. «Es una jugadora de la que estoy completamente enamorado de la forma de jugar, diría que es como la Iniesta del fútbol femenino», dijo Pep Guardiola de la atacante catalana este sábado.

El elogio del técnico del Manchester City continúa con las similitudes de aquel equipo que hizo su obra cumbre en Sudáfrica un recordado 11 de julio, y que fue el logro de una generación de jugadores tan extraordinaria por su cualificación técnica como por sus ansias para competir.

«El triunfo fue la consecuencia de unos factores que ayudaron a que el fútbol español se pusiera arriba, como es la formación de los entrenadores, las instalaciones que tenemos, el trabajo que se ha hecho con los jóvenes, y en definitiva, la estructura del fútbol español. La victoria fue un síntoma de modernidad y fruto de años de trabajo», reconoció en su día Vicente del Bosque, técnico artífice de aquel equipo irrepetible.

La ‘escuela’ de aquella España se replica en el equipo de Jorge Vilda, que mantiene su interés por la posesión del balón, aunque como ocurriera allá por 2010 a ellas también les pudo la retórica en algún momento del camponato, y sufrieron una derrota ante Japón como en su día pasó ante Suiza, que hoy se ve como didáctica a tenor de lo ocurrido en ambos mundiales. Un descalabro que puede sufrir cualquier campeón alguna vez siempre que sea para aprender.

El saber recomponerse tras los golpes fue igual de clave en Johannesburgo que en el camino hacia Sídney. El grupo siguió con su juego vertical y entre líneas que tanto ha caracterizado al ‘tiki taka’ para derrotar a quien se pusiera delante. Y si antes eran Busquets, Iniesta, Xavi o Villa, ahora lo son Abelleira, Bonmatí, Hermoso o Salma Paralluelo, jugadora esta última que el año pasado por estas fechas se proclamaba campeona del mundo Sub-20 y que es fiel reflejo del relevo generacional que vive el fútbol español.

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