El pionero de las visitas guiadas

El pionero de las visitas guiadas

Un viaje a Ámsterdam le abrió los ojos. Descubrió una experiencia «fascinante» y hasta ese momento desconocida en Málaga: conocer una ciudad con un guía profesional y que los visitantes pudieran reconocerle voluntariamente la actividad en función de su valoración. Corría el año 2010 y por entonces Carlos Hernández (Granada, 1980) trabajaba como coordinador de actividades en varias escuelas de español para extranjeros. «Había conocido muchos guías turísticos, pero todos trabajaban previo pago. Que fuese voluntario, me chocó muchísimo», recuerda este malagueño de adopción, titulado en Filología Hispánica y pionero de los ‘Free Tours’ en Málaga.

Y es que a su regreso a la ciudad andaluza comprobó que había un nicho de negocio que nadie había explotado; un tren que no estaba dispuesto a dejar pasar. «Encajaba con lo que yo hacía y estaba convencido de que funcionaría». No se equivocó. Solo siete meses después, coincidiendo con el Día Mundial del Turismo, el 27 de septiembre de 2010, se atrevió con su primer grupo. Desde entonces el crecimiento ha sido exponencial. Ha pasado de trabajar solo a aliarse con otros seis guías –todos autónomos– bajo la marca malagaturismo.es (con 5.500 reseñas en Google) y de atender un centenar de turistas al mes hace una década a los más de 2.000 actuales entre todo el equipo. «Fue tal el crecimiento, que tuve que asociarme con otros compañeros para atender toda la demanda y organizar descansos», indica. Pese a todo, el mes de vacaciones se disfruta en tandas de varios días salpicadas a lo largo del año y el descanso semanal, si lo hay, casi nunca es en sábado y domingo. «Tomarnos un fin de semana libre es algo excepcional, aunque si lo necesitamos, intentamos turnarnos», aclara. «Como verás, con este panorama tampoco es fácil la conciliación», abunda.

Pero aquel flechazo con el oficio tuvo también sus sinsabores. «Los inicios no fueron fáciles; había pocos guías y muchos codazos para que no entrásemos nuevos», confiesa Hernández, hoy respetado por los colegas y con una reputación a sus espaldas, pero que sufrió amenazas e intimidaciones por parte de algunos guías ‘tradicionales’, que manifestaron abiertamente su recelo a esta nueva fórmula y su miedo al intrusismo.

Pero Hernández zanja la cuestión. «Quienes ejercemos como guías ‘Free Tours’ tenemos que tener nuestra acreditación, porque hay inspectores de la Junta de Andalucía que regularmente la piden. Me consta que ha habido sanciones en Málaga por no tenerla», revela Hernández, que ha visto como escuelas de turismo extranjeras traen a sus alumnos para hacer prácticas como guías con tan sólo haberse leído una mínima documentación».

Inglés, francés y ‘malaguita’

Además de filólogo, Hernández es animador sociocultural, tiene estudios en Interpretación y un grado superior de FP de Guía, Intérprete y Asistencia Turística, que estudió para lograr en Andalucía la habilitación como guía turístico, aunque ya la había conseguido también en Valencia. Además, domina el inglés, el francés y el ‘malaguita’, porque a sus visitantes les explica también expresiones populares como ‘estar alikindoi’ (es estar atento y viene de ‘look and do it’) o ‘guarrito’ (es un taladro y deriva de la marca Warrington).

A él suelen preguntarle siempre por los populares espetos, sobre todo, si pueden comerlos fuera de los cuatro meses que no tienen ‘R’, que es cuando están mejores. No le faltan anécdotas en este sentido, ya que durante uno de los tours con un grupo de EE UU y, mientras trataba de explicarle cómo se comían, la impaciencia por degustarlos llevó a un turista a meterse en la boca la sardina entera, «cabeza incluida». En otra ocasión y, en su afán por trasladarlos a la Málaga del siglo IV frente al Teatro Romano, les dio a oler la receta de la salsa de garum, una delicatesen romana hecha a base de pescado fermentado. «Intentamos recrear el clima de la época, pero un niño rompió la magia y provocó una carcajada generalizada al desvelar a todos que aquello olía como las zapatillas de su hermano».

Hernández defiende su profesión y trata de distinguirse del resto con un material audiovisual relacionado con la visita, que los turistas consultan en sus móviles durante el recorrido. Trabajo no le falta en todo el año, «sobre todo ahora que Málaga está de moda, que los ‘Free Tours’ se han popularizado y que nuestra empresa se ha hecho con un nombre», expresa este guía, que asegura que si en verano tienen 40 o 50 grupos al mes, en temporada baja (de finales de octubre hasta Semana Santa) pueden atender unos 30, que compensan con tours privados y actividades escolares o paralelas a congresos. Pese a todo se saca un sueldo que ronda los 1.500 o 2.000 euros. «Las propinas no suelen superar los 10 euros, aunque en una ocasión cayeron 50; aún me acuerdo de aquello».

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