Djokovic, el renacido

Djokovic, el renacido

Con Novak Djokovic en la lona, vaporizado por el calor y con los médicos tomándole la tensión, Carlos Alcaraz no dio la estocada definitiva. Estuvo a un punto de sumar su quinto Masters 1.000, el primero en Cincinnati, pero no remató al serbio, renacido tras solventar el problema de la temperatura y que, pese a su amago de retirada, completó una remontada inhumana en tres horas y 48 minutos (5-7, 7-6 (7) y 7-6 (4)), siendo la final de Masters 1.000 más larga de la historia a tres sets.

El serbio llegó a estar 5-7 y 2-4 y además salvó un punto de partido en el desempate del segundo set, pero de una forma u otra sobrevivió para triunfar por tercera vez en Cincinnati y para desquitarse, aunque sea un poco, de lo ocurrido en la final de Wimbledon hace poco más de un mes.

Empezó dubitativo el murciano, con un ‘break’ en contra que hacía presagiar que Djokovic, con menos desgaste a lo largo de la semana, iba a tomarse la revancha de lo ocurrido en Wimbledon. El de Belgrado tuvo su pico con 4-2 15-0, momento en el que el partido viró gracias a un revés paralelo a la línea de Alcaraz. Djokovic se quitó el sombrero ante el golpe y no dudó en aplaudir el gesto del español. Lo que no sabía es que había sido su sentencia.

Alcaraz ganó diez de los doce siguientes puntos. Igualó el partido y volteó las sensaciones. Djokovic estaba desubicado y desorientado, con una importante intolerancia al calor y gritando incluso a su banquillo pidiendo algún tipo de solución en forma de líquido.

Su mirada, cada vez que se ponía la toalla refrigerante en los hombros y la cabeza, era la del Djokovic entre 2007 y 2011, el que sufría problemas respiratorios en partidos largos y que se deshacía ante el calor.

Cuando Alcaraz, con otro revés sensacional a la línea, puso el 7-5, Djokovic se esfumó por el túnel de vestuarios. Estuvo unos diez minutos fuera, siendo tratado, respirando y tranquilizándose, pero no había solución para la pájara que estaba sufriendo. Tras ceder su saque, con tres dobles faltas seguidas, algo inimaginable para el 23 veces ganador de Grand Slam, volvió a abatirse en su banquillo y a pedir la entrada de los médicos, que con cara de preocupación le tomaron la tensión y le dieron medicinas.

«Hace calor, somos una puta roca», le dijo Juan Carlos Ferrero a su pupilo, que ante el desvanecimiento tenístico de Djokovic no perdía la concentración. Pese a que parecía que una retirada era posible, Djokovic aguantó en pista, como hizo Alcaraz en las fatídicas semifinales de Roland Garros, y no se dio por vencido. Hasta el punto de que volvió al partido. No había explicación para lo que ocurrió. Djokovic pasó de estar muerto a ser peligroso de nuevo y no solo recuperó la desventaja, sino que llevó el segundo set al desempate y, tras salvar un punto de campeonato en contra, lo ganó.

Ver para creer, Djokovic, que minutos antes estaba con un tensiómetro en el dedo, había ganado el set. Alcaraz reaccionó golpeando varias veces su banquillo, con rabia, y una vez se tranquilizó pidió la asistencia del fisio por un problema en un dedo. Djokovic, como al final del primer set, volvió a irse al baño. Pese a su tardanza, no hubo advertencia para el serbio, que comenzó con una pequeña ventaja moral el set definitivo, donde fue el primero en disponer de pelotas de rotura. Seis, dos en el quinto juego y cuatro en el séptimo, todas ellas salvadas por Alcaraz. Hasta que llegó la séptima y al español se le enganchó un revés en la red.

Djokovic sostuvo en sus manos un 5-3 a favor y disfrutó de dos puntos de partido al saque de Alcaraz, el segundo salvado por el español de manera increíble. Aguantó el servicio y traspasó la presión a Djokovic, que desperdició otras dos bolas de partido y perdió el saque ante una defensa a ultranza del murciano.

Vuelta a empezar, 5-5, y vuelta a sufrir, porque Alcaraz tuvo que desactivar dos bolas de ‘break’ antes de asegurarse el ‘tie break’ en el que se decidió el título.

Lo comenzó con una doble falta, un intercambio larguísimo perdido y un resto precipitado. 3-0 en contra y calambres en una mano. Sin problema, lo igualó. Llegó vivo hasta el 4-4, pero Djokovic jugó los tres últimos puntos a la perfección y doblegó al español.

Djokovic, el renacido, hizo con su tercer Cincinnati, cuarto título del año, Masters 1.000 número 39 e igualó la rivalidad con Alcaraz (2-2). El serbio no será número uno en el US Open, pero está a apenas 20 puntos del murciano, que defenderá título en Flushing Meadows y con ello 2.000 unidades, frente a un Djokovic que no jugó el torneo el año pasado por las restricciones covid.

Enlace de origen : Djokovic, el renacido