Las pérdidas de hasta el 20% por cancelaciones de última hora alientan el cobro por reservar en los restaurantes de la Región de Murcia

Las pérdidas de hasta el 20% por cancelaciones de última hora alientan el cobro por reservar en los restaurantes de la Región de Murcia

Nunca pensó David López, propietario del Local de Ensayo de Puente Tocinos, que sería pionero en la Región de Murcia en aplicar una medida destinada a contrarrestar la cancelación de una mesa con poco tiempo de antelación o incluso sin que los comensales terminen por avisar. Una práctica que se está popularizando cada vez más en los restaurantes por los agujeros económicos que ocasionan a los hosteleros.

«Nos encargaron un día una mesa de 14 personas con tarta de cumpleaños incluida, una segunda de cuatro y una tercera de dos, no aparecieron; nos hicieron un roto porque perdimos 20 clientes de los 30 cubiertos de los que caben en nuestro establecimiento», cuenta López desde su otro restaurante Ajo y Agua de Cabo de Palos, que tampoco se salva de lo que califica de «incultura gastronómica». «Este verano nos dejaron tirados 50 personas», prosigue el chef, porque asegura que muchos clientes suelen reservar en varios sitios a la vez y deciden en los últimos instantes.

Lleva desde 2017 con el cobro en su restaurante de Murcia, una sistema que cada vez está siendo más habitual. En la Comunidad ya supera la decena de restaurantes, de los más de 700 que ya lo hacen en territorio español, según un estudio elaborado por ‘The Fork’ (El tenedor, en inglés) una aplicación de reserva de restaurantes. Hay dos modalidades de cobro. La primera, mediante una señal anticipada del coste del menú y, la segunda, una cantidad determinada por comensal si no se presenta a la reserva al hacerse el restaurante con los datos de la tarjeta.

López cobra 30 euros por comensal en el caso de que detecte una anulación por «mala fe» como no responder al teléfono o colgar directamente sin contestar. Pero este sistema le acarreó una descenso de reservas de hasta un 40% y muchas críticas de los clientes porque no quieren introducir los datos de su tarjeta. «No entienden que se meten en una aplicación independiente de la que nosotros no tenemos acceso a esa información», explica el restaurador, quien subraya el esfuerzo que le supone saber que va a estar lleno el local: «Si voy a tener 30 reservas, necesito contratar a personal extra».

Piden los datos de la tarjeta para poder emitir el cobro de una cantidad por cubierto en caso de que no se acuda

En su restaurante Local de Ensayo, solicita los datos bancarios por una reserva todos los días, mientras que en el de Ajo y Agua, solo los viernes y sábado. «El cliente con cultura gastronómica acata introducir sus datos porque está acostumbrado a este tipo de restaurante, pero la gente que presume de palabra al final no viene», subraya López. Tras su decisión, se sumaron otros como Barahonda, en Yecla; La Cabaña Buenavista, en El Palmar; y Magoga, en Cartagena.

Este último decidió implantar dicho sistema después de que se anularan seguidamente muchas reservas. «Trabajamos con alimentos frescos, que servimos para ese día, por lo que lo pusimos para cubrir el coste que genera que el cliente decida ausentarse en el último minuto», explica Gema Galindo, administrativa del restaurante con una estrella Michelin. El cliente tiene solo hasta 24 horas antes para revertir su reserva si no quiere pagar 40 euros. «Entendemos los imprevistos y no les cobramos», agrega Galindo, quien precisa que intenta dar todas las facilidades a los comensales como dejar un pago adelantado en el restaurante en caso que no desean usar su tarjeta.

El sistema comienzaa ser habitual en muchos establecimientos,aunque recibe críticas de una parte de la clientela

‘No show’

El restaurante Taúlla en Espinardo también incluye esta modalidad por la que el cliente debe introducir los datos bancarios. La página web advierte de que la reserva lleva incluida una política de cancelación por la que cobraría 20 euros si no acude. La práctica del ‘no show’, como denominan los restauradores, puede suponer una pérdida de hasta un 20% de los ingresos. «Desde las pasadas navidades, pedimos los números de la tarjeta los viernes y los sábados», revela el chef del local murciano, Rodrigo Fernández. «La gente acaba yendo cuando le tocas el bolsillo o, al menos, te llaman para avisarte con tiempo», incide el también encargado del establecimiento, que asegura que «duele dejar fuera a clientes que realmente desean comer en tu restaurante».

Para Juan José Nicolás, presidente de la Asociación de Restaurantes de la Región de Murcia, perteneciente a la Federación HoyTú, es una medida que cortaría la sangrante pérdida de ingresos. «La cancelación a última hora deja un importante ‘pufo’ en todos los restaurantes, sobre todo en los pequeños», afirma Nicolás, quien considera el prepago como una fórmula válida que solo el establecimiento debe decidir si asume el riesgo de la reducción del número de reservas o mantener la anulación gratuita.

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