Aguas residuales: ¿solución o problema?

Aguas residuales: ¿solución o problema?

Las aguas residuales son una amenaza creciente para la salud y el medio ambiente y representan casi tantas emisiones que calientan el planeta como la industria de la aviación. Según Naciones Unidas, este sector emite a la atmósfera metano y óxido nitroso, dos grandes fuentes de gases de efecto invernadero. «Se estima que la degradación de la materia orgánica durante el tratamiento supone más del 1,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero», revela el informe ‘Aguas residuales: convirtiendo el problema en solución’, publicado esta semana por la ONU.

Sin embargo, con las políticas adecuadas aseguran los autores, las aguas residuales podrían proporcionar energía alternativa a 500 millones de personas y suministrar más de 10 veces el agua proporcionada por la actual capacidad mundial de desalinización y compensar más del 10% del uso mundial de fertilizantes. «Existen múltiples beneficios al recolectar, tratar y reutilizar eficazmente las aguas residuales, incluidos nuevos empleos y fuentes de ingresos. Se obtendrían ventajas adicionales al reducir el volumen de aguas residuales producidas», advierte la investigación.

En la actualidad, sólo el 11% de las aguas residuales tratadas del mundo se reutiliza y alrededor de la mitad no tratadas a nivel global terminan en ríos, lagos y mares. España es uno de los países a la vanguardia en la reutilización de este tipo de aguas y ocupa la quinta posición a nivel mundial en cuanto a capacidad de reutilización instalada. Se estima que «ya reutilizamos más de 400 hectómetros cúbicos al año, entre el 7 y el 13% del agua residual tratada», advierte la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR). «No debemos dejar que la oportunidad simplemente desaparezca por el desagüe: es hora de hacer realidad la promesa de las aguas residuales como fuente alternativa de agua limpia, energía y nutrientes importantes», apunta Leticia Carvalho, coordinadora principal de la Subdivisión de Agua Dulce y Marina del Pnuma.

Por ello, Naciones Unidas ha instado durante la Semana del Agua que se celebra estos días en Estocolmo (Suecia) a que se reduzca el volumen de aguas residuales y se gestionen de la forma adecuada para capturar los recursos que se puedan reutilizar de forma segura. «Tienen un gran potencial, pero actualmente se permite que contaminen los ecosistemas de los que dependemos», denuncia Carvalho.

A pesar de su impacto en el medioambiente, las aguas residuales pueden convertirse en una solución climática, ya que «pueden producir alrededor de cinco veces más energía de la necesaria», apunta el informe de Naciones Unidas. «Lo suficiente para proporcionar electricidad para alrededor de 500 millones de personas al año», apostilla.

Además, la reutilización del nitrógeno, el fósforo y el potasio de las aguas residuales también ayudaría a reducir la dependencia de los fertilizantes sintéticos, compensando el 13,4% de la demanda mundial de nutrientes agrícolas. Asimismo, hay recursos adicionales que se pueden recuperar de las aguas residuales y que ya están beneficiando a varias industrias.

No obstante, mejorar la gestión y la reutilización del agua es un desafío complejo. Sin embargo, los países de todo el mundo tienen experiencia que aprovechar y ampliar, y las soluciones pueden adaptarse a diferentes contextos socioambientales. El informe destaca ejemplos de gestión exitosa de aguas residuales en países de ingresos altos y bajos, incluidos el Caribe, China, Colombia, Dinamarca, Egipto, Alemania, India, Israel, Namibia, Senegal, Suecia, Singapur, las Islas Salomón y Túnez.

«Necesitamos mantener la presión para mejorar algunas condiciones subyacentes críticas si queremos que estas acciones tengan éxito», explica Peter Harris, director de GRID-Arendal. «Para que eso suceda, necesitamos una gobernanza e inversión más eficace», finaliza.

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