Bellingham le amarga el centenario al Celta

El plan del ex de la ‘casa blanca’ funcionó a la perfección hasta que apareció el de Stourbridge que, a falta de un nueve de relumbrón, se ha erigido en el hombre gol del catorce veces campeón de Europa con un infinito abanico de recursos. Esta vez fue un córner botado por Kroos desde la izquiezda y prolongado de cabeza por el pertiguista Joselu el que permitió a Bellingham subir el cuarto tanto del curso a su casillero, mantener el pleno a domicilio del líder de Primera y tumbar a un Celta con pundonor, aunque sin filo.

El once del Real Madrid aportó como novedad el estreno bajo palos de Kepa, que se llevó un susto mayúsculo cuando el primer disparo del Celta acabó con el cuero en las redes del marco que defendía. El zurriagazo de Fran Beltrán, que Larsen desvió con el tacón, enardeció Balaídos, pero el árbitro, auxiliado por el VAR, atendió las súplicas del cancerbero vasco, al que el espigado atacante noruego dificultó el despeje previo agarrándole de la camiseta.

Aunque la decisión del trencilla alivió a Kepa, al Real Madrid le empeoró el cuerpo enseguida porque Vinicius se echó mano a la parte posterior del muslo derecho después de un sprint en el que sacó de rueda a Aidoo y Starfelt. El brasileño intentó seguir, pero no tuvo más remedio que asumir el cambio para evitar males mayores en una escuadra cuya enfermería anda repleta de pacientes VIP. Pese a ello, las primeras impresiones invitan al optimismo con el fluminense.

La lesión de Vinicius obligó a Ancelotti a cambiar de partitura con la entrada de Joselu, un ariete clásico que debía fajarse con los tres centrales que dispuso Rafa Benítez en el Celta. Los olívicos, firmes en defensa, mostraban una tez punzante en ataque y rozaron el tanto en un centro de Cervi al segundo palo al que no llegó Mingueza por centímetros y en un disparo cruzado de Bamba a servicio del que fuera lateral del Barça que se marchó rozando el poste. Privado de su dinamo, el Real Madrid apeló a su adrenalínico centro del campo para asumir el bastón de mando e ir madurando al Celta, mas los visitantes carecían de frescura en tres cuartos e incurrieron en un tramo espeso alterado solo con cuentagotas por la chispa de Rodrygo y los destellos de Bellingham.

En vista del atasco, Ancelotti dio una vuelta a su planteamiento tras el descanso. El italiano configuró un doble pivote con Tchouaméni y Camavinga, dibujó una línea de tres por delante con Rodrygo en el costado izquierdo, Valverde en el derecho y Bellingham fungiendo de enganche con Joselu, aunque fue el Celta el que lanzó el primer aviso de la segunda parte con un remate de cabeza blando de Larsen que no ofreció dificultades a Kepa.

Penalti fallado

La electricidad por banda izquierda de Bamba era el principal argumento ofensivo de un Celta que tenía bien sujeto al Real Madrid mediante la telaraña defensiva que urdió por Benítez. El cuadro celeste apenas concedió más algarabías ofensivas al Real Madrid en el inicio de la segunda mitad que una incursión de Rodrygo por banda izquierda que finalizó con un disparo desviado de Valverde cuando el uruguayo tenía viento favorable para adelantar a su equipo.

Entraron Modric y Kroos con el propósito de dinamizar la circulación del Real Madrid, pero los de Ancelotti tenían el ánimo cruzado. Lo demostró Rodrygo desperdiciando un penalti por derribo de Villar sobre él mismo. La fuga de Benzema al fútbol saudí ha desprovisto al Real Madrid de un ejecutor fijo. Ni Vinicius, en el clásico de pretemporada, ni su compatriota, en Balaídos, pasaron la reválida desde el punto de castigo. Otro motivo para la añoranza del ‘9’ galo.

Socorrido por su portero, perdonó también el Celta, con más ardor guerrero que tino. Benítez respondió al fallo de Aspas reforzando el andamiaje defensivo. Quiso dar vuelo Ancelotti a Alaba por banda izquierda reclutando a Nacho para el eje de la retaguardia y sacrificando a Fran García. Y justo en ese trastoque de piezas apareció Bellingham para sacar del atolladero al Real Madrid y darle tres sufridos puntos que valen su peso en oro.