Convulsiones febriles en niños: cómo detectarlas y actuar

Convulsiones febriles en niños: cómo detectarlas y actuar

Cuando los niños tienen fiebre, en ocasiones es frecuente que esta se deje ver de una manera igualmente llamativa y alarmante, en forma de convulsiones. Suelen suceder en pequeños de entre cinco meses y cinco años aproximadamente y cuando pasa, los adultos a su alrededor suelen asustarse y no tener muy claro cómo reaccionar. A pesar de lo terrible que puede parecer el momento, en la mayoría de los casos se soluciona sin ningún problema y secuelas y solo en unas pocas ocasiones se complica con un atragantamiento con flemas.

Lo explica en su perfil de Twitter la cuenta @RCPdesdemicole, dedicada a informar sobre servicios de urgencias y emergencias a escolares. Para ayudar ante estas situaciones indeseadas, explican cómo suele suceder. Cuando un niño se encuentra enfermo de repente se puede quedar con la mirada perdida, ‘desconectado’. Puede empezar con movimientos raros con la boca o la lengua, hacer un ruido con la garganta. Puede ponerse muy rígido y empezar con movimientos repetidos de todo el cuerpo o de solo una parte.

En este proceso, la rigidez puede hacer que el niño respire con dificultad o incluso deje de respirar y ponerse morado. Estas suelen ser situaciones trágicas para los padres que ya se esperan lo peor: «Mi hijo se está muriendo». Tras los segundos que duran las convulsiones, el niño entra en post-crisis, lo que significa que se queda inconsciente durante 5, 10 o 15 minutos, aunque también puede ser que quede en lloriqueo continuo, como si estuviera teniendo una pesadilla pero sin poder despertarse.

Esta es la manifestación de las convulsiones febriles, que en la mayoría de los casos se arreglan solos, ya que muchos niños pueden haberlas sufrido por la noche sin que los padres se enteren: «Pasan este proceso y se recuperan y al día siguiente ni nos damos cuenta». Pero cuando sí los ven, los puedes pueden llegar a creer que su hijo está perdiendo la vida, por lo que en el hilo de Twitter se dan algunas actuaciones que pueden ayudar a sobrellevarlo y mantener la calma:

1. Intentad asociar enseguida «fiebre-convulsión febril, no grave, tranquilo, tranquilo».

2. Llamar al 112 y decir que el niño estaba malo o tenía fiebre.

3. Poner la mano en el pecho del niño para notar su corazón.

4. No dejarlo boca arriba para impedir que se ahogue o atragante. Mejor de lado.

5. No meter nada en la boca, ya que se puede romper un diente o hacer heridas.

6. No intentar parar la convulsión, no se puede. Tan solo se debe sujetar la cabeza.

7. Cuando ceda la convulsión, es cuando se puede valorar si el niño respira. Una vez comprobado solo hay que esperar que despierte o llegue la ayuda, siempre vigilando que siga respirando.

8. Quitarle la ropa si está muy caliente, aunque no hay que obsesionarse con bajarle la fiebre, ya que la fiebre alta ni empeora ni alarga las convulsiones.

9. Si no respira, lo más frecuente es que se haya atragantado con una flema, para lo que se recomiendan los golpes en la espalda o la maniobra de Heimlich. En casos muy excepcionales, si sigue sin respirar se realizará un boca a boca, y si no se nota el latido, se procede al RCP.

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