La comunidad marroquí de Murcia, conmocionada: «Es angustioso; seguimos intentando localizar a familiares»

La comunidad marroquí de Murcia, conmocionada: «Es angustioso; seguimos intentando localizar a familiares»

Nin Hanan ha pasado toda la noche en vela, pegada al teléfono móvil y con una «angustia» cercana al pánico. A la familia de esta joven de 28 años, que reside en Los Narejos, el terremoto que ha devastado Marruecos le ha sorprendido en Agadir, una de las ciudades más afectadas. Sus padres y hermanos estaban allí de vacaciones, visitando a los abuelos. «Han notado muchísimo el terremoto. Es una situación muy difícil; mis padres, hermanos y abuelos están bien, pero aún no sé nada del resto de mi familia», relataba este sábado aún conmocionada. «Me estoy ahogando aquí, sin poder saber si están todos bien», confesaba. Por su cabeza pasaba esta mañana la idea de buscar algún vuelo para poder estar con los suyos.

Tras la brutal sacudida, la familia de Nin salió a la calle, como todos los vecinos de Agadir, y al raso pasaron toda la madrugada. Incluido sus abuelos, de 95 años. A la joven de Los Narejos, los daños materiales le preocupan en este momento mucho menos. Solo sabe que la casa de sus padres «está rajada».

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Como Nin, miles de migrantes que residen en la Región y de españoles de origen marroquí trataban este sábado de localizar a sus familias por teléfono. No ha sido fácil, porque en algunos momentos de la madrugada las líneas se colapsaron, cuenta Karima Belarmrissi, que tiene a su madre y a su hermana en Meknes, una zona bastante alejada del epicentro del terremoto, en las cercanías de Marrakech. Pese a la lejanía, el seísmo se sintió de forma intensa, y la Policía mandó desalojar los edificios. «Hasta las siete de la madrugada han estado en una explanada», explicaba mientras trataba de contener las lágrimas. Por el restaurante que regenta Karima en el barrio de San Andrés, en Murcia, pasaron este sábado muchos marroquíes preocupados por los suyos. La pregunta se repetía en todas las conversaciones: «¿La familia está bien?».

Ilyas Kamal, un murciano de 25 años de origen marroquí, respiraba tranquilo después de saber que sus tíos y primos, que viven en Casablanca, están a salvo. En esta ciudad se han registrado al menos tres muertos, según los primeros balances. «El problema son las casas antiguas, en la zona de la Medina; algunas se han caído», contaba Ilyas, que hace apenas tres días paseaba por las calles de Casablanca, hoy devastadas por el seísmo. «Volví anteayer de vacaciones, no me ha pillado por poco», suspiraba este trabajador de Recursos Humanos de una empresa hortofrutícola.

Todavía muchos murcianos de origen marroquí están en Marruecos de vacaciones, aunque «si el terremoto se hubiese producido en agosto, habría pillado allí a muchos más», advertía Ilyas.

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