Nuevos tiempos, misma devoción por la Fuensanta

Nuevos tiempos, misma devoción por la Fuensanta

Hunde la Feria de Murcia sus raíces en la época de Alfonso X y más de dos siglos y medio lleva la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Fuensanta, cumpliendo -salvo caso de fuerza mayor, como fue la pandemia- con su cita anual con los murcianos. Este martes volvió a ser día de Romería mayor y los vecinos abrazaron de nuevo masivamente una tradición que pervive de la mano de la devoción, pero que se va agarrando a los nuevos tiempos, para seguir tan presente como siempre.

Unos nuevos tiempos que se plasman en el uso de la tecnología y en el bosque de móviles que persiguieron a la Patrona desde su salida de Catedral, y que hasta la devota más veterana intentaba mantener con pulso firme para no perderse nada del momento, mientras que otros se tomaban ‘selfies’ por doquier. Una modernidad que tampoco escapa de los atuendos de más de un romero, que al estilo de un fan juvenil -o lo que se llamaría hoy un ‘Fuensanter’- llevaba la imagen de la Morenica estampada en el pecho. Y unos tiempos presentes que lucen en la piel de los fieles más jóvenes, muchos de los cuales recorrieron el camino hasta el santuario de Algezares mostrando los tatuajes y piercings. Devoción intergeneracional y no ajena a las modas.

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Partía la Fuensanta a las 8 de la mañana del templo catedralicio, tras la misa que en su honor ofició el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes. La aguardaba en la plaza de la Cruz una multitud de fieles que se prolongaba, sin apenas un centímetro de espacio, hasta una abarrotada plaza del Cardenal Belluga. El grito de «guapa, guapa y guapa», acompañada de aplausos, se escuchaba entre unos romeros entre los que se podía diferenciar claramente, a aquellos que se habían acercado con ropa de calle e, incluso, de cierta gala, para encontrarse con su Patrona, y de aquellos que se habían enfundado los pantalones cortos, mallas y zapatillas, dispuestos a enfilar el camino hasta el monte.

Casi en primera fila se encontraban algunos de los devotos más veteranos de la Fuensanta; aquellos que sacan fuerzas de flaqueza para verla salir una vez más. «Pese a sus 90 años, mi madre, que además está medio ciega, se ha empeñado en venir andando desde Vistalegre», comentaba la hija de Francisca. Unos metros más adelante, Josefa no podía reprimir las lágrimas. Hace apenas mes y medio perdía a su marido y acudía a encontrar consuelo entre los brazos de su patrona. «Siempre venía con él; son muchos recuerdos», comentaba mientras le regalaba un ramo de flores.

Hubo quien quiso presenciar el paso de La Morenica, por el Puente Viejo desde una perspectiva diferente, y no dudó en subirse a primera hora a la gran noria panorámica para presenciar la desembocadura en él del gran río de romeros y el encuentro de la Fuensanta con la Virgen de los Peligros, que llegó regado por una lluvia de pétalos. Y si las zapatillas de deporte fueron el calzado más repetido, no faltaron los que formalizaron promesas emprendiendo el camino descalzo. Lo hacía Lidia, mientras explicaba que, pese a ser de Baeza, la Fuensanta se ha ganado su cariño tras ocho años en Murcia.

También curtieron su la fe en las plantas desnudas de sus pies Diego, Mari Carmen y su hijo Fran, que se sumaban a la Romería desde la Era Alta. «Una promesa no se cuenta», explicaban al tiempo que confesaban que habían tenido que hacer dos viajes en moto para venir a Murcia. «Y tenemos el coche en Algezares para la vuelta», añadían. Volvieron a llover los pétalos, minutos antes de las 9 de la mañana, a las puertas de la iglesia del Carmen, donde esperaba a la Morenica la recién estrenada unidad de Caballería de la Policía Local y donde se le cantó una ‘Salve’. También se lanzaron en varias ocasiones, en Torre de Romo, punto donde Martha, erasmus polaca, relataba su primera experiencia romera en Murcia. «Llevo apenas una semana aquí y no podía perder la oportunidad, aunque fuera viniendo sola», comentaba esta estudiante de Matemáticas. Más rasgos de los tiempos que corren.

Comenzaron las maniobras de avituallamiento de los romeros a la llegada de Barrio del Progreso y continuaron ya hasta el final. A las 14.50 horas, con algo de retraso sobre lo esperado, culminó la Patrona la entrada a su santuario, tras recorrer las siete cuestas que lo preceden. La acompañaba el alcalde de Murcia, José Ballesta, que dio inicio la Feria hace algo de menos de dos semanas recordando que es esta producto de la unión de la tradición y vanguardia. Y que siga con esa doble identidad.

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