Este verano ha sido el tercero más cálido desde que hay registros, esto es desde 1961, después del verano del año pasado, que encabeza la clasificación, y el de 2003. Y aunque tampoco ha sido un verano de récords en cuanto a olas de calor (hemos estado 24 días bajo temperaturas extremas, lejos de los 42 del verano de 2022) sí se han registrado marcas históricas, como los 46,8ºC de Valencia (tres grados más que el récord anterior) y las dos noches infernales (llamadas así cuando el termómetro no baja de los 30 grados) que se vivieron en Málaga, con 31,2 grados de temperatura mínima, o los 37 de mínima que hubo una noche en Tenerife. La temperatura media del verano fue 23,4 grados en la España peninsular, 1,3 grados centígrados superior al promedio normal,
Así lo ha contado este jueves el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, en una rueda de prensa junto a la vicepresidenta del Gobierno en funciones y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), Teresa Ribera, en la que han presentado el balance meteorológico del verano 2023, y en la que también han avanzado que este otoño se prevé que será «muy cálido» y lluvioso, lo que permitirá aliviar algo la situación de sequía prolongada que sufre España.
Según Del Campo, este verano ha sido el tercero con la temperatura media más alta de los últimos 62 años, pero el portavoz de la Aemet puso el foco en cómo está afectando el cambio climático a las temperaturas estivales, al señalar que nueve de los diez veranos más calurosos desde que hay registros se han producido en el presente siglo, y cuatro de los cinco más calurosos desde 2015, lo que marca una tendencia en cuanto a que cada vez vamos a sufrir más episodios de temperaturas extremas.
Del Campo también puso el foco en el récord que se ha batido en la temperatura del mar, con una media de 19,5 grados en nuestras aguas costeras, medio grado más que el anterior récord de 2020. «Y agua más caliente es combustible para esos temporales de precipitaciones intensas», advirtió Del Campo en referencia a las Danas de hace dos semanas.
Otoño muy cálido
En cuanto al otoño que viene (considerando el otoño astronómico de septiembre, octubre y noviembre), el portavoz de la Aemet señaló que todos los modelos indican que será muy cálido «y no digo cálido, sino muy cálido», con entre un 50% y un 70% de probabilidades de temperaturas más altas de lo normal. «No nos podemos mojar tanto con las lluvias», bromeó, «pero los modelos indican que será un otoño lluvioso, sobre todo en el noroeste peninsular». Esas lluvias aliviarán la situación de sequía, pero no la resolverá. «Tendría que llover de forma muy abundante», dijo Del Campo, que recordó que cuencas como la del Guadalquivir y el Guadiana llevan en situación de sequía desde 2016, en la cuenca interna de Cataluña la sequía es la más intensa desde que hay registros y en la del Ebro, la segunda más intensa. «Es decir nos estamos enfretando a sequías más largas y duras».
Del Campo advirtió de que este fin de semana, concretamente a partir de mañana viernes, una borrasca en el Atlántico va a dejar abundantes lluvias en buena parte de la Península, con precipitaciones muy fuertes en el Mediterráneo, sobre todo en la zona de Valencia. «Serán intensas pero no como las de la Dana de hace dos semanas», concluyó.
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