La Fundación Cajamurcia exhibe la sensualidad y melancolía de Botero en cincuenta piezas

La Fundación Cajamurcia exhibe la sensualidad y melancolía de Botero en cincuenta piezas

La programación artística del centro cultural Las Claras de la Fundación Cajamurcia inicia la temporada con una muestra importante de Fernando Botero, ‘Sensualidad y melancolía’, tras la formidable ‘Suite Vollard’ de Picasso, que pudo verse antes del verano. Un universo personal y característico en una selección «muy atinada», según Pascual Martínez, director de la Fundación Cajamurcia, quien destacó este jueves en la presentación el gran impacto visual de las obras del artista colombiano.

La música, el carnaval, los juegos de cartas, el circo, la tauromaquia, los instrumentos musicales y la figura femenina de formas rotundas son algunos de los temas incluidos en esta selección, con cierto componente naif. Martínez agradeció la generosidad de los coleccionista particulares que han prestado estas obras para ser exhibidas en la capital murciana. La sala de Las Claras, vigente desde 1999, estrena con esta propuesta una nueva iluminación. La muestra, comisariada por Marisa Oropesa, ha sido coordinada por María Toral, Ana Ruiz Abellón y Eugenia Hernández Dávalos.

Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) no es un artista que haya expuesto abundantemente en España, más en Francia, de modo que es un reto esta invitación a disfrutar de su cotizado rigor creador, y además lo hace con piezas que son novedad. Podrá verse hasta el 26 de noviembre, distribuida en dos plantas. Óleos y dibujos que no se habían visto en España. Pinturas icónicas y esculturas en bronce donde lo cómico se traduce en perfecta dignidad, según recoge Begoña Torres González en el catálogo en un acercamiento a Botero y su obra.


Vista general de la sala de Las Claras, con ‘La mujer con lupa’, de Botero.


JOSÉ LUIS ROS CAVAL / AGM


En México descubrió a los muralistas y en el agujero de la mandolina de Tamayo va a sugerirle esos volúmenes que aplicará siempre. También en Europa se empapa de otras formas de hacer y es así como surgirá su monumentalidad. Como curiosidad, la escultura la hacía en piedra santa, sin ayudantes. «Es un gran trabajador, y junto a Picasso quizás sea de los artistas que más producción artística atesora», incide la comisaria, que destaca de Botero sus excepcionales cualidades para el dibujo. Aunque Botero es pintor, dibujante y escultor, y estas tres formas de expresión las hallamos en la muestra.

Tríada colombiana

Cristóbal Belda, catedrático de Historia del Arte, calificó de «hermoso» el montaje de esta propuesta, y felicitó al equipo de la Fundación Cajamurcia por su capacidad de transformación de este espacio, que luce como una caja de maravillas. Belda citó al poeta Álvaro Mutis, al narrador Gabriel García Márquez y al pintor y escultor Fernando Botero como exponentes de la cultura colombiana y estableció ciertas concomitancias como ya destacó Armando Romero en un artículo en ‘INTI: Revista de literatura hispánica’.

«La desmesura forma parte de nuestra realidad, dijo García Márquez, y explica esa reacción de Botero en la concepción de sus personajes. Esa desmesura justifica la monumentalización de lo cotidiano en Botero, esos términos ordinarios y vulgares que no es más que la posibilidad plástica», incidió Belda. «Estamos muy contentos de que alguien se atreva a ser irreverente», dijo con sorna el reverenciado catedrático murciano, que invocó al patriarca de ‘Cien años de soledad’ a propósito de ciertos detalles de la obra de Botero, que indaga en la soledad del trabajo concienzudo y silencioso sobre la forma. La conexión de las artes en tres figuras que forman parte de una misma generación.


‘Baile’ (2002), una de las piezas más emblemáticas de la muestra.


JOSÉ LUIS ROS CAVAL / AGM


Botero no se siente ni renacentista ni un genio, señaló Marisa Oropesa, comisaria de ‘Sensualidad y melancolía’. «Para nada», incidió. Murcia ofrece ahora «maravillas» de Botero que nadie había visto hasta ahora, pues hay obras que están fechadas en este 2023. Las esculturas, fundamentales en su producción, insisten en esa indagación en el volumen, pese a que estuvo 20 años sin abordarla, resaltó Oropesa. «Hemos querido que sea una exposición didáctica, con el circo y el desnudo femenino, con el cuerpo humano, que es lo más importante en la historia del arte desde las cuevas de Altamira», remarca Oropesa.

Naturalezas muertas

Botero, quien hoy tiene 91 años, sigue pintando acuarelas. También están presentes las naturalezas muertas con jarras y naranjas, las parejas paseantes por Medellín, su homenaje a Courbet, inventor de las paletas movibles. Dijo Oropesa que Botero nunca quiso tener ayudantes, y que de todas las obras la que se llevaría a casa es un florero, pues todos sabemos, explicó a LA VERDAD que nacemos para morir, como toda flor. «Estamos delante de un icono, de un artesano».

Botero proporciona perspectiva y forma, grandiosidad en definitiva, a todo, a una manzana o a una mandolina, al clown o a una pareja de danzantes o a una bastonera. Su estilo es lo que se conoce como «boterismo»

La mujer de la carta y la mujer con espejo, la mujer torero, son ejemplos del empeño de Botero en empoderar a la mujer. No hay nada que le produzca al artista más repulsión que la palabra gordo, según Oropesa, pues Botero proporciona perspectiva y forma, grandiosidad en definitiva, a todo, a una manzana o a una mandolina, al clown o a una pareja de danzantes o a una bastonera. Es lo que se conoce como «boterismo», reconocido en todos los confines del mundo. Y la suerte es que el boterismo de algunas obras ha venido a Murcia directamente de su estudio en Mónaco.

El catálogo incluye dos textos que sitúan al lector en el universo reconocible de Botero, y las ventas por su recaudación se destinarán a la Fundación Jesús Abandonado. También hay un trabajo de joyas inspiradas en estas obras realizado por profesores de la Escuela de Arte de Murcia.

Legado universal e inmortal

En Murcia encontramos también, por ejemplo, algunas obras de la serie erótica ‘Boterosutra’, en grafito y acuarela sobre papel; un ‘Caballo con brida’ en bronce; dibujos a lápiz de la serie de hombres y mujeres sentados; ‘La carta’, la pieza central de la exposición’, en la que Botero representa a una prostituta que le mostró grandes enseñanzas en la vida. «Estamos ante un creador universal e inmortal, con un legado cargado de matices compuesto no solo por sus creaciones sino también por sus acciones. Siempre quedarán las obras de maestros internacionales donadas de su colección particular a Bogotá y a Medellín, para que todo el pueblo colombiano pueda tener acceso a artistas como Renoir, Monet o Cézanne, que no habían sido expuestos en su país. Y, cómo no, permanecerá el legado de sus grandes pinturas y esculturas», celebra Oropesa.

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