‘Chivalry’: el #MeToo también puede ser romántico

‘Chivalry’: el #MeToo también puede ser romántico

Imposible no pensar en todo lo ocurrido alrededor de Luis Rubiales mientras se ve ‘Chivalry’, una serie en la que se habla del acoso sexual, el #MeToo, la cancelación y la falta de consentimiento. Esta producción británica que se estrenó en 2022 llega a Filmin en el momento más oportuno y, con suerte, servirá para enfocar el debate desde otro ángulo.

Cuando el rodaje de una película de Hollywood parece ir sin rumbo por el mal comportamiento de su director (francés), el estudio recurre a una cineasta independiente (iraní) para que hable con él y consiga reconducir las escenas sexuales. Sin embargo, el director muere en plena conversación (justo antes había dejado claro lo que pensaba: «Sois una pandilla de bárbaros, ¡esto es la muerte del arte!») y ella, Bobby, terminará haciéndose cargo del proyecto junto a Cameron, productor de la cinta y un hombre con un pasado turbulento.

Esta televisión dentro del cine da pie a escenas y momentos jugosos donde se retrata una industria machista en la que las actrices sí se quejan, pero a las que nunca se les hace caso. Las discusiones sobre la mirada masculina y cómo rodar el sexo darían para ampliar la bibliografía y contrastarla con Laura Mulvey y demás teóricas feministas.

«Esto no es sexy, solo hay una cámara y un hombre que está cepillándose a una mujer», dice Bobby revisando el montaje original. Cuando se podría pensar que la serie y el personaje apoyarán las tesis más mojigatas, ella continúa: «Hagamos que se levante, que se quite las bragas, que se caliente el coño». No está buscando un puritanismo, sino un sexo más realista y diverso.


Una escena de la serie en la que el personaje de Bobby está en la sala de montaje reeditando las secuencias ya montadas


RC


¿Cómo conseguirlo? Pues si en ‘The Idol‘ encerraban al coordinador de intimidad en el baño para que dejara de dar la lata, aquí es una mujer quien ocupa ese trabajo y su misión pasa por convencer al intérprete de que no le dé muchas vueltas y reproduzca los movimientos.

La serie entonces transcurre en ese interesante equilibrio entre reírse de los demás (y del patriarcado) pero también mirarse al espejo. Es de agradecer que los roles se inviertan y que el dar lecciones o encajar los golpes sea un papel intercambiable. La propia Bobby, de hecho, irá aceptando algunas fisuras en sus principios.

De forma gradual, el tema de la película rodada (una delirante historia sobre una mujer de la Resistencia francesa que se enamora de un nazi) pasa a ser el de la serie: ¿qué ocurre cuando te enamoras de la persona equivocada? O yendo más allá: ¿y si el feminismo no aplaca la tensión sexual sino que la alimenta?

La relación profesional entre Cameron y Bobby (que además de directora, también es esposa y madre) va mutando hasta dar paso a la comedia romántica con tintes de ‘screwball’. La dinámica de aprender el uno del otro abre paso a un diálogo cada vez menos soberbio, pero siempre ágil.

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Hacia el tramo final, es cierto que la serie quiere abarcar demasiados frentes para su duración (apenas seis episodios de veinte minutos), pero aunque se sientan algunos trompicones de guion y se cuide poco la transición emocional de los personajes, las interpretaciones de Steve Coogan y Sarah Solemani consiguen resolver la papeleta más que de sobra.

Ellos dos son los creadores de la idea original. En 2019 coincidieron en ‘Greed’, la película de Michael Winterbottom, y el #MeToo fue tema de debate: «Sarah y yo tuvimos allí una conversación bastante acalorada, no agresiva pero sí intensa. El propio Winterbottom nos sugirió que escribiésemos juntos algo sobre el tema», explica Coogan en declaraciones recogidas por Filmin.

Si ‘The Idol’ exploraba las relaciones tóxicas de la industria musical y ‘The Morning Show‘ las del mundo televisivo, ‘Chivalry’ se encarga de demostrar que se puede conjugar comedia y #MeToo.

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