Festival del Barça ante el Betis

Con una auténtica revolución en el once. Así salió el Barça a jugar en el estadio Lluis Companys contra el Betis. Xavi avisó de que habría rotaciones y cumplió su palabra. Dio entrada de una tacada a los dos Joaos y concedió una merecida oportunidad a Ferran Torres, que antes de la cita sumaba siete goles en los últimos ocho partidos. Eso sí, el cambio de cromos no hizo variar un ápice el planteamiento, 4-4-2 incluido, del técnico catalán. El exdelantero del City fue el acompañante de Lewandowski en el frente de ataque, mientras que Joao Félix fue el cuarto centrocampista en reemplazo de Gündogan, tocado tras el parón de selecciones, para dejar el carril izquierdo con total libertad para que Balde atacara los espacios.

La idea de Xavi, con cuatro ‘centrocampistas’, pretendía asegurarse el control del juego frente a un rival que maneja armas similares, pero también generara el ecosistema ideal para que Joao Félix pudiera ser partícipe de toda la maquinaria azulgrana. Al luso se le vio muy voluntarioso desde el inicio del choque, bajando a recibir el balón en la parcela ancha y con chispa para atacar los espacios que creara Lewandowski. Con esas dos premisas convenció de inmediato a una afición deseosa de emociones fuertes.

En uno de esos movimientos Joao Félix ganó la espalda a su par, luchó un balón dividido para burlar la salida de Rui Silva y se quitó un peso de encima con su primer gol como culé gracias a un derechazo que le permitió exhibir una rabia pocas veces vista desde que abandonara el Benfica. Ese gol descorchó el champán. De repente el Barcelona mejoró en la circulación, desestabilizó al Betis y ahí apareció la mejor versión de Joao Félix. El portugués aprovechó un pase de Christensen para dejar pasar la pelota entre las piernas, engañar a la zaga bética y poner a Lewandowski solo ante el gol para que ampliara la ventaja y diera otro golpe más a los de Pellegrini. El equipo verdiblanco se fue al descanso dos goles por detrás y perdonando otra ocasión clara ante Ter Stegen tras un remate de Willian José.

Tras la reanudación, el Barça se lo tomó con calma. Pellegrini dio entrada a Abde para tener una marcha más en ataque, pero se topó con un rival cómodo con la pelota y sin necesidad de asumir ningún tipo de riesgo. Oriol Romeu y Frenkie de Jong demostraron por qué son indiscutibles para Xavi en el doble pivote y entre ambos aplacaron la fe bética tras el paso por vestuarios. Fue ahí, en ese impasse, cuando los culés se encontraron con el tercer tanto en un balón parado. Ferran Torres tiene la confianza por las nubes desde el regreso de vacaciones y fue el encargado de botar un tiro libre que esquivó con rosca la barrera y se coló en la portería para delirio de un Lluis Companys que vivía su primera gran noche como sede azulgrana.

Ya con el botín, Xavi preparó cambios con la mente puesta en el partido de Champions del martes contra el Amberes. El técnico del Barcelona dio entrada a Gündogan, Lamine Yamal y Raphinha y el brasileño fue el primero en sumarse a la fiesta. Entró con la portería entre ceja y ceja y, tras un par de intentos, sorprendió a Vieites con un zurdazo inapelable desde la frontal del área. Para entonces la apoteosis ya era total. El Barça se divertía y Joao Cancelo cerró la cuenta tras una jugada individual que redondeaba un partido perfecto, el mejor que conoce hasta la fecha Montjuïc como estadio azulgrana.