La economía española afronta una transición entre el que ha sido un 2023 mejor de lo esperado para el conjunto de la actividad y un 2024 en el que el Banco de España anticipa nubarrones. Algunos, incluso, ya habían sido digeridos por los ciudadanos, como la subida de precios. Las proyecciones económicas del supervisor mantienen sus previsiones de crecimiento para este ejercicio en el 2,3%, uno de los mayores de toda la zona euro; pero al mismo tiempo rebaja con fuerza el alza del PIB (Producto Interior Bruto) para 2024, cuando la economía crecería un 1,8%, esto es, cuatro décimas menos de las calculadas inicialmente.
Esta degradación de las estimaciones se explica fundamentalmente por la evolución de la economía en estas últimas semanas una vez dado por concluido en verano. La actividad del país se ha resentido más de lo esperado en el tercer trimestre, que cerrará con un incremento intertrimestral del 0,3%, «ligeramente inferior», según indica el informe presentado este martes, al 0,4% del segundo trimestre.
España no ha podido mantenerse ajena a la ralentización de la actividad global, en especial por la recesión que vive Alemania y también el gigante chino. También por las últimas alzas de los precios de la energía, como reflejan los precios de los combustibles, que han subido más de un 25% desde mayo; y el impacto que se deja sentir en familias y empresas por las continuas subidas de tipos de interés, situados ya en el 4,5% tras la última revisión del Banco Central Europeo (BCE). A pesar de todo ello, sigue tirando con fuerza la afiliación a la Seguridad Social, la facturación de las empresas y los indicadores de confianza, los pilares que sostienen ahora la economía.
Todas estas variables se trasladarán con más fuerza a la evolución de la actividad durante 2024. Un ejercicio en el que confluirán varios factores que pueden afectar negativamente al PIB. A saber: el fin de las medidas de ayuda aprobadas por el Gobierno en los dos últimos años para hacer frente a la crisis, como las subvenciones al transporte o las rebajas de impuestos de la luz y alimentos; la prolongación de las subidas de tipos, que se dejarán notar en mayor medida durante los próximos meses; la relentización de las exportaciones españolas, uno de los motores de la recuperación, ante la atonía de los socios comerciales europeos e internacionales; el turismo, que puede haber tocado techo sin posibilidad de que la aportación al PIB crezca a mayor ritmo que este año; y los precios de la energía, que vuelven a denotar problemas cuando se pensaba que había pasado lo peor.
Combustibles, gas, luz…
Entre los riesgos sobre los que el Banco de España advierte en su último informe se ha incorporado casi de forma inesperada uno con el que la población esperaba ver caer en los próximos meses: un repunte de la inflación. Las subidas del IPC no serán como las que se vieron a mediados del año pasado, con tasas superiores al 10%. Pero aunque la inflación cerrará este año en el entorno del 3,6% -en cualquier caso, cuatro décimas por encima de lo estimado hasta ahora-, a lo largo de 2024 alcanzará el 4,3%. Se trata de siete décimas más de repunte de la inflación del estimado inicialmente por el propio supervisor. Después, según los cálculos, la tasa se moderaría al 1,8% ya en 2025, por debajo del objetivo medio del BCE para la zona euro, anclado en el 2%.
Ese alza de precios llegaría al menos hasta mediados del próximo año, aunque influiría en la tasa general de inflación de todo el ejercicio. El supervisor sostiene que el fin con el incremento de los precios energéticos de este verano, el ritmo de caída interanual del coste de la energía se ha frenado y previsiblemente irá a más en los próximos meses.
Las estimaciones sobre la evolución del petróleo han cambiado para elevar el que prevén que sea su coste medio en el entorno de los 85 dólares por barril. En el caso del gas natural, que afecta a la generación eléctrica, puede llegar hasta los 50 euros/Mwh frente a los poco más de 35 euros/Mwh en los que se encuentra actualmente.
La subida de la inflación vendrá menos condicionada por la evolución de los alimentos durante 2024. El Banco de España prevé una inflación media de los alimentos del 4%, frente al 11,5% medio de este año. Lo que sí anticipa es que puede haber nuevos ‘shocks’ de precios de determinados alimentos, básicamente los que dependen de las lluvias y los cambios meteorológicos, que son los que más están afectando, como en el caso actual del aceite de oliva.
Mejoran paro, deuda y déficit
Para el resto de previsiones macroeconómicas, el Banco de España anticipa una mejoría paulatina en el mercado de trabajo. Estima que este año cierre con una tasa de paro del 12%, casi un punto porcentual menos que en 2022. Por su parte, bajaría al 11,5% en 2024 y al 11,3% en 2025. El supervisor destaca «el dinamismo del mercado de trabajo que se va a mantener en los próximos años, pero se va a ver limitado por la propia evolución de la actividad» económica de todo el país.
También irá reduciéndose la deuda pública sobre el PIB, hasta el 108,8% este año y por debajo del 107% en el próximo. Al igual que el déficit público (un 3,7% en 2023). Aunque en ambos casos, los ratios están calculados sin incluir la revisión de datos que este lunes realizaba el INE sobre las estadísticas de PIB.
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Enlace de origen : El Banco de España anticipa un 2024 más débil con otro repunte de precios