Guerra patina en plena crítica contra Sánchez al ridiculizar a Díaz por ir a la peluquería

Guerra patina en plena crítica contra Sánchez al ridiculizar a Díaz por ir a la peluquería

Las palabras que se vienen sucediendo en público de históricos dirigentes del PSOE contra la posible ley de amnistía de Pedro Sánchez para granjearse el apoyo de Junts a su investidura se convirtieron ayer en un bumerán para el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, quien había llenado la víspera el Ateneo de Madrid en la presentación de su libro de memorias ‘La rosa y las espinas’ junto a Felipe González, ambos muy críticos contra el eventual borrón y cuenta nueva del ‘procés’. El PSOE incidió ayer en que los «desleales» al partido son ellos y no su actual secretario general, aunque descartando expedientarles y, menos aún, dar el drástico paso de expulsarles como a Nicolás Redondo. Pero no fue, sin embargo, el desdén de los suyos lo que comprometió ayer a Guerra, sino el dardo machista que él mismo lanzó contra la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

Si el miércoles en el Ateneo de Madrid fue González quien cargó contra la líder de Sumar por dar lecciones sobre cómo hacer política cuando su recorrido en la misma es escueto y sin haber ganado nunca unas elecciones, el jueves fue Guerra quien la acusó en Antena 3 de «falta de rigor político y jurídico» e ironizó sobre su gusto por cuidarse. «Le habrá dado tiempo entre una peluquería y otra a tener un ratito para estudiar», señaló con su habitual modacidad el exdirigente socialista. Y pese a que la entrevistadora le afeó el comentario, por sexista, él insistió: «Es la verdad, le dedica mucho tiempo. No tiene esencia ninguna».

Sus palabras desataron una oleada de críticas, hasta el punto de opacar sus pronunciamientos contra la amnistía. La propia Díaz entonó el ‘se acabó’ durante su participación en una cumbre europea sobre empleo en Santiago de Compostela. «En la Europa que hoy presidimos, los comentarios machistas no tienen acogida». Y Sumar cerró filas en torno a su líder, recordando que Alberto Núñez Feijóo aludió en la campaña del 23-J a las habilidades de Díaz con el maquillaje para atacarla por la gestión de las cifras del paro. Irene Montero, ministra de Igualdad en funciones cuyas desavenencias con Díaz son conocidas, tachó de «inaceptable» que «hombres respetados tiren de machismo en ‘modo Rubiales’.

Con todo, la respuesta más acerada le llegó a Guerra desde su propio partido. Visiblemente enojada, otra exvicepresidenta, Carmen Calvo, calificó de «absolutamente detestable» que a las mujeres «se nos juzgue por el pelo en vez de por las neuronas». «Se lo tiene que mirar», remachó.

«No respetan a las mayorías»

Con las consignas de los históricos dirigentes de la Transición contra la amnistía retumbando aún en las paredes de la Cátedra Mayor del Ateneo, el núcleo en torno a Sánchez dio las críticas por amortizadas. Fuentes de Ferraz descartan expulsar a González y Guerra del partido y establecen diferencias con Nicolás Redondo Terreros, al considerar que los términos en que éste llevaba tiempo manifestándose sí hieren de manera inasumible a la formación. La ejecutiva socialista tampoco emprenderá medidas disciplinarias contra ellos pese a sus ataques contra Sánchez, al que calificaron de «desleal» y «disidente» por negociar la amnistía. Pero el número tres de los socialistas, Santos Cerdán, sí les devolvió el reproches. «Desleales son los que no respetan las mayorías del partido», señaló.

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