Regreso heroico de la campeona del mundo

No era el mejor de los contextos ni tampoco Suecia, la número uno del ranking FIFA, el más asequible de los rivales. Pocas horas de sueño, apenas dos entrenamientos y una tensa relación entre las futbolistas y la seleccionadora, Montse Tomé, que está en la cuerda floja. Muchos condicionantes para medirse a la semifinalista en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, precisamente la víctima de España en la antesala de aquella final que coronó a la selección antes de que se desatase la tormenta.

Pese a lo complicado de la situación la selección se conjuró sobre el terreno de juego para centrarse exclusivamente en el juego durante las siguientes dos horas. Irene Paredes lideró el corrillo español previo al inicio y el mejor equipo del planeta recuperó sus sensaciones nada más pisar el verde del Gamla Ullevi de Gotemburgo.

Como en el Mundial, cuando España derrotó por primera vez en su historia al combinado sueco, la apuesta por el juego posicional y la posesión de balón desafiaron al poderío aéreo y el peligro al espacio del conjunto nórdico, que explota como pocos equipos su ventaja física. Athenea del Castillo fue la primera en testar los reflejos de Musovic, que también desbarató un disparo lejano de Aitana Bonmatí.

Respondió Suecia con una volea alta de Angeldal. Fue un recordatorio de que el conjunto escandinavo tiene el don de aprovechar al máximo cualquier error del rival. También es una de las selecciones más poderosas del mundo en el juego aéreo y esa virtud la demostró el gol de Eriksson, que de cabeza envió a la red el saque de esquina botado por la exmadridista Kosovare Asllani desde el costado derecho.

Fue un golpe en el maltrecho ánimo español y se notó en unos minutos de desconcierto, en los que el conjunto dirigido por Montse Tomé no pudo recuperar el control a través del balón. El previsible cansancio comenzó a hacer mella en la precisión de los pases y las disputas, esas pequeñas batallas que acaban por decidir los partidos.

Solo el paso de los minutos restableció el interesante guion inicial y propició la recuperación de España. Se aproximaba el descanso cuando Athenea, una de las más activas del partido, probó fortuna desde la frontal y superó a Musovic, a la que sorprendió el bote del balón, que se le escurrió entre los guantes para rubricar la igualada. Cata Coll desvió el disparo de Angeldal en el mano a mano y preservó el valioso empate antes de la pausa.

Guion de película

La reanudación confirmó la mejoría española, con el duelo inclinado hacia el área sueca. Lucía García tuvo el 1-2 que la campeona del mundo ya merecía. Musovic le sacó un remate a bocajarro a Aitana, metrónomo de un juego español al que Alexia Putellas sacaba brillo con sus mil y un destellos de calidad.

España deslumbró por momentos y Athenea rozó el segundo en un disparo de zurda justo antes del triple cambio con el que Suecia trató de cambiar el paisaje. No dio efecto el giro táctico nórdico, pues la campeona del mundo llevó el peso del duelo hasta el final. No tenía esa frescura que resultaba imposible después de la semana más convulsa que se recuerda en el fútbol femenino español, pero le sobran calidad y fondo de armario.

Desde el banquillo de Montse Tomé emergió la figura de Eva Navarro, que con una clase magistral de recorte y disparo la puso con la izquierda en la escuadra para culminar la remontada y adelantar a España. Estaba cerca una victoria prácticamente heroica a tenor de las circunstancias, pero la fatiga y el poderío sueco en los balones en largo al espacio propiciaron el empate. Lina Hurtig estuvo muy atenta para rematar el balón rechazado tras una acción de Blackstenius, que arrastró a toda la zaga visitante. 

La lógica invitaba a preservar una valiosa igualada en la visita a priori más complicada en el grupo, pero esta selección reivindicativa dentro y fuera del campo empujó para apurar el duelo en campo rival. La goleadora Eva Navarro acarició con sus manos el tercero de España pero remató ligeramente alto tras un colosal pase en profundidad de Mariona Caldentey. Fue de justicia poética ese temerario penalti de Ilestedt por un agarrón a Amaiur Sarriegi sobre la bocina. Mariona eligió de nuevo la seda en lugar del martillo para convertir la pena máxima y rubricar una victoria de película. La campeona del mundo está de vuelta y un paso más cerca de su siguiente objetivo, los Juegos Olímpicos de París.