Pérez de los Cobos, la eterna china en el zapato de Marlaska

Pérez de los Cobos, la eterna china en el zapato de Marlaska

Diego Pérez de los Cobos es el único mando de las fuerzas de seguridad del Estado que ha desafiado abiertamente al todopoderoso Fernando Grande-Marlaska y que todavía conserva la cabeza encima de los hombros. Al menos, por ahora. Y eso que son ya cinco años de guerra sin cuartel entre el ministro (que ha llegado al extremo de descalificar públicamente al coronel) y el mando de la Guardia Civil más valorado y querido dentro de la institución.

Ese conflicto en el que ‘Goliat’ por ahora se está llevando la peor parte a pesar de usar todos sus recursos para atacar a ‘David’, esta semana tuvo su ¿último? episodio cuando el Tribunal Supremo asestó un nuevo varapalo judicial al ministro (juez de profesión) al estimar los tres recursos presentados por Pérez de los Cobos contra la decisión del departamento de Fernando Grande-Marlaska de no proponer al Consejo de Ministros su ascenso a general de Brigada.

Aunque la resolución no supone, ni mucho menos, que el mando vaya alcanzar el ansiado generalato, la bofetada judicial al ministro fue celebrada como una verdadera victoria en el entorno del actual jefe de la Comandancia de Madrid. Sobre todo, porque, una vez más, el mando dejó en evidencia a Grande-Marlaska, quien en mayo de 2021, en una entrevista, defendió la limpieza de ese proceso que ahora ha sido anulado por el Supremo, alegando que «los ascensos los decide el Gobierno». En resumidas cuentas, Marlaska dejó claro que, en su opinión, Pérez de los Cobos no reunía los méritos para llegar a lo más alto del escalafón, una valoración cuanto menos inusual en un ministro.

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La falta de sintonía entre el ministro y el coronel viene de lejos. Desde que Marlaska se hiciera con las riendas de Interior en junio de 2018 dejó claro que no iba a contar con Pérez de los Cobos. Afirman en la Guardia Civil que la nueva cúpula de Interior no veía con buenos ojos al coronel que, aunque había llegado a Interior como asesor en 2006 de la mano de Alfredo Pérez Rubalcaba, había seguido promocionando a la sombra de los ministros de Mariano Rajoy hasta convertirse en el hombre clave del Gobierno central en el despliegue de la Policía y la Guardia Civil contra el referéndum ilegal del 1-O.

Fulminado por investigar si el 8-M propagó la covid y el Supremo zanjó que Marlaska vulneró la ley al castigarle

Para cuando Marlaska llegó a Interior, Pérez de los Cobos ya había sido designado por Ignacio Zoido como jefe de la Comandancia de Madrid, un puesto clave en la Guardia Civil, aunque, a los ojos del nuevo equipo de Interior no se había logrado sacudir la estela de ser el hombre del PP contra el ‘procés’. Solo unos días después de la llegada de Marlaska se desataron las hostilidades cuando el ministro fulminó el 1 de agosto de 2018 a Manuel Sánchez Corbí (uno de los mejores amigos de Pérez) como jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil por ordenar la suspensión de actividades al haber agotado los fondos reservados.

Clave en el procés

Aquello fue el inicio de unas hostilidades que ya se habían alimentado durante meses por la falta de reconocimiento que Marlaska siempre exhibió hacia el coronel pese a su papel clave contra la intentona secesionista de 2017. Ni una palabra de aliento cuando el mando declaró en otoño de 2019 en el Supremo. Es más, en Interior se mostró cierta incomodidad por el hecho de que el testimonio de un alto mando de las fuerzas de seguridad acabase convirtiéndose en clave para la condena de dirigentes políticos de partidos que había votado a favor de la investidura de Pedro Sánchez.

Pero aquellas escaramuzas no se convirtieron en guerra total hasta que todo estalló el 24 de mayo de 2020 cuando Marlaska destituyó al máximo responsable de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid por su decisión de investigar si la manifestación del 8-M en la capital de España ayudó a la expansión de la pandemia que acababa de irrumpir en el país. Interior se limitó a alegar «falta de confianza» para cortarle la cabeza.

El ministro llegó a vincular a Pérez con el mal uso de los fondos reservados, cuando jamás fue imputado

La batalla judicial entre Pérez y Marlaska se prolongó casi tres años hasta que marzo la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo zanjó que el ministro-juez se saltó la ley cuando fulminó al coronel, porque en realidad su cese fue un castigo por no plegarse a la «inadmisible interferencia» del máximo responsable del ministerio de informarle de una investigación que había sido expresamente declarada como secreta por el juzgado.

Aquel varapalo del Supremo, lejos de hacer mella en Marlaska, le dio alas para seguir atacando personalmente a su mando más odiado. «Las razones de fondo del cese por pérdida de confianza persisten y se han visto confirmadas y consolidadas con los elementos conocidos con posterioridad», llegó a decir en el Senado el ministro, quien no obstante finalmente repuso el pasado agosto a Pérez al frente de la Comandancia.

La mayor ofensa del ministro al coronel, no obstante, tuvo lugar el 29 de marzo de este año, de nuevo en sede parlamentaria. En el Congreso, Marlaska respiró por la herida con una nueva andanada pública a su enemigo, al que llegó a vincular con el uso de los fondos reservados para sufragar la operación Kitchen de espionaje a Luis Bárcenas, aunque nunca fue imputado por ese asunto. «¿Usted tendría confianza en aquellas personas que gestionaban los fondos reservados y que gestionaban los fondos sin el debido control?», le espetó a la diputada del PP Ana Vázquez cuando ésta le insistió en la necesidad de rehabilitar la imagen del mando desahuciado. Esa fue la última embestida, por ahora, de Marlaska contra su china en el zapato.

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