El apagado del Fuego Sagrado y el castillo abren el Año XXXV

El apagado del Fuego Sagrado y el castillo abren el Año XXXV

El fuego es la vida en las fiestas de Carthagineses y Romanos. Con el encendido de la llama en el pebetero de la colina del Molinete comienzan cada año las celebraciones y con el apagado en el campamento se vuelven a poner en marcha los festejos del siguiente. Anoche, los estandartes de las cincuenta tropas y legiones recorrieron las calles del recinto festero, silenciando sus aposentos para solemnizar el momento del apagado del Fuego Sagrado ante autoridades, directivos de la Federación y personajes principales. Fue la despedida de las fiestas en curso y la bienvenida al nuevo ciclo.

El ‘Himno a Cartagena’ volvió a sonar años después en la gran explanada: en 2021 no hubo campamento por las restricciones sanitarias y el apagado se hizo en el Parque Torres con mascarillas y distancias de seguridad; en 2022 el acto quedó suspendido por las lluvias torrenciales que arruinaron aquel colofón.

Sin embargo, anoche la explanada del estadio Cartagonova estaba repleta de público dispuesto a disfrutar hasta el último minuto de fiestas con un castillo pirotécnico que en teoría es despedida y cierre. Porque, aunque en ese recorrido de estandartes se hizo el silencio en el campamento momentáneamente, algunas tropas y legiones volvieron a poner la música tras los cohetes para quemar sus últimos cartuchos.

Los encargados de apagar el fuego fueron el presidente de la Federación de Tropas y Legiones, José Antonio Meca, el sufeta del Consejo Carthaginés, Víctor Nieto, y el presidente del Senado Romano, Javier Isbert. Previamente hubo emocionantes palabras de agradecimiento y expresiones de orgullo festero y cartagenero de Aníbal e Himilce (Julio Guillamón y Esther Escolar, y los niños Pedro Solano y Carolina Mir ) y de Escipión y Emilia Paula (Francisco Javier Argudo y María Montserrat, así como José Álamo y Sofía Victoria en la versión infantil). En representación municipal intervino el concejal de Seguridad, José Ramón Llorca.


Comida de hermandad en las Tropas de Aníbal.


J. M Rodríguez / AGM


El colofón fue un vistoso espectáculo pirotécnico de quince minutos al ritmo de diferentes tipos de música: desde las melodías épicas que sirven de banda sonora a los espectáculos de las fiestas hasta el ‘Thunderstruck’ de AC/DC, para culminar con el ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen.

La pólvora dejó atrás las grandes representaciones y desfiles, las noches de campamento y las juergas hasta al amanecer. En el último día del Año XXXIV hubo comidas de hermandad en distintos grupos, así como barras abiertas en casi todos para que los cartageneros pudieran tomar el aperitivo y comer. Lo dijo Meca en sus palabras de despedida: las fiestas son de Cartagena.

Los macrobotellones desaparecen; triunfan los pequeños grupos

La Policía Local ha puesto especial celo en la prohibición de botellones: primero en las localidades costeras durante el verano y, en fiestas, en la ciudad. El resultado durante los Carthagineses y Romanos es que la vigilancia con drones y agentes a pie ha impedido la celebración de macrobotellones en el entorno del campamento, pero no ha evitado pequeñas concentraciones de jóvenes diseminadas por todo el cauce de la rambla de Benipila, los jardines de la Avenida del Cantón e incluso en replacetas de Ciudad Jardín, con la consiguientes molestias por ruidos nocturnos y la acumulación de basuras.

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