Larry David es uno de los nuestros (aunque no nos guste a veces)

Larry David es uno de los nuestros (aunque no nos guste a veces)

¿Dónde empieza el Larry David personaje y dónde el Larry David intérprete? No es fácil responder esta pregunta. Y quizá esa sea la clave de que sea uno de los actores más elogiados y su trabajo, uno de los que genere mayor interés. Nacido en 1947 este comediante comenzó su carrera como guionista en programas de televisión, algunos tan reconocidos como el ‘Saturday Night Live’, posiblemente el espacio de humor más famoso de Estados Unidos trasladado después a otras partes del mundo. Nadie duda de aquella fue una escuela estupenda para todo lo que estaba por llegar.

Y lo que estaba por llegar era una de las series más relevantes del siglo XX, ‘Seinfeld’. Protagoniza por Jerry Seinfeld, la comedia pretendía ser una autoficción con licencias creativas en la que el protagonista y David volcarían sus propias experiencias y en la que trabajarían con artistas con los ya habían coincidido en anteriores proyectos, como Julia Louis-Dreyfus. La figura central es un comediante de stand-up. Seinfeld y David sabían de lo que hablaban. Pero podría haber sido un doctor o un vendedor de flores. La intención de aquella obra era hablar de la vida cotidiana, de las relaciones del día a día, de los problemas más básicos. Fue descrita en muchas ocasiones como un gran «espectáculo sobre la nada». Y todavía hoy sigue siendo recordada, por sentar las bases de las comedias de situación de los años 90 y por poner en el eje central la familia elegida, frente a la impuesta, algo que después sería repetido hasta la saciedad en títulos posteriores. Se mantuvo en antena durante nueve temporadas y fue reconocida con premios como el Emmy o el Globo de Oro.

A la estela de aquella nacería años después ‘Curb Your Enthusiasm’ -para los espectadores habituales ‘Curb’-, en la que David se interpreta a sí mismo, o al menos a alguien bastante parecido a él. Porque al final se trata de poner en el espejo la vida en Los Ángeles de un creador y un productor de series de televisión con sus días altos y bajos. Dicho de otro modo, lo que se coloca frente al espejo es la sociedad occidental de nuestros días y sus miserias. Varias cámaras portátiles lo persiguen para vislumbrar sus reacciones ante situaciones absurdas, encuentros inesperados o sencillamente para observar cómo interactúa con los suyos. No siempre de un modo adecuado. Porque en definitiva esto tiene mucho que ver con aquello -con ‘Seinfeld’- aunque esta vez el sujeto espiado sea David. Y ¿por qué gusta tanto este personaje? Porque la serie está planteada como una ventana que se abre, como una cortina que se descorre para que podemos ser testigos de alguien que en teoría no tiene nada que ver con nosotros pero que reacciona y se sugestiona como nosotros. Larry David -el personaje- es uno de los nuestros, con sus virtudes y sus defectos. A veces nos gusta reconocernos en él, otras nos espanta, y en ocasiones simplemente nos divierte, que no es poco.

El David frente a la pantalla se debe al David tras la pantalla, a su capacidad de crear y de exponerse, puesto que las experiencias de uno se basan en las que el otro ha vivido. Para sopesar ideas, para pasar filtros, para no repetirse necesita tiempo. Por ello las temporadas de la serie no siempre se han sucedido con una periodicidad fija. En total se han estrenado once temporadas. Entre el final de la octava y la novena pasaron cinco años, los suficientes como para que llegase con ideas renovadas. Y esperemos que queden muchas más. Hay mucha sociedad que desenmascarar.

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