Sánchez se blinda con el fervor de las bases para afrontar la negociación con Puigdemont

Sánchez se blinda con el fervor de las bases para afrontar la negociación con Puigdemont

Pedro Sánchez tiene hasta el 27 de noviembre no solo para cerrar con Carles Puigdemont, y con todas las fuerzas que en la pasada legislatura apoyaron su investidura, un acuerdo que le garantice la continuidad en el cargo, sino para tratar de hacerlo digerible a los ojos de buena parte de sus bases sociales, sensibles tanto a las críticas de la oposición -amplificadas por Alberto Núñez Feijóo esta semana en el Congreso- como a las vertidas por históricos socialistas en contra de una amnistía a los encausados del ‘procés’. Consciente de cuál es el clima en el que se mueve, el PSOE organizó este sábado en Sevilla, la tierra de los muy alarmados Felipe González y Alfonso Guerra, un acto de exaltación absoluta a su figura.

La constatación de que, lejos de rebajar sus posiciones de máximos, las fuerzas secesionistas se han enrocado en ellas, justo cuando, fracasada la investidura de Feijóo, formalmente está a punto de comenzar «el tiempo» del presidente del Gobierno en funciones, no ha hecho mella en la convicción de los socialistas de que podrán renovar su Ejecutivo de coalición, esta vez con Sumar. «Hoy no acaba nada; continúa todo», llegó a animar Sánchez a las cerca de 3.000 personas congregadas en su mitin en La Rinconada.

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En Waterloo, apenas unos minutos antes, Puigdemont, había grabado un vídeo publicado en sus redes sociales para llamar a la movilización, este 1 de octubre, aniversario del referéndum de 2017, para «defender aquella victoria». El PSOE y el PSC ya lanzaron esta semana el mensaje conjunto de que su límite está en la consulta sobre la independencia. «Por ese camino, no hay avance posible», advirtieron el jueves, después de que Junts y ERC pactaran supeditar la investidura a que Sánchez haga «efectivas las condiciones» para que los catalanes voten sobre la secesión de España.

«¡Atacar al presidente es atacar a nuestro partido!», clama la vicesecretaria general y ministra de Hacienda, María Jesús Montero

Los socialistas siempre han asumido que el 1-O podía agitar algo las aguas. El pasado 11 de septiembre, recibieron con satisfacción la baja participación, para lo que llegó a ser habitual, en la manifestación independentista de la Diada, pero no descartaban que la efeméride de mañana llevara a Junts – y, arrastrado, a ERC, hasta hace poco en una actitud más posibilista- a elevar el tono. Sin embargo, insisten en que nada está roto. Sánchez sigue adelante con su plan de lograr una investidura rápida, a ser posible, antes de que acabe octubre.

«En cuerpo y alma»

En el recinto ferial ‘El abrazo’, en el que este sábado actuó, el jefe del Ejecutivo repitió lo que ya había dicho seis días antes en la fiesta de la Rosa del PSC en Gavá, donde también buscó arroparse del fervor militante. «Nosotros no podemos recuperar el tiempo perdido en este teatrillo -apuntó en alusión a la investidura fallida de Feijóo- pero sí garantizamos que vamos a poner todo el esfuerzo para que haya un Gobierno progresista; a eso nos vamos a dedicar en cuerpo y alma».

Ni Sánchez ni ninguno de los que le precedieron -el alcalde de la localidad, Javier Fernández de los Rios; el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, y la vicesecretaria general del partido y ministra de Hacienda, María Jesús Montero- hicieron la más mínima mención expresa a la controvertida amnistía que ahora aceptan, pero rechazaban por inconstitucional hace tan solo dos meses. Todas fue más bien eufemístico. «Un presidente de un Gobierno puede hacer muchísimas cosa pero generar concordia y convivencia forma parte de su principal obligación», adujo, por ejemplo, el regidor.

Uno tras otro, los teloneros del acto llamaron a «defender» al jefe del Ejecutivo, a «blindarlo». «Se puede discrepar pero el respeto y consideración a nuestro secretario general no se puede perder porque todos somos iguales», dijo De los Ríos en claro dardo al González y Guerra, pero también a otros históricos que en las últimas semanas han alzado la voz contra las cesiones ante el ‘expresident’, prófugo de la justicia. «¡Atacar al presidente es atacar a nuestro partido!», clamó Montero. «¡Por cada insulto a Pedro Sánchez nos están insultando a todos!», bramó Espadas.

El discurso de Sánchez se centró casi estrictamente en lo social. También habló de «concordia y convivencia», pero tras reivindicar la gestión de los últimos años, volvió a tirar de las promesas hechas en campaña en materia de igualdad, de vivienda, de Salario Mínimo Interprofesional, o de pensiones. «Por todo eso estamos pidiendo cuatro años más», dijo. Por eso y para evitar que gobierne la ultraderecha a la que se jactó de haber parado los pies. «Eso -se vanaglorió- es lo que nos reconocen y agradecen todos los progresistas del mundo».

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