Las proyecciones a 2050 apuntan a que el 70% de la población mundial vivirá en grandes ciudades, esto supone casi 7.000 millones para mitad de siglo. ¿Estarán las urbes preparadas para este desafío? «Las infraestructuras aún no se han construído», señala Beatriz Jordao, jefa de la oficina de ONU-Hábitat en España. Ese es uno de los retos del ODS 11 de la Agenda 2030, pero también lo es hacer de estos enclaves lugares más sostenibles. Las principales urbes del mundo ocupan el 3% de la superficie terrestre y representan de media el 70% del consumo de energía global y son responsables de emitir el 75% de las emisiones de carbono. En 2050, su superficie no representará más del 5%, pero el porcentaje de consumo energético y de emisiones supone el 90% del total del planeta. «La regeneración urbana juega un papel fundamental a la hora de atender a las demandas existentes», apunta Jordao.
-El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU-Hábitat, tiene el mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover pueblos y ciudades social y ambientalmente sostenibles con el objetivo de proporcionar vivienda adecuada para todos. ¿Cómo podemos definir una ciudad sostenible?
-El modelo de ciudad ideal promovido por ONU-Hábitat es aquel que fomenta un desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente, al tiempo que prioriza las necesidades y los derechos de todos los residentes. Siempre hablamos de poner a las personas en el centro, lo que significa que debemos comprender el contexto de las comunidades y trabajar para garantizar que sus necesidades se tengan en cuenta en el proceso de planificación y desarrollo urbano. No existe un único modelo de ciudad sostenible ideal que se adapte a todos los contextos. No obstante, hemos elaborado un conjunto de principios rectores que pueden adaptarse a distintos entornos urbanos. Estos principios incluyen una planificación urbana inclusiva, desarrollo sostenible, gobernanza participativa, oportunidades económicas y comunidades seguras y saludables. Proporciona un marco global para la urbanización sostenible que puede adaptarse a los contextos locales. Describe qué pasos y medidas deben darse para avanzar hacia el entorno urbano ideal. Ayuda a traducir las directrices y normas políticas a la realidad y la acción sobre el terreno.
-¿Estamos mejor que en 2015?
-Se han logrado buenos avances desde la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015, y ahora se ha duplicado el número de países con estrategias nacionales y locales de reducción del riesgo de desastres. Pero los problemas aún persisten. Destacamos los desafíos globales que amenazan las ciudades y su resiliencia. Como lo dejamos alto y claro en el Foro Político de Alto Nivel celebrado en Nueva York el pasado mes de julio, enfrentamos riesgos reales de no alcanzar el Objetivo 11 sobre ciudades y comunidades sostenibles. Necesitamos hacer algo para rescatar los ODS, incluido el Objetivo 11. Necesitamos hacerlo de manera holística, dado que estas tareas están vinculadas con los demás objetivos. Según el informe de progreso del ODS 11, publicado recientemente por ONU-Hábitat, se estima que una quinta parte de la población mundial está afectada por diferentes formas de vivienda inadecuada, de las cuales aproximadamente 1 de cada 8 personas vive en condiciones similares a las de los barrios marginales. Cada día deberían construirse casi 96.000 nuevas viviendas asequibles y accesibles para satisfacer la creciente demanda de aquí a 2030, y se estima que 318 millones de personas en todo el mundo carecen de hogar. Los datos por sí solos son alarmantes, pero creemos que el cambio es posible y, de hecho, ya está en marcha.
1.100
millones
de personas viven en barrios marginales o favelas
-Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, ¿están preparadas las urbes para esta presión demográfica?
-Las ciudades representan el futuro de la vida global. La población mundial ronda los 8.000 millones de personas, de las cuales cerca de la mitad viven en zonas urbanas. Probablemente esta cifra siga aumentando, ya que se espera que el 70% de las personas vivan en ciudades para 2050. Aproximadamente 1.100 millones de personas viven actualmente en barrios marginales, favelas o tugurios en las ciudades, y se espera que esta población sea de 2.000 millones más en los próximos 30 años. Las proyecciones demográficas muestran que la población urbana crecerá en grandes proporciones en los próximos años lleva a la idea de que el 70% de la infraestructura que se necesitará en los próximos años aún no se ha construido. El gran desafío consiste en que muchas ciudades no están preparadas para esta rápida urbanización, que excede la construcción de viviendas, infraestructuras y servicios, provocando un aumento de los barrios marginales. Y el desarrollo sostenible no se puede lograr sin transformar significativamente la forma en que se construyen y gestionan los espacios urbanos. Pero debemos dejar de ver las ciudades y la urbanización como una fuente de problemas. Debemos cambiar la narrativa sobre las ciudades y empezar a verlas como oportunidades. Simplemente necesitamos gestionar bien este proceso y planificarlo.
-Como comentaste, se estima que el 70% de la infraestructura que se necesitará para albergar el crecimiento de la población urbana global en 2030 aún no se ha construido. ¿Cómo ha de hacerse para que sea sostenible?
-Ojalá hubiera una fórmula única para definir cómo deben diseñarse los entornos urbanos para que sean sostenibles y eficientes. La realidad es muy diversa y la regeneración urbana juega un papel fundamental a la hora de atender a las demandas existentes. Yo diría que los preceptos de diseño que deben seguirse están ampliamente recogidos en la Nueva Agenda Urbana, tales como: evitar la expansión de la huella urbana, propiciar la mezcla de usos y la inclusión social, y garantizar el acceso equitativo a equipamientos y espacios públicos, entre muchos otros.
-El ODS 11 es uno de los menos tratados por empresas, ¿cómo va el cumplimiento de este objetivo bajo el prisma del sector privado?
-Cada vez más, el sector privado es un gran aliado a la hora de abordar la sostenibilidad, puesto que es uno de los principales actores del desarrollo urbano. El sector privado busca la rentabilidad y eso es absolutamente legítimo. Y la sostenibilidad es rentable para las empresas si la enfocamos desde la siguiente perspectiva: la sostenibilidad es rentable para la sociedad. Las empresas forman parte de la sociedad donde operan. Por lo tanto, rentabilidad y sostenibilidad son conceptos compatibles y no excluyentes. Históricamente, invertir en planificar las ciudades y en crear espacios mejores, más ventilados e iluminados, tuvo una importancia significativa en aumentar la esperanza de vida de las personas, lo que a su vez ha tenido un impacto en el incremento de la eficiencia productiva en nuestras sociedades. El costo de desarrollar actividades sostenibles es muy bajo en comparación con los beneficios.
-La Local Coalition 2030 asegura que hay que cerrar la brecha. No dejar a nadie ni a ningún lugar atrás. Actuar local para ser global. Hablamos de ciudades y, por lo tanto, viviendas… ¿Cómo se puede resolver el acceso a la vivienda para jóvenes?
-El ODS 11 trata de lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Este Objetivo en concreto está lógicamente vinculado a varios de los otros ODS, de manera intrínseca. Las ciudades son el escenario donde ocurren muchos de los desafíos que son combatidos por los diferentes ODS, en mayor o menor medida. De ahí la necesidad de localizar los ODS, es decir, «aterrizarlos» a la escala donde suceden los retos diarios. España viene siendo uno de los países promotores y líderes de la Agenda 2030 a través de sus políticas internas de Cooperación internacional para el Desarrollo Sostenible y de Localización de los ODS, siendo un claro ejemplo de ello su estructura territorial descentralizada, así como la Cooperación Descentralizada, y la buena acogida de iniciativas de implementación de los ODS tanto en el ámbito regional como local. Es fundamental que las áreas urbanas sean planteadas con la debida mezcla de usos, pero la cuestión de la vivienda es un factor esencial y una asignatura pendiente a nivel global. En este sentido, ONU-Habitat delinea la importancia del hogar como cimiento para la consecución de los ODS. El acceso a una vivienda adecuada tiene un impacto enorme en la vida las familias y las personas, no sólo porque es un derecho humano en sí mismo, tal como lo reconocen los tratados globales, sino que además constituye la base sobre la que se sustentan muchos otros derechos.
-El impacto climático en las ciudades impulsa la transición ecológica. ¿Cuáles son los principales riesgos que afrontamos?
-Las ciudades son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático debido a su alta densidad de población, concentración de infraestructura y diversas actividades. En este contexto, la transición ecológica es un proceso de transformación con el objetivo de avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible, siendo la transición energética y la adecuada gestión de residuos sólidos partes fundamentales de la hoja de ruta para contribuir a la mitigación del cambio climático.
«Ninguna decisión de mejora de barrios o regeneración urbana debería tomarse sin el acuerdo de quienes viven en ella»
-¿Cómo se pueden adaptar nuestras urbes a los efectos derivados del cambio climático que ya estamos viendo?
-En la pregunta anterior mencioné la transición energética como una de las vías de mitigación del cambio climático, es decir, remediar la causa, la raíz del problema. ¿Pero cómo combatir los efectos que ya están aquí? Yo diría que lo primero a hacerse es contar con un diagnóstico preciso. Hay una frase que dice que lo que no se mide, no se puede controlar, gestionar, mejorar. Por otra parte, existe un amplio repertorio de soluciones aplicables a las urbes para minimizar los efectos indeseables del cambio climático, como puede ser el incremento de zonas verdes permeando la urbe y una fuerte presencia de árboles en las calles, cubiertas verdes en las edificaciones, mejorar la gestión hídrica y energética – optimizándolas y evitando el derroche, entre otras varias medidas que se han probado eficaces. La adaptación es un proceso continuo y las ciudades deben evaluar y actualizar continuamente sus estrategias a medida que evoluciona el cambio climático. Al tomar medidas proactivas e involucrar a diversas partes interesadas, las ciudades pueden volverse más resilientes y estar mejor preparadas para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.
-¿Están nuestras ciudades planteadas con una arquitectura que piense en jóvenes, mayores, mujeres, hombres, etc…?
-Yo diría que hay mucho que mejorar. La Nueva Agenda Urbana establece como uno de sus ejes fundamentales la prosperidad urbana sostenible e inclusiva y oportunidades para todo el mundo. Es decir, que mientras reconocemos que el desarrollo urbano tiene fuertes implicaciones en la generación de riqueza, entendemos que deben existir mecanismos para que esa generación de riqueza pueda ser aprovechada para el beneficio de todos. En este sentido, la arquitectura va de la mano del urbanismo Lo primero que se debería hacer es garantizar que los procesos de regeneración urbana tengan un carácter integral, es decir, que no se concentren únicamente en mejorar el medio físico, sino que también mejoren las condiciones socioeconómicas de las personas que viven en ese sector. Lo segundo que creemos que se debe hacer es garantizar la información y la participación de los residentes en la toma de decisiones. Ninguna decisión de mejora de barrios o regeneración urbana debería tomarse sin el acuerdo de quienes viven en ella, y en sus alrededores, que también frecuentemente se ven afectados por esos procesos.
«Las ciudades y los gobiernos pueden tomar una serie de medidas para mejorar la seguridad de las mujeres, incluida la inversión en infraestructura pública o la implementación de una planificación urbana con perspectiva de género»
-¿Son seguras las ciudades para mujeres?
-La seguridad de las mujeres en las ciudades puede variar significativamente de un lugar a otro y está influenciada por una compleja interacción de factores, incluidas normas culturales, actitudes sociales, planificación urbana, aplicación de la ley y políticas gubernamentales. Si bien muchas ciudades alrededor del mundo se han esforzado por mejorar la seguridad de todos los residentes, incluidas las mujeres, aún existen desafíos y disparidades. Las ciudades y los gobiernos pueden tomar una serie de medidas para mejorar la seguridad de las mujeres, incluida la inversión en infraestructura pública, la implementación de una planificación urbana con perspectiva de género, la promoción de la igualdad de género y el fortalecimiento de la aplicación de la ley y los servicios de apoyo. Además, crear conciencia sobre las cuestiones de seguridad de las mujeres e involucrarlas en los procesos de toma de decisiones puede contribuir a crear entornos urbanos más seguros.
-¿Cómo se imagina la ciudad del futuro?
-La ciudad que es capaz de aprender de sus problemas y superar sus desafíos.
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