El dolor hermana a la Región de Murcia con Colombia y Ecuador en el funeral de cuatro de las víctimas de la tragedia en Las Atalayas

Cientos de personas se dieron cita en la iglesia para solidarizarse con las familias y tener un emocionado recuerdo para Jorge Enrique Batioja Olivero y Rosa María Rosero Sánchez; Leidy Paola Correa y Kevin Alejandro Gómez, vecinos de Caravaca de la Cruz, donde residían junto a sus familias procedentes de Ecuador y Colombia.

Los cuatro coches fúnebres llegaron a la plaza del Arco, donde se encuentra el Ayuntamiento y donde esperaban las autoridades locales y los familiares, vecinos y amigos de las cuatro víctimas. Las escenas de dolor se sucedían a medida que llegaban las familias para recoger los féretros y llevarlos a hombros hasta la iglesia.

En la celebración, junto al alcalde de la localidad, José Francisco García, estaban el consejero de Presidencia, Marcos Ortuño; la cónsul de Colombia en Valencia, Gillian Maghmud; el concejal del Ayuntamiento de Murcia Jesús Pacheco, y Luis Melgarejo, hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz de Caravaca.

Al llegar a la iglesia, la música de dos violines acogió al cortejo fúnebre. El párroco de El Salvador y vicario episcopal de la zona, David Martínez, y varios sacerdotes, concelebraron la misa en un templo lleno a rebosar.

El sacerdote comentó que «hoy nos reunimos con una herida que empezamos a sufrir desde la madrugada del pasado domingo; es verdad que la muerte nos rompe, nos arrebata a nuestros seres queridos con un dolor que sobrepasa a la familia y al pueblo, a nuestra Región y que ha llegado a Colombia y Ecuador, se ha extendido más allá del océano».

«Nuestra presencia es importante, -añadió- es un bálsamo para los corazones de estas familias, un signo de que somos una única familia especialmente en el sufrimiento que, compartido, es mucho más llevadero». Al final de la celebración se produjeron los momentos más emotivos con la despedida de los familiares.

En el recorrido de vuelta hacia la plaza del Arco, donde esperaban los coches fúnebres, banderas de Colombia y Ecuador cubrían los féretros mientras sonaba una música colombiana para acompañar al cortejo. Las autoridades acompañaron a los familiares hasta los coches y se despidieron de ellos que se encaminaron hacia el cementerio para enterrar los cuerpos de las cuatro víctimas.

Atención psicológica a las familias

Para facilitar el normal desarrollo del funeral se desplegó un dispositivo especial en el que participaron agentes de la Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y Cruz Roja. El equipo de psicólogos que han atendido desde el pasado domingo a los familiares también estuvo presente en la tarde de este viernes en Caravaca. El desgarro por el dolor de la pérdida es tan intenso que algunas personas necesitaron atención durante el funeral. Durante las horas que los cuerpos fueron velados en el tanatorio de la ciudad también se vivieron momentos muy emotivos y dolorosos en los que la atención psicológica a las familias se hizo necesaria. Al multitudinario acto del jueves en la plaza de San Juan de la Cruz, siguió una vigilia en el tanatorio en la que también participaron familiares, vecinos y compatriotas de las víctimas.

Del desconsuelo a la reivindicación

Aunque el dolor fue la tónica general de la jornada, el sufrimiento de agravaba al pensar en las trágicas circunstancias en las que se han producido estas cuatro muertes. Tanto Jairo, padre de Leidy Paola, como el resto de familiares más cercanos, mostraron estos últimos días su indignación por lo ocurrido, por la falta de información inicial sobre cómo se había producido el incendio.

Tanto los familiares como los vecinos comentaban que hay que evitar que incidentes como el ocurrido en los locales de ocio de las Atalayas no se deben volver a producir. También se comentaba que esto debería servir para que se extreme la vigilancia en el cumplimiento de la normativa vigente para estos establecimientos.

«Estaremos muy atentos a las necesidades de los tres huérfanos»

El alcalde de Caravaca, José Francisco García, manifestó que «está siendo un día muy duro, hoy se refleja la tragedia sobre todo en los niños que aún no se pueden explicar cómo han perdido a sus padres». Aludía así a Enrique Batioja y Rosa María Rosero, la pareja fallecida y que deja tres hijos. «Hemos intentado mostrar -añadió- el apoyo más humano posible hacia las familias y vamos a estar muy atentos a las necesidades de los tres menores que han quedado huérfanos para que puedan salir adelante, será más difícil sin sus padres pero las instituciones tendremos que cubrir el hueco que deja su pérdida».

La cónsul de Colombia declaró que «hemos acompañado desde el primer momento a las familias desde el consulado; y agradecemos mucho al Ayuntamiento de Caravaca y a las autoridades regionales porque las familias de las víctimas se han sentido muy reconfortadas en todo momento».

El consejero de Presidencia, Marcos Ortuño, confesó sentirse «consternado por la tragedia» y mostró el apoyo del Gobierno regional para estar junto a las familias «con los medios y recursos que estén a nuestro alcance».

Los tres menores que dejan Rosa y Enrique asisten a clase en dos centros educativos de la ciudad, el colegio La Santa Cruz y el IES Ginés Pérez Chirinos. Desde el Ayuntamiento de la localidad, en coordinación con las direcciones de ambos centros y con la Consejería de Educación, se ha estado realizando un seguimiento durante toda la semana a estos tres menores. La Concejalía de Servicios Sociales también está haciendo un acompañamiento a través de sus técnicos para determinar las necesidades de los menores y atenderles.