Las plagas, como las de chinches, reaparecen con el cambio climático

Las plagas, como las de chinches, reaparecen con el cambio climático

París está lleno de chinches. Los vídeos virales lo han mostrado en redes sociales y los titulares lo han convertido en una noticia de alcance global. Los insectos han sido vistos en salas de cine, vagones de tren o en el metro de la ciudad, una pesadilla para una urbe que se prepara para acoger en breve los Juegos Olímpicos. Los medios franceses explican que los elevados desplazamientos en las vacaciones han creado un campo de cultivo favorable para la aparición de estos animales, que ha estallado a niveles no vistos en mucho tiempo.

A los expertos en plagas, sin embargo, lo que está pasando en Francia les sorprende por su volumen, pero no tanto por su contexto. Esto es, aunque no nos acordemos habitualmente de ellas, las chinches están ahí y que estén cuenta mucho sobre el presente de las plagas y sobre los efectos del cambio climático.

Las chinches habían desaparecido de Europa y Estados Unidos en los años 50. El uso de DDT —ahora prohibido— había eliminado la población de estos insectos. «Era muy malo para las chinches, pero muy perjudicial para las personas», señala Jacinto Díaz, portavoz de Rentokil.

Desde finales de los 90 y principios de los 2000, las chinches han ido volviendo tanto a Europa como a Estados Unidos. Esa prohibición del DDT explica este nuevo contexto, apunta Díaz, pero no es la única razón. Los procesos de globalización —tanto los patrones de comercio globales como que se viaje mucho más— o la pérdida de costumbre de inspeccionar por si las vemos —algo que nuestras abuelas hacían casi por defecto—han llevado a que estos insectos vuelvan. También lo ha hecho el cambio climático.

De hecho, Francia es ahora noticia, pero las chinches ya viven en España —de nuevo— desde hace tiempo. Es un problema que la hostelería española tiene muy presente y para lo que cuentan con protocolos claros de actuación, que les ayudan a tenerlo «controlado», promete Díaz.

Inmunidad adquirida

Además, las chinches se han ido volviendo resistentes a los productos que se han estado usando contra ellas. Como explica Jorge Galván, el director general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), «la resistencia es una mutación genética aleatoria». Esto es, por casualidad aparecen ejemplares a los que el sistema de control de plagas que se usa contra ellas no les hace daño. Como sus compañeras —a las que sí— han muerto, son ellas las que se reproducen. Su trazo genético se comparte así con las siguientes generaciones.

Los efectos de la emergencia climática son transversales e impactan en muchas áreas de la vida cotidiana. Los insectos que viven en nuestras casas, nuestras ciudades o nuestros medios de transporte no son ajenos a esta realidad. Las chinches son unos de ellos. «¿Por qué este repunte? El cambio climático ha tenido mucho que ver», explica Galván.

«Cada vez tenemos más insectos», apunta el especialista, que suma además un elemento un tanto paradójico a esta situación. «Estamos teniendo también una pérdida de biodiversidad entre los insectos», dice. Esto es importante y trágico, porque los insectos tienen un papel importante en la naturaleza. Son una pieza más de su equilibrio y de lo que la ayuda a seguir siendo resiliente y, en definitiva, viva. Hay que ser capaces de reducir las poblaciones de riesgo, pero también ayudando y manteniendo el equilibrio ecosistémico. «Es muy importante que cuando se hacen tratamientos que vayan al organismo diana», apunta Galán, que insiste en que, por ello, se debe recurrir a profesionales. Si una trampa para avispas velutinas caza de paso 10 mariposas, por ejemplo, es un problema.

De mosquitos y otros insectos

El crecimiento de población afecta, igualmente, a muchas especies. Díaz lo ejemplifica con el aumento de las cucarachas o los mosquitos, «con todos los riesgos que conlleva». Los mosquitos ya no pican solo en verano, una muestra perfecta de lo que el calentamiento global supone para ellos. Los expertos señalan que los insectos se han desestacionalizado, porque sus ventanas de reproducción se han hecho más largas. Además, su metabolismo se acelera. No se trata solo de que tengan más tiempo para poner huevos, igualmente lo hacen más veces.

A eso se suma que la tropicalización del clima europeo hace que la región se convierta en progresivamente más atractiva para las especies invasoras. Llegan así insectos como las avispas velutinas o los mosquitos tigre. Hace unos años pocas personas se habrían imaginado que el mosquito tigre iba a llegar a Galicia, concede Galán, con un clima muy diferente al de las zonas tropicales de donde es originario. Sin embargo, las temperaturas elevadas por culpa de la emergencia climática —y la elevada humedad tradicional de la región— la han convertido en un destino atractivo. Y los mosquitos tigres de las Rías Baixas son una muestra de lo que pasa en muchas otras zonas de España.

El futuro puede traer otras especies invasoras y nuevos riesgos. Díaz habla de la amenaza potencial para las zonas costeras del Mediterráneo de la hormiga roja, que ya se descubrió en Sicilia y que no solo pica, sino que además destruye cultivos. «Todo depende de la evolución del clima», dice Galán. Si seguimos aumentando las temperaturas, Europa se convertirá ya no en un destino ‘vacacional’ sino uno de vida para esas especies invasoras de insectos.

Más vale prevenir que curar

Más allá de las molestias, como pueden ser las de más tiempo de picaduras de mosquitos, el fondo de la cuestión es más grave. Supone una alteración del ecosistema. Además, es un problema de salud pública, repiten los especialistas, ya que estos insectos se pueden convertir en vectores para enfermedades. También es uno que puede tener un coste económico directo. Las velutinas ya dañan las cosechas de miel o las vendimias de algunas denominaciones de origen.

¿Se pueden eliminar de un plumazo estos insectos problemáticos? «Exterminarlos es imposible, pero no mantenerlos bajo control», defiende Díaz. Para los especialistas en control de plagas, la prevención es crucial.

«Debemos hacer tratamientos para no tener que acostumbrarnos» a ese aumento de plagas, señala Galán, quien también insiste en que prevenir es más efectivo, más barato y más ecológico. «La sanidad ambiental ha evolucionado», apunta. Puede que la sociedad siga reduciéndolo todo a fumigar, pero en realidad, promete, eso es lo que se hace menos. Es un proceso más holístico que tiene en cuenta al ecosistema—ahí están esos insectos que son tan necesarios— y que usa en ocasiones sustancias que ya están en la propia naturaleza, explica.

Cómo no traerse las chinches a casa

En Francia ya llegan un poco tarde a esa fase de prevención. Sin embargo, el caso parisino sirve como una llamada de atención y también como un recordatorio de lo que se debe hacer para que el problema no viaje de un lugar a otro. Jacinto Díaz confiesa que, cuando llega a un hotel, el primer lugar donde deja su maleta es en el baño. Es un lugar claro, con pocos recovecos para que se escondan las chinches, y que permite ver si hay pronto. Luego, invita a revisar el colchón y las sábanas, pero también a ver muy bien qué hay en el armario o en las mesitas de noche. Si se ven señales de alarma, se debe bajar a recepción y dar la voz de alarma. «En los hoteles lo tienen muy controlado», promete, así que sabrán qué hacer. De vuelta a casa, antes de guardar las cosas, se recomienda dejar la maleta en la cocina y hacer una revisión en sus dobleces por si alguna chinche ha hecho también el viaje de retorno.

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