La recuperación de la vida en los ríos se frena por los vertidos y la presión agraria

La recuperación de la vida en los ríos se frena por los vertidos y la presión agraria

La recuperación de la biodiversidad en los ríos europeos que se apreció a partir de la mejora de los cauces y el control de la contaminación entre las décadas de 1990 y 2000 se ha frenado bruscamente desde el año 2010. Este estancamiento en el aumento de la vida silvestre se advierte en un estudio publicado recientemente en la revista ‘Nature’ en el que han participado el investigador de la Universidad de Murcia (UMU) David Sánchez Fernández y el catedrático Andrés Millán Sánchez y que utiliza la presencia de invertebrados como indicador para evaluar la salud de los ecosistemas fluviales.

«Los ríos europeos han dejadado de recuperarse en los últimos años y no sabemos lo que va a pasar», explica a LA VERDAD el biólogo David Sánchez (Cehegín, 1977), que trabaja en el Departamento de Ecología e Hidrología de la UMU con un contrato postdoctoral Ramón y Cajal.

¿Qué ha ocurrido para que los avances en depuración de aguas y la renaturalización de las riberas impulsadas por las normativas ambientales de la Unión Europea hayan dejado de ser efectivas treinta años después? «Los problemas están muy bien diagnosticados: por un lado está la contaminación, asociada a veces a cambios en el uso del suelo como los regadíos, que llega por vertidos directos o de manera difusa; y por otro las extracciones de agua para la agricultura y la ganadería», detalla este científico, que ha trabajado en el Museo de Ciencias Naturales (Madrid), el Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, la Estación Biológica de Doñana y también en las universidades Estatal Paulista (Brasil), Plymouth (Reino Unido), CUNY de Nueva York y Lisboa.

Dípteros, gusanos y moluscos

«A estas presiones se añaden el cambio climático y la escasez de lluvias, por lo que los ríos cada vez llevan menos agua. Y también ocurre que, debido a la reducción del caudal, los contaminantes están más concentrados», añade. Como testigos infalibles de este frenazo en el avance de la vida acuática se analizó la riqueza, abundancia y diversidad funcional de insectos como escarabajos, chinches y dípteros, junto con gusanos, moluscos y crustáceos.

La investigación incluye datos de macroinvertebrados –de tamaño superior a un milímetro– recogidos en más de 1.800 tramos fluviales de veintidós países de Europa con muestras tomadas durante más de cincuenta años, la gran mayoría posteriores a 1990.

«Sorprende cómo la mejora de la calidad ecológica de los ríos se ha desacelerado desde hace veinte años, con poco o ningún cambio pese a las muchas medidas de recuperación desarrolladas en la última década», insiste.

Entre los ríos monitoreados, Rin, Ródano y Loira, y en España cauces como el Ebro, Sella, Cares y Deva. El Segura no entró en el estudio porque la serie temporal de seguimiento exigida, como mínimo de una década en cada localización, no se cumplía por apenas un año. En cualquier caso, la situación de la cuenca entre el nacimiento del río en Santiago-Pontones (Jaén) y la desembocadura en Guardamar (Alicante) se ajusta a la tendencia que refleja este trabajo científico.

David Sánchez: «Nos preocupa el Noroeste, donde se encuentran los cauces con mayor biodiversidad de la Región»

Un caso extremo es el río Turrilla, en Lorca,

desecado presuntamente por la captación irregular

de su caudal desde una empresa de ganado porcino que ha motivado una investigación judicial en la que están imputados el empresario, el comisario de Aguas de la CHS y uno de sus jefes de servicio.

Por suerte, esta situación puede revertirse con medidas que enumera David Sánchez: «Respetar un caudal mínimo y el régimen natural de los ríos, o sea, que lleven agua cuando toque y no cuando se suelte desde las presas; limitar las extracciones y vigilar sondeos ilegales; controlar vertidos urbanos y de industrias; frenar la contaminación agrícola y ganadera; y prevenir y eliminar la entrada de especies exóticas».

El Segura, «ni mejor ni peor»

«El Segura no mejora en los últimos quince años, pero tampoco empeora», señala David Sánchez tras revisar para este diario los datos de índices biológicos recopilados por la Confederación Hidrográfica en cinco puntos del río desde la zona de cabecera (Huelga Utrera) hasta la ciudad de Murcia (puente de la Fica).

«En la Región de Murcia nos preocupa el Noroeste, donde se encuentran los ríos con mayor biodiversidad de la Comunidad», advierte Sánchez. «En el Quípar, Argos, Alhárabe y Mula apreciamos cierta estabilidad durante los últimos años, pero esta situación no es nada buena porque deberían estar mucho mejor».

En la evolución reciente de los ríos influyen, ilustra, «dos fuerzas contrapuestas. Por un lado, el esfuerzo por mejorar la calidad del agua con la depuración y el control de vertidos; y por otro, los cambios en la ordenación del territorio que cada vez son más notorios, por ejemplo en el Noroeste, donde ahora avanzan los cultivos intensivos».

El «espectacular» estado del río Mula

Entre tanto motivo de inquietud brilla al fondo un motivo para la esperanza: «Los sistemas mediterráneos tienen la capacidad de recuperarse muy rápido porque están expuestos a perturbaciones naturales de forma histórica y las comunidades que viven en esos ambientes tan cambiantes reaccionan muy bien ante sequías, riadas o procesos de contaminación», señala David Sánchez. Un ejemplo es el río Mula, «que se ha recuperado muy bien y ahora mismo está espectacular», después de que cesara la extracción de un pozo para riego, sentencia judicial mediante, y el agua volviese a aflorar en su nacimiento. Un estado que debería consolidarse «si se mantienen los usos del suelo y no se abusa con la extracción de agua». De lo contrario, recuerda el investigador de la UMU, «si los impactos no son puntuales y se hacen crónicos, esas cualidades que facilitan la recuperación se van perdiendo».

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