Una obra de arte urbano que homenajea a Abanilla con una marea de colores y la mirada de un pueblo

Una obra de arte urbano que homenajea a Abanilla con una marea de colores y la mirada de un pueblo

Subir los casi 200 peldaños que separan la plaza del Ayuntamiento de Abanilla y la escultura del Sagrado Corazón de Jesús es ahora un poco más colorido para los abanilleros. La palmera datilera, el río Chícamo o el camachuelo trompetero, entre otros, han quedado plasmados en la escalinata que conduce hasta uno de los monumentos insignia de este municipio. Elementos característicos de la localidad que el artista hondureño Jonathan Rodríguez diseñó y que, acompañados de una marea de tonos llamativos, han creado un mural pintoresco que no deja indiferente ni a autóctonos ni foráneos.

Un reclamo turístico que atrae a viajeros que proceden tanto de la propia Región de Murcia como de otros puntos del mundo. Es el caso de un grupo de polacos que aprovecharon sus vacaciones en Torrevieja para recorrer las calles, y dicha escalinata, cámara en mano para inmortalizar su visita al municipio en el Lugar Alto, donde se erige este monumento y que ofrece una panorámica envidiable de Abanilla y sus alrededores.Y es que según destaca María Ángeles Celdrán, técnico de turismo y guía oficial de Abanilla, desde que estrenó su nueva imagen, esta infraestructura ubicada en pleno corazón de la localidad ha sido escogida «por muchos para fotografiarse» e incluso se ha convertido en el plató de «vídeos de boda». «Desde el punto de vista turístico, también se ha notado que viene más gente. Ahora que estamos en el mundo digital, al buscar te encuentras con estas escaleras y con gente haciéndose fotos sentada en ellas». Algo que en su opinión « favorece a la economía».

Estas escaleras, que desde 1957- año en el que se construyeron- hasta el pasado mes de octubre eran de un color «blanco impoluto», según señala Celdrán, abandonaron ese tono inmaculado para dar paso a una explosión de tonalidades que desde sus pies dejan ver un conjunto de imágenes que configuran un amplio abanico de motivos representativos del municipio, denominado ‘La mirada de un pueblo’.


Escalinata que sube hasta la escultura del Sagrado Corazón de Jesús.


Verabril


Desde unos ojos que representan a la mujer abanillera y al pasado de moros y cristianos que forma parte de su historia, hasta el río Chícamo que discurre por estas tierras, pasando por la palmera datilera, ya que no se puede pensar en el municipio sin que se venga a la mente «nuestro oasis, en nuestra conocida Palestina murciana», recuerda Celdrán, y por supuesto, la fauna autóctona, como el lagarto ocelado o el camachuelo trompetero. Incluso un gato que suele rondar por la zona ha quedado perpetuado en la pared que suele frecuentar. Además, también alberga alguna referencia a aquellos que deciden visitar.

Una obra de arte urbano que en un primer momento «resultó chocante» para los vecinos pero que, según Celdrán, «gustó mucho» e incluso algunos de ellos prestaron sus fachadas para que fueran pintadas. Una percepción que comparte Juan Carlos, un vecino que consideran «están muy bonitas» aunque reconoce que «cuesta un poco subirlas». Lo mismo que le sucede a Ángela y Paquita, que solo las han contemplado desde abajo: «Ya somos mayores para subir, pero desde la plaza también se ve todo, incluso mejor que desde arriba», explican.

Este proyecto surge por la iniciativa del Grupo de Acción Local de Nordeste, en el que están integrados Abanilla, Fortuna, Jumilla y Yecla, de realizar un certamen internacional para este propósito. Hasta 10 propuestas se presentaron a dicho concurso, en el que fue seleccionado el diseño del artista Jonathan Rodríguez que, con ayuda de su hermana Magdalena, materializaron este trabajo en «un tiempo récord«, desde agosto de 2022 hasta octubre de ese mismo año . A pesar de que su idea inicial cautivó al jurado por su espectacularidad visual esta estaba basada su país de origen por lo que le pidieron que lo adaptará y le diera un enfoque «más personalizado». De esta forma, el mural aúna algunas características latinoamericanas – como los colores vibrantes- con otras abanilleras.

Pero esta no es la única muestra de pinturas que alberga Abanilla. En julio de 2022 se pintó con la técnica de graffiti el antiguo depósito de agua, que actualmente se encuentra en desuso, simulando la antigua alcazaba árabe almohade del siglo XII. También se diseñó un homenaje a la Santa Cruz, patrona de la localidad, y un recuerdo a la mujer espartera, una industria que forma parte de la historia económica del municipio.

Enlace de origen : Una obra de arte urbano que homenajea a Abanilla con una marea de colores y la mirada de un pueblo