El fracaso colectivo del abandono escolar en la Región de Murcia

El fracaso colectivo del abandono escolar en la Región de Murcia

Dos de cada diez estudiantes murcianos cuelgan los libros sin una formación mínima que les permita desenvolverse en condiciones en el mercado laboral. En un hospital donde fallecieran dos de cada diez pacientes sin responder al tratamiento que sí es efectivo para los demás enfermos, saltarían todas las alarmas. La comparación puede parecer excesiva, pero quizá también puede que lo sea el nivel de tolerancia con que la sociedad asiste a las elevadas tasas de fracaso y abandono escolar sin que se disparen las luces de emergencia. La Región, a pesar de haber mejorado de forma considerable sus porcentajes de abandono temprano y alumnado que deja los estudios sin el título de Educación Secundaria Obligatoria en los últimos años, sigue liderando las estadísticas. Los avances de la Comunidad han sido muy significativos, pero también sigue siéndolo la brecha con respecto a la media española y, más aún, Europea, y que deja a los jóvenes de la Región en una posición de desventaja.

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El análisis de los datos localiza factores y elementos de contexto que inciden en las elevadas tasas de abandono y fracaso: un mercado laboral basado en personal poco cualificado que invita al estudiante al abandono prematuro, el menor gasto público en Educación Secundaria y FP, la limitada formación de los padres, los inferiores niveles de renta y el ‘abuso’ de la repetición de curso, entre otros. Expertos y educadores, que reclaman más recursos para poder compensar y corregir en las aulas esos lastres, alertan de que el abandono educativo «es la antesala de la exclusión social», y reivindican que la educación, más que reproducirlas, debe corregir esas desigualdades. La apuesta decidida por la potenciación de la Formación Profesional y la diversificación de itinerarios, la revisión del acceso a la función docente, y el incremento de becas y ayudas para quienes las necesitan figuran entre las propuestas de mejora de los expertos consultados.

Las tasas de fracaso escolar (alumnos que no titulan la Secundaria Obligatoria) y de abandono educativo temprano (jóvenes de 18 a 24 años que dejan los estudios con ese título, pero no se siguen formando) se mantienen, a pesar de la marcada tendencia decreciente, entre las más elevadas de España. El porcentaje de alumnado murciano de 16 años que no tiene el título de la ESO alcanzó el 23,8% en el curso 2020-2021, casi la mitad que hace dos décadas, cuando cuatro de cada diez alumnos se echaban al mundo sin ese título básico. La media nacional del último curso queda siete puntos por debajo de la regional, una distancia que también se marcaba hace veinte años. «Ese porcentaje es una anomalía para cualquier sociedad mínimamente organizada que llevamos años consintiendo», denuncia el catedrático emérito referente en investigación escolar Juan Manuel Escudero, para quien los alumnos son, más que parte del problema, víctimas.

Navarra y el País Vasco duplican el gasto público de la Región en Educación Secundaria y Formación Profesional

El fracaso escolar «no es algo sobrevenido. Un indicador que lo anticipa es la tasa de repetidores en Secundaria», destaca el informe. La repetición de curso, coincide Andrés Escarbajal, doctor europeo en Pedagogía Social por la Universidad de Murcia, «no garantiza el éxito si la medida no va acompañada de atención individualizada para el alumno». Y no deja de ser «la certificación de un fracaso, el momento terminal. Lo que importa es lo que ocurre antes, que es donde hay que actuar», reivindica Escudero.

¿Qué razones exponen los jóvenes para dejar sus estudios de la ESO sin completar? La Encuesta de Transición Educativa-Formativa que publica el INE ofrece algunas pistas. Los cambios en la situación personal y familiar del estudiante son la razón que aducen el 25% de los adolescentes (el 33% de mujeres y el 21% de hombres). El malestar con los estudios, el cansancio y los malos resultados son también argumentos reiterados por los chicos encuestados: el 13% de los estudiantes murcianos aseguran que abandonaron el instituto porque estaban «cansados de estudiar», y un 11% lo hicieron porque no les gustaban los estudios que estaban realizando. El nivel de dificultad y los malos resultados abrieron la puerta de salida del instituto para otro 11% de los alumnos. Esos argumentos evidencian que un porcentaje elevado de alumnos cuelgan los libros porque no encuentran motivación en sus estudios.

«Esas tasas son una anomalía para cualquier sociedad mínimamente organizada que llevamos años consintiendo»

Juan Manuel Escudero

Catedrático emérito en Didáctica y Organización Escolar

La Formación Profesional es para muchos de esos alumnos desincentivados una vía académica alternativa. Sin embargo, la falta de plazas para todos frustra esa salida en centenares de casos. «Enviamos a decenas de alumnos a estudiar Bachillerato porque no tienen hueco en FP sabiendo que no les va a ir bien», denuncia la presidenta de la Asociación de Directores de Educación Secundaria (Ades), Isabel Saturno, que propone soluciones como la apertura de los institutos en horario vespertino para crear más grupos de FP y reubicar a esos estudiantes. «Incluso para acceder a la FP Básica se les pide nota, cuando debería facilitarse el acceso de los alumnos que no avanzan a vías alternativas que les mantengan en el sistema», demanda Escarbajal. «La FP es una herramienta fundamental para reducir el abandono, llevamos años demandando que aumenten las plazas», coincide desde el sindicato Anpe José Antonio Martínez Robles.

La relación entre la renta per cápita y los resultados académicos es palmaria, como demuestran los resultados obtenidos en las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE). Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia están por debajo del 75% de la renta per cápita media en la Unión Europea y eso pasa factura a su radiografía en PISA. Igual de contundente es el impacto del nivel de estudios de los padres (sobre todo el de la madre) en la progresión académica de los alumnos. La política de becas, apuntan los expertos, debe revisarse: «Al que no tiene recursos no le basta con que le den los libros gratis. El apoyo debe ser completo», reclama Saturno.

«Enviamos a decenas de alumnos a estudiar Bachillerato porque no tienen hueco en FP sabiendo que no les va a ir bien»

Isabel Saturno

Presidenta de Ades

El rendimiento académico de la población estudiantil de la Región está influenciado por su estructura demográfica, «principalmente por una creciente población extranjera», aunque hay que matizar que los resultados de los alumnos no están relacionados con la nacionalidad, sino con el contexto del estudiante: los estudiantes de escolarización tardía que llegan sin conocer el idioma son quienes precisan de más apoyos para progresar, mientras los alumnos de padres extranjeros criados en la Región tienen los mismos –e incluso mejores– resultados que los nacidos en la Región.

Si la tasa de fracaso es elevada en la Región, la de abandono educativo temprano (jóvenes de entre 18 y 24 años con la ESO que no siguen ningún tipo de formación) es directamente la más alta de España. A pesar de que la Región ha rebajado sus registros de abandono a más de la mitad desde principios de siglo, la última estadística del INE revela que la Comunidad sigue agrandando (en cinco puntos) la brecha con la media nacional, que, aunque sube ligeramente, queda en el 13,9%, muy por debajo del 18,7% murciano. «Son cifras –lamenta la presidenta de la FAPA, Marisa Maldonado–, que como sociedad no podemos permitirnos».

«El fracaso y el abandono escolar son la antesala de la exclusión social»

Andrés Escarbajal

Profesor de Didáctica en la UMU

Existe una estrecha relación, destaca el estudio, entre el sistema educativo y el mercado laboral, y cuando aumenta el desempleo, las tasas de abandono mejoran. «Un mercado laboral basado en personal poco cualificado –en el sector servicios, la construcción y la agricultura– invita al estudiante al abandono temprano. Los procesos expansionistas en determinados sectores intensivos en mano de obra no cualificada, como la construcción, pueden ejercer un efecto de expulsión del sistema educativo hacia el mercado laboral». Otros indicadores abundan en esa tesis: el 50% de los ocupados en la Región no han superado cuarto de la ESO, frente a regiones como Cantabria y Asturias, en las que se reduce hasta el 33% el porcentaje de trabajadores que no alcanzan ese nivel. En la Región, el 20% de las mujeres y el 15% de los hombres que no tienen estudios de ESO pertenecen a la llamada ‘generación nini’.

«No debería asumirse como natural; el sistema educativo no debe reproducir desigualdades, debe corregirlas», reclama el referente en pedagogía escolar Escudero.

El estudio chequea el desembolso público por comunidades, y revela que, según los datos del Observatorio de la Formación Profesional, el gasto público en Educación Secundaria y FP por alumno se ha mantenido en la Región como uno de los más bajos. Comunidades como Navarra y el País Vasco duplican las cantidades que invierte la Región, que, según remarcan desde la Consejería de Educación, están en cualquier caso en la media.

La limitación de recursos se traduce, denuncia la presidenta de los directores de instituto, en cuestiones como «el exceso de ratios que actualmente sufren los cursos de tercero y cuarto de la ESO, que son claves en la trayectoria de los alumnos».

«La Formación Profesional es una herramienta fundamental para reducir el abandono, llevamos años demandando más plazas»

Francisco J. Martínez Robles

Anpe

La brecha de género es muy acusada en todos los indicadores educativos. El abandono temprano en hombres es muy superior al de las mujeres. Esa distancia se ha mantenido a lo largo de los últimos veinte años con pequeñas fluctuaciones. En 2022, el porcentaje de mujeres que abandonan tempranamente la educación en la Región fue del 13,4%, mientras que para los hombres marcó diez puntos más, hasta el 23,5%. Casi uno de cada cuatro estudiantes varones dejan de forma prematura su formación académica.

Además, el diferencial entre Murcia y España es más acusado en los hombres, con siete puntos de diferencia, mientas que la brecha regional con respecto a la media nacional es de algo más de dos puntos en el caso de las mujeres. Las elevadas tasas de fracaso y abandono estructural no son una situación coyuntural, sino que representan un problema que se ha mantenido a lo largo de los últimos veinte años, con independencia de los cambios en las políticas educativas.

Para el catedrático emérito de Didáctica y Organización Escolar Juan Manuel Escudero, más allá del diagnóstico, toca revisar cuestiones como el acceso y la permanencia en la profesión docente, la gobernanza de los centros educativos y el reparto de recursos entres las redes pública y concertada.

Datos y metodología

El abandono temprano de la educación y la formación, en el caso español, se elabora a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA), siguiendo las directrices metodológicas de Eurostat. Nótese que la EPA es una estadística laboral, no educativa, y por tanto no está pensada para el ámbito educativo, aunque el hecho de que se pregunte por el nivel formativo permite sacar el dato de la tasa de abandono y por tanto puede identificarse sesgos importantes para muestras pequeñas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) define el abandono temprano en educación-formación (ATEF) como «el porcentaje de personas de 18 a 24 años que no ha completado la educación secundaria de segunda etapa, que según la Clasificación Internacional de Educación (CINE-2011) corresponde al nivel 3, y no ha seguido ningún tipo de estudio o formación en las cuatro últimas semanas». Con el fin de considerarse un indicador agregado a nivel municipal de los resultados del informe PISA se tomó la media aritmética por materias de los valores medianos en cada municipio.

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