Malcolm Tucker: la política está llena de miserables

Malcolm Tucker: la política está llena de miserables

Que la política está llena de miserables es algo que las series se han encargado de recordarnos habitualmente. No hay ficción que se desarrolle sobre este tema que no esté poblada de personajes deleznables y ruines. Los hay sin escrúpulos, otros insensatos, algunos torpes y absolutamente condescendientes y otros completamente insensibles. E incluso hay quienes reúnen todas estas condiciones. Sí, eso es posible.

Es normal, por tanto, que no sea un universo en el que apetezca inmiscuirse a no ser que pertenezcas a uno de los grupos descritos. Por supuesto que habrá excepciones, pero posiblemente en pantalla resulten menos atractivas. Lo que está claro es que este tipo de producciones no se han cortado a la hora de hacer un retrato mezquino de quienes nos gobiernan. Al menos en Estados Unidos e Inglaterra donde han adoptado la sátira para describir los entresijos de este mundo.

Malcolm Tucker encaja perfectamente con esta descripción. Es un ser infame y mezquino, cuyos únicos objetivos son medrar o dañar a alguno de sus compañeros. Presenta la peor cara de la política pero al espectador no se le hace extraño. Resulta bastante creíble que haya gente así en las instituciones. Es uno de los protagonistas de ‘The thick of it’, una divertida comedia que luego se transformó en la película ‘In the loop’, que contaba con los mismos personajes.

Escrita por Armando Iannucci (que también es autor de ‘Veep’ donde también abundan los cretinos) comenzó como una miniserie para la BBC, se emitieron después varios especiales y acabó como una ficción convencional con cuatro temporadas y más de 20 episodios. Sorprendió cuando se presentó porque parecía como una especie de actualización de ‘Yes Minister’, aunque en realidad parecía que había nacido como una réplica de aquella. Porque los tiempos han cambiado mucho, sobre todo en cuestiones políticas. Una es de principios de los 80 y otra se pudo ver entre 2005 y 2012. Nada tienen que ver las formas ni intereses de una época y de otra.

La ficción de Iannucci se centra en el departamento de un ministro, en los retos, propósitos y problemas que llegan hasta esas dependencias y el modo en que se resuelven con una serie de profesionales expertos en lanzar la pelota hacia arriba y en hacer malabarismos para que no les caiga encima. A Malcolm le toca sacar de toda clase de apuros a Hugh Abott, su jefe, un tipo, cómo no, bastante ineficaz. Para ello obliga a su equipo a arreglar cualquier situación que este haya enredado o fastidiado. Y -espoiler- son muchas. especialNoLos 50 mejores personajes de las series del siglo XXI.

El personaje, interpretado por Peter Capaldi, era tan fascinante que fue ganando protagonismo a medida que avanzaban los episodios. El actor consiguió que la audiencia se encariñase de él, a pesar de que no presentaba ningún rasgo con el que poder empatizar. No era de esos. Si hay un rasgo que lo define es el mal genio, que provoca que se le tema en todo Westminster, la zona gubernamental londinense. Es sarcástico y capaz de usar cualquier chisme o secreto oscuro para acallar a sus rivales y para ganar puntos de cara a sus superiores. Fuck, fuck, fuck. Nadie utiliza con mayor frecuencia y pericia este término en cualquier conversación.

¿Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia? No. El personaje de Tucker está claramento inspirado en Alastair Campbell, que fue durante años el portavoz de Tony Blair y estuvo envuelto en varias polémicas. Previamente había sido corresponsal del diario ‘Daily Mirror’, profesión que tuvo que abandonar por el estrés que le generaba y que le llevo a abusar de distintas sustancias. En la serie al asesor también se le presupone un pasado asociado a las adicciones, ya superadas.

Cuando uno piensa en las últimas decisiones adoptadas en Gran Bretaña y, sobre todo, quienes han estado al frente de los principales partidos es inevitable pensar que han contado en su equipo con profesionales ‘de la talla’ de Tucker.

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