El ‘apóstol del árbol’ de Benejúzar

El ‘apóstol del árbol’ de Benejúzar


Jesús Nicolás

Domingo, 22 de octubre 2023, 23:53

Ricardo Codorníu fue uno de esos genios en vida incomprendidos y un siglo después de su fallecimiento considerados visionarios, en este caso, de la lucha contra el cambio climático. El ‘apóstol del árbol’ pasó por la vida dejando tras de sí una imborrable huella verde. Lo hizo en la Región de Murcia, en Sierra Espuña, y después, en la Vega Baja, en las dunas de Guardamar. Hoy no son pocos los que, matriculados en su escuela, siguen los pasos del ingeniero cartagenero llevando la defensa de la naturaleza por bandera, con las acciones más pequeñas. Uno de ellos es Manuel Ruiz. Cabeza visible de la Asociación de Amigos de la Sierra de Benejúzar, estaba harto de ver sus queridos montes, a caballo entre Orihuela y Torrevieja, como un vertedero lleno de inmundicias y cada vez con sus laderas más calvas. Con una retahíla larga de alveolos y un ejército de reclutas, ahora combaten la deforestación y han plantado cerca de 3.000 nuevos carrascos, piñoneros, algarrobos y otros tantos arbustos. Y cada vez son más.

Todo surgió, además, reconoce, fruto de una «casualidad». «Conocí a Nahum Méndez e hice una ruta con él. Nos explicó toda la riqueza geológica que tiene la sierra y estuvimos hablando muchísimo de la flora. Ahí empezó mi interés». Así, con las enseñanzas del televisivo geólogo de Rojales, la semilla germinó en su cabeza y en su casa, donde tiene instalado su particular vivero. Las visitas a Sierra Espuña y con los ecologistas defensores de Sierra Escalona hicieron el resto para que el verde esperanza florezca en las montañas benejucenses.

Al principio, cuenta, empezaron por las campas más cercanos a la ermita de la Virgen del Pilar. El templo que resguarda la imagen que atrae a más romeros en la Vega Baja cada día de la fiesta nacional estaba hecho un desastre. Ahora cuenta con 300 nuevos árboles. Y aunque con la fiesta desfasada haya más de un desaprensivo que, voluntaria o involuntariamente, fastidia los ejemplares recién plantados, en cómputo general, asegura que esta repoblación «marcha muy bien».

Apoyo de agricultores

Todo además, comenta, sin apenas apoyo institucional y sin cobrar cuotas a los miembros. De lo poco que les llega es una pequeña subvención del Ayuntamiento del pueblo, que usan para costear agua, macetas y abonos. Pero también destaca «hay mucha solidaridad». «También han venido agricultores a plantar algunos árboles que tenían». Hasta, dice, ha implicado en esto a la asociación de cazadores y, cómo no, al alcalde, Vicente Cases.

Aun así, a Ruiz le gusta destacar que el proyecto es todavía más integral. Sin ir más lejos, este diciembre tienen preparada una salida para ubicar 34 cajas nido para aves insectívoras. «Siempre solemos empezar las actividades con una pequeña charla que a veces es sobre flora y otras sobre fauna».

Los voluntarios apenas reciben una pequeña ayuda del Ayuntamiento para agua, macetas y abono para su vivero

Ahora, sin embargo, lo que más le preocupa es la entrada del ‘Tomicus destruens’ (conocido también como barrenillo). La plaga que arrasó laderas enteras de Redován y Orihuela ha llegado a su territorio. Este fin de semana recibían desde la Conselleria de Medio Ambiente varias trampas de feromonas para atrapar a estos insectos que atacan los pinos cuando más débiles están, en plena sequía. «La Administración va muy despacio», asume.

Con todo, espera y desea que todo el trabajo hecho en estos últimos seis años no se vea malogrado, que hayan llegado a tiempo para atajar al maldito bicho. Todo sea para que el monte no deje de ser pura naturaleza y vuelva ser lo que era antes de que la conciencia germinara: una indigna escombrera.

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