Un hombre asesina a 22 personas y hiere a medio centenar en Maine: «El pistolero anda suelto»

Un hombre asesina a 22 personas y hiere a medio centenar en Maine: «El pistolero anda suelto»

Halloween ha llegado pronto a Lewiston, la segunda ciudad más poblada de Maine, el pequeño estado vecino de Massachusetts. Allí, a dos horas de Boston, un francotirador anda suelto sembrando las calles de muertos y heridos. Al menos 22 personas habrían perdido la vida en la peor masacre del año y la octava de la historia, que hasta anoche había dejado también «entre 50 y 60 heridos», según las autoridades locales que decían estar todavía «en shock». Según Gun Violence Archive, organización centinela de la violencia armada en Estados Unidos, se trata del tiroteo masivo número 565 en lo que va de año. Maine es un estado que permite tener y llevar armas sin permiso, lo que significa que no se necesita una licencia, y en general tiene pocas leyes que restrinjan el acceso a pistolas o rifles.

A las 8 de la noche las cámaras de seguridad de la bolera Just In Time Recreation mostraban a un hombre de piel blanca vestido de paisano que apuntaba con un rifle automático en la flamante bolera donde habría disparado indiscriminadamente. Mientras los aterrorizados clientes escapaban corriendo por puertas y ventanas, el pistolero se montó en el coche y pasó a la siguiente escena del crimen: Schemengees Bar and Grille, a 6,5 km de distancia. Entró calmadamente al establecimiento con el rifle en posición de tiro y abrió fuego. Entre ambas escenas dejó al menos 22 muertos, pero la cacería no había hecho más que comenzar.

La foto del presunto asesino, un hombre blanco de gesto ansioso, en posición de caza, flaco, alto, con barba y un fusil de asalto con mirilla, no invitó a los pocos minutos a presagiar nada bueno. Según las autoridades, se trata de Robert Card, militar en la reserva e instructor de tiro. Vestía una sudadera con capucha de color marrón y el rifle semiautomático que cargaba era de estilo militar, un arma también trágicamente familiar en la cotidianidad de Estados Unidos.

Anoche el asesino todavía andaba suelto sembrando el terror en las calles de esta pequeña ciudad de 40.000 habitantes, donde hoy jueves los colegios permanecerán cerrados para evitar que nadie salga de sus casas hasta que sea detenido. «Quedaros cerca de vuestros seres queridos y abrazadlos. Nuestras oraciones están con aquellos que esta noche hayan perdido a alguien», dijo en un comunicado Jake Langlais, superintendente de los colegios públicos de Lewinston al anunciar el cierre de todos los centros escolares. «Queda mucho por saberse en este momento», reconoció.

La policía, apoyada por una división del FBI llegada de Boston, encontró el vehículo y lo rodeó, pero resultó estar vacío. Su hombre había escapado y seguía dejando muertos por las calles. Las mismas que las autoridades habían pedido que quedasen despejadas de tráfico para facilitar el paso de ambulancias y vehículos de emergencia que los trasladaban a un hospital también cerrado al público por temor a convertirse en el siguiente objetivo.

«En shock»

«Honestamente, estoy en estado de shock», dijo a Associated Press la dueña de Legends Sports Bar and Grill, cuyo personal acertó a cerrar rápidamente las puertas y poner a salvo a los 25 clientes y empleados que se encontraban dentro cuando empezaron a oír los disparos en la bolera. La policía acabó rescatándolos de cuatro en cuatro para asegurarse de que el asesino no estaba entre ellos.

«Alentamos a todos los negocios a que cierren las puertas mientras investigamos lo que ocurre», dijo en un comunicado el sheriff del condado de Androscoggin. El estado de Maine es uno de los que tienen leyes de armas más laxas. A a su vez, la ciudad de Lewiston es la que más población somalí concentra en esta zona de Nueva Inglaterra, que ha recogido más inmigración africana. Nadie quería hacer especulaciones, solo dar caza al hombre que iba sembrando el pánico en esta noche de muertos.

A medianoche el sospechoso seguía huido, y las autoridades se temían que estuviera tratando de fugarse a Canadá, cuya frontera en el punto más cercano está a algo más de dos horas en coche desde Lewiston, una zona rural y escasamente poblada.

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