El herpes zóster, la infección que puede desarrollar una persona que ha pasado la varicela

El herpes zóster, la infección que puede desarrollar una persona que ha pasado la varicela

La varicela es una enfermedad infecto-contagiosa conocida por todos, y la vacuna contra el virus que lo provoca forma parte del calendario de vacunación en España. La reactivación de este mismo virus es la causa del herpes zóster. Una infección, que como indican desde el Ministerio de Sanidad se produce generalmente décadas después de padecer la varicela.

El virus de la Varicela-zoster (VVZ) produce dos formas clínicas diferentes: la varicela, que es una infección primaria y se caracteriza por una erupción en la piel, y el herpes zóster, que se trata de una «enfermedad con afectación cutánea localizada». El herpes zóster se produce por la reactivación del virus que permanece acantonado en los ganglios sensitivos de las raíces dorsales tras la primoinfección. Tras pasar la varicela se puede reactivar en un 15-20% de los casos. Es un peligro poco común, pero que se mantiene latente.

En España, más del 90% de las personas adultas han presentado infección por VVZ y, por lo tanto, pueden desarrollar herpes zóster. El riesgo de desarrollar herpes zóster se incrementa con la edad y alcanza el 30-50% en las personas mayores de 85 años de edad. Las personas inmunodeprimidas también también se consideran un grupo de riesgo. La solución más efectiva de prevenir el herpes zóster es a través de la vacunación.

Cuáles son los síntomas

El síntoma principal es la aparición de costras que suelen estar acompañadas de dolor en la misma zona. Una afección que dura entre 2 y 4 semanas y las vesículas pueden ir precedidas de dolor y alteraciones sensoriales en la región del dermatoma afectado. Suele afectar con mayor frecuencia a región torácica, cervical y oftálmica. El desarrollo de herpes zóster se relaciona con el empeoramiento de la inmunidad celular, que ocurre con la edad, situaciones de estrés y con determinadas enfermedades.

Aunque suele ser benigno puede producir complicaciones graves. Un dolor que, según los datos de Sanidad, se ha extendido durante al menos 90 días en el 10-15% de los infectados. Además, con menor frecuencia, puede producir daño neurológico permanente, como parálisis de los nervios craneales y hemiparesias o deterioro visual secundario al herpes zóster oftálmico.

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