La princesa de Asturias jura la Constitución ante unas Cortes fracturadas

La princesa de Asturias jura la Constitución ante unas Cortes fracturadas

La monarquía dio hoy un paso institucional clave. El mismo día en el que alcanzó la mayoría de edad, los 18 años, la princesa Leonor, heredera de la Corona, juró ante el Congreso «guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónoma». Un juramento regulado en el artículo 61 de la Carta Magna e imprescindible para poder convertirse en un futuro en reina y jefa del Estado, que la presidenta de la Cámara baja, Francina Armengol, definió como un «compromiso» con un sistema político que «otorga el poder a través de las instituciones a quien verdaderamente le pertenece: al pueblo soberano».

El breve acto, en presencia de los Reyes, la infanta Sofía y todos los poderes del Estado, siguió estrictamente el guion escrito hace más de 37 de años por el socialista Gregorio Peces-Barba, padre de la Constitución, para la jura del hoy rey Felipe VI cuando aún era príncipe heredero. Pero las Cortes ante las que Leonor de Borbón Ortiz juró su sometimiento al ordenamiento jurídico español tienen poco que ver con la de entonces. Si en 1986 existía un amplio consenso entorno a la Monarquía, en el Parlamento actual el peso de los partidos que la apoyan se ha visto considerablemente mermado.

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No solo tres miembros del Ejecutivo en funciones, Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón (de Podemos e IU), faltaron al evento. Ninguna de las formaciones con las que el presidente el líder del PSOE. Pedro Sánchez, negocia su próxima investidura -Junts, ERC, EH-Bildu, PNV y BNG- asistieron tampoco. Es más, a primera hora de la mañana, los republicanos catalanes, la formación que lidera Arnaldo Otegi y los soberanistas gallegos hicieron público un comunicado en el que achacan su ausencia a su negativa a avalar los «privilegios de la Casa Real». «No participaremos del enésimo intento de perpetuar una institución arcaica y opaca», defienden.

La Corona -que logró su legitimación en democracia cuando, pocos años después de renunciar a los poderes absolutos heredados del dictador Francisco Franco, Juan Carlos I ordenó el regreso de los tanques a sus cuarteles en la noche del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981-, se vio sacudida en las décadas de los 2000 y 2010 por los escándalos sexuales y económicos protagonizados por el hoy rey emérito, excluido este lunes de la ceremonia institucional, que aún lastran su imagen.

La Casa Real, el Gobierno y la presidenta del Congreso pretenden que, en cierta medida, el juramento de Leonor contribuya a ir superando esa etapa. «La princesa Leonor es digna representante de este país moderno y abierto al mundo -dijo Armengol en una intervención que impugnó el discurso de los socios de su formación-. Una mujer joven, cercana al sentir mayoritario de su generación. Una juventud consciente de que el país próspero y moderno que somos tiene importantes retos por delante. Retos que son colectivos y que han de estar presentes en cada paso que demos como sociedad».

A pesar de las ausencias, el Hemiciclo estaba lleno. Los escaños se sustituyeron por sillas para dar cabida a diputados y senadores. También estuvieron presentes los expresidentes Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Y todos los presidentes autonómicos, a excepción del catalán, Pere Aragonès, y el vasco, Iñigo Urkullu.

Tras la sesión solemne, los presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado impusieron a la princesa las medallas de cada una de las cámaras; Leonór inauguró la segunda edición del Libro de Honor de la institución presidida por Armengol y, a continuación, en el Salón de Pasos Perdidos, la Familia Real saludó a todos los invitados al acto ( vicepresidentes y ministros en funciones, decano del Cuerpo Diplomático, presidentes de las comunidades autónomas, expresidentes del Gobierno, jefe de la oposición, portavoces parlamentarios, ponentes de la Constitución, ex presidentes de ambas cámaras, alcalde de Madrid, presidenta del Consejo de Estado, presidenta del Tribunal de Cuentas, Fiscal General del Estado y Defensor del Pueblo, entre otros).

Como cierre del acto en el Congreso, la Familia Real, junto a los representantes de las altas instituciones del Estado y las comunidades autónomas, y las Mesas y portavoces de Congreso y Senado, se situaron en la Escalinata del Palacio, desde la que presenciarán el desfile por la Carrera de San Jerónimo de la agrupación de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil.

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