Griezmann lidera el set al Celtic y allana el camino a octavos

Y es que el Atlético no dudó como en Glasgow. Su arreón inicial en la presión dio pronto sus frutos. Apenas cinco minutos habían transcurrido con el conjunto rojiblanco cercando el área escocesa cuando Griezmann recogió en la frontal un balón rechazado y lo envió a la red de un zurdazo. Una vez materializada la ventaja, el conjunto de Simeone cedió metros y replegó líneas para tratar de aprovechar las opciones a la contra. Así llegó una buena opción de Riquelme, que se topó con el cuerpo de McGregor tras un gran regate, una de sus mejores virtudes.

La presencia en territorio colchonero del Celtic, tan dominador en la liga escocesa como débil en la Champions, era estéril más allá del ardor guerrero de Maeda. Precisamente ese entusiasmo del nipón, a veces loable, se volvió en su contra en una fuerte entrada a Mario Hermoso, que aunque el eslovaco Ivan Kruzliak solventó con una amarilla acabó en roja directa tras la revisión del árbitro en el monitor del VAR.

Sin haber sufrido en su esfuerzo defensivo hasta el momento, el Atlético dio un paso adelante en el juego fruto de la superioridad numérica. Griezmann tuvo el segundo en un disparo desviado pero un fallo de Morata en el intento de despeje al primer palo tras un córner recordó que la resistencia del Celtic todavía no estaba sofocada. El conjunto católico tiró de orden defensivo y el Atlético, con Griezmann y Riquelme como hombres más activos, fue horadando con paciencia la piedra escocesa. Desde casi el centro del campo el francés fabricó un pase en largo exquisito para Giménez, que de cabeza sirvió a Morata para que el punta estirase su racha goleadora.

Con el 2-0 el Celtic perdió el asidero de la esperanza y se dejó ir en una media hora final de pesadilla. Griezmann redondeó una gran noche con una volea marca de la casa y enfiló el camino del banquillo con la grada del Metropolitano en pie. No fue la última buena noticia rojiblanca de una velada atlética también endulzada por el regreso de Samuel Lino, que vio puerta en su primera acción, el segundo tanto de Morata y la guinda en el definitivo 6-0 de Saúl, que desató la euforia colchonera.