H.E.A.T desata en Murcia un vendaval nórdico nada gélido

H.E.A.T desata en Murcia un vendaval nórdico nada gélido

Tras su exitoso paso por la pasada edición del festival Rock Imperium de Cartagena, H.E.A.T regresó este miércoles a la Región de Murcia para llevar a la capital la gira de presentación de su último trabajo, ‘Force Majeure’, y su EP complementario ‘Extra Force’. La cercanía de fechas no fue un problema para abarrotar la sala Garaje Beat Club, que colgó el cartel de ‘entradas agotadas’ semanas antes de la cita. A juzgar por las conversaciones que se podían oír entre los asistentes que se encontraban guardando cola desde horas antes de la apertura de puertas, no eran pocos los que decidieron repetir. El hard rock melódico más clásico es un género en peligro de extinción y pocas bandas jóvenes han sabido actualizar su esencia tan bien como este quinteto sueco, así que su parada en Murcia, a pesar de ser entre semana, resultó una oferta tan difícil de rechazar como las de Don Corleone.

Por lo general, un cambio de cantante es un proceso traumático para cualquier banda, pero en ocasiones supone una oportunidad para cambiar de aires o, en el caso de H.E.A.T, volver a los orígenes. Y es que tras la marcha del cantante Erik Grönwall, actualmente al frente de Skid Row -con quien curiosamente compartieron cartel en el festival cartagenero-, la banda sueca de hard rock sorprendió al recuperar a Kenny Leckremo. El que fuera su voz original dejó la formación en 2010 por unos problemas de salud que, a juzgar por su formidable estado de forma, parecen estar completamente superados.

Empezando por su envidiable melena rubia, resulta difícil no caer rendido ante el cantante, que claramente fue el protagonista de la noche. Axl Rose daría todas sus mansiones -o quizá no- por poseer su capacidad aeróbica aparentemente inagotable, sin perder ni un ápice de voz durante el proceso. Y esa es otra. La década y pico que ha estado fuera de H.E.A.T le ha sentado de maravilla a Leckremo, que ha depurado notablemente su técnica. Esto se hizo especialmente evidente en las canciones recuperadas de los dos primeros discos de la banda, que fueron los que grabó antes de su marcha. ‘Cry’ o ‘Beg, Beg, Beg’ sonaron mucho más redondas y enérgicas que la versión de estudio que grabó su inexperta versión de veintipocos años. Unas capacidades vocales que resultan aún más meritorias al ver al tipo moverse por el escenario, girando como un torbellino, saltando y retorciéndose como la niña de ‘El Exorcista’.



Kenny Leckremo y Dave Dalone.


I. R.

Imagen secundaria 1 - Kenny Leckremo y Dave Dalone.

Imagen secundaria 2 - Kenny Leckremo y Dave Dalone.

El legado de su sustituto, de estilo más rasgado y americano, no fue tampoco un impedimento para que Leckremo lograra llevar a su terreno clásicos de la segunda etapa de la banda, como ‘Dangerous Ground’ o ‘Rock Your Body’, que sonó tan eléctrica como su título promete. En cuanto a su producción más reciente, H.E.A.T no se la jugó y desgranó sus tres singles: ‘Demon Eyes’, el vertiginoso despliegue guitarrero con el que abrió el concierto, ‘Back to the Rhythm’ y ‘Hollywood’, canciones tremendamente efectivas que funcionaron muy bien. Me pareció especialmente meritoria esta última, puesto que se caracteriza por unos coros con bastante producción de estudio que la convierten en un hueso duro de roer a la hora de llevarla al directo. En lugar de optar por el recurso fácil de llevar unas pistas pregrabadas de apoyo, los demás miembros de la banda tomaron el micrófono para suplir las segundas voces y el entregadísimo público hizo el resto. Prueba superada con nota y buen ejemplo del tremendo nivel que ha conseguido la banda sueca.

H.E.A.T ofreció este miércoles un concierto redondo al que solo se le puede reprochar la falta de alguna balada más para amortiguar la intensidad de la descarga y ofrecer un par de bises más. De hecho, se podría decir que no hubo bises como tales, puesto que en la recta final no se hizo el tradicional paripé de irse al camerino. En su lugar, la banda ofreció un inspirado interludio instrumental donde el guitarrista Dave Dalone, otro que abandonó la formación para después volver, sacó petróleo de las escalas pentatónicas. Fue también un buen momento para apreciar el colchón sonoro tendido por unos teclados a caballo entre la herencia de Europe y los sintetizadores más contemporáneos.

Danny Rexon, cantante de Crazy Lixx, ataviado con una máscara de Jason Vorhees y un machete-micrófono.

Danny Rexon, cantante de Crazy Lixx, ataviado con una máscara de Jason Vorhees y un machete-micrófono.


I. R.


Los suecos exhibieron en Murcia un gran nivel técnico y olfato para las melodías, pero quizá su mejor baza es la capacidad para transportarnos a una realidad alternativa en la que el hard rock de finales de los 80 no se agotó por culpa de sus propios excesos, sino que siguió evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos sin renunciar a su garra.

Por contraste, la banda invitada, Crazy Lixx, ofreció justo lo contrario, un divertido ejercicio de nostalgia de la escena angelina. Su concierto fue sorprendentemente sólido, solo lastrado por un cantante bastante limitado, con más actitud que capacidades. Fueron odiosas las comparaciones con ese hijo de Odín que es Kenny Leckremo, quien abandonó el escenario, con su magnífica cascada rubia y su poderoso mentón, entre gritos de ‘guapo’ por parte del nutrido sector femenino. ¡Ay, la genética! Tan cruel con algunos y qué generosa con otros.

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