Etiqueta al teléfono: por qué es de mala educación mandar un audio por ‘WhatsApp’

Etiqueta al teléfono: por qué es de mala educación mandar un audio por ‘WhatsApp’


Solange Vázquez

Martes, 21 de noviembre 2023, 00:25

En los últimos tiempos no es raro que nos suene el teléfono. Sobre todo en el trabajo, y que, sea quien sea quien nos llama –ya no digamos si no lo tenemos ‘fichado’ en nuestros contactos–, hagamos un gesto contrariado, resoplemos y optemos por no coger. Seguramente, como estamos muy liados, con la agenda ya a reventar, no queremos ‘sorpresas’. Pensaremos, ‘jo, si alguien quiere algo de mí, ¿no puede mandar un ‘whatsapp’?’. Es decir, tenemos un miedo atroz a que la gente nos llame con asuntos no urgentes y a tener que escucharles pacientemente mientras plantean lo que les interesa.

Eso es porque nos hemos acostumbrado a que nos aborden por WhatsApp de forma directa, con menos florituras que en una llamada, y a elegir cuándo y cómo contestamos a ese requerimiento según nuestra lista de prioridades. Esto ocurre sobre todo en el ámbito laboral, pero también se ha extendido a nuestras relaciones sociales, donde las prisas también reclaman máxima eficiencia. De hecho, cada vez agradecemos más que nos aborden primero con un mensaje y, por supuesto, hacemos lo propio y hasta justificamos que es lo más educado. Así no pillamos a nadie en el parque con los niños, en una reunión, en el médico o en cualquier situación donde hablar le suponga un incordio, ¿no? Hay que plantearse ya si no es un signo de buena educación romper el hielo con un mensaje a modo de aviso antes de llamar, en plan: ‘¿Podemos hablar cinco minutos si estás disponible?’.

Javier Aguado, experto del Grupo Escuela Internacional de Protocolo (EIP), nos aclara la duda: «Depende. Habrá personas que piensen ‘yo no aviso a mi suegra por WhatsApp antes de llamarla o enviarle un email, no lo veo necesario y además es una pérdida de tiempo…’. Pero dependiendo del contenido del mensaje, incluso en llamadas personales, lo correcto es avisar antes un whatsapp. Y, si le vamos a enviar nuestros datos bancarios para algo, una radiografía o cualquier otro comunicado que necesite cierta privacidad, aunquer no vayamos a hablar, también es recomendable avisar al interlocutor previamente.

Ya no solo por ser educado, sino por una cuestión de discreción». Es decir, si el contenido del mensaje es delicado y puede poner en un compromiso al hablar a la otra parte o al verlo, lo educado también es avisar antes. Para otros asuntos «más domésticos», como una quedada, usar la vía rápida del WhatsApp sin notificación previa es lo normal, según el experto.

Como recordatorio

Lo que sí advierte Aguado es que, en el terreno laboral, hay que actuar «con mucho más cuidado» y reflexionar mucho más sobre la vía de comunicación que elegimos. Desde el punto de vista del protocolo, el WhatsApp es, por ejemplo, una herramienta muy útil como recordatorio antes de hablar «si previamente hemos quedado con alguien en algo» o para refrescar plazos de entrega, por ejemplo. Evitamos una llamada que puede incordiar y hacer que nos metan en la ‘lista de pesados’.

Si después de estos ‘whatsapps’ no hay respuesta, entonces sí, cambiamos de tercio y ya estamos ‘legitimados’ a hacer la llamada que estábamos tratando de evitar, siempre y cuando, evidentemente, la iniciemos preguntando si es un buen momento para hablar y que anunciando que será breve. «Lo que no es de recibo es cerrar acuerdos por WhatsApp, por ejemplo». Y ya el colmo de la mala educación y de la falta de clase y elegancia es enviar a alguien conversaciones que has tenido por WhatsApp a un tercero.

Esta práctica rompe con unos códigos no escritos de buena conducta. Dicho esto, parece que sería necesario ‘actualizar’ las normas de etiqueta para no meter la pata con las nuevas tecnologías, ¿no? Aguado responde que sí, pero, que los fundamentos no deberían ser distintos de los tradicionales. «Cuidar el lenguaje, evitar el tuteo en el caso de que no conozcas al interlocutor o no poner abreviaturas ni chistes fáciles son algunas de las normas que valen ahora y siempre», destaca.

¿Y los audios…?

WhatsApp antes de llamar ¿sí o no…? Puede haber matices y cierto debate en esta cuestión. Pero en lo que cada vez hay más unanimidad es en que los audios son delicados: de mal gusto a no ser que nos los soliciten o que sepamos que al receptor no le molestan.

¿Por qué? Porque básicamente se saltan a la torera la ley principal de las buenas maneras: pensar en el otro. Pueden ser cómodos para el que los manda, pero para el receptor pueden suponer una faena por varios motivos: a veces son largos y requieren invertir más minutos de atención de los deseados, y encima sin posibilidad de cortar ni interactuar.

Para colmo, muchas veces no tienen la relevancia necesaria que justifique el tiempo que nos ‘roban’. «Inclina la balanza hacia el emisor, que aligera su tarea y complica la del receptor –advierte Cristina Vela, profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Valladolid en un trabajo publicado en The Conversation–. Y esta es la razón por la que muchos usuarios de WhatsApp se niegan a escuchar audios.O lo hacen a regañadientes al considerarlos descorteses».

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